Capítulo 37

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William estaba molesto y la siguió. 

"No debiste darle nada, el hombre le quitará todo al niño en cuanto no haya testigos y luego se lo gastará en alcohol. Y mañana lo volverá a masacrar a golpes si no logra vender todas las flores" 

"Lo sé, pero al menos ese hombre no continuará golpeándolo hoy"

"..."

"Por cierto..." 

Amber de pronto se detuvo y se giró para ver al chico que la seguía, este parecía estar en su adolescencia. Tenía un rostro muy común, al igual que la ropa, lo único diferente en él era su llamativo cabello rosado. 

Ella estimó que debería tener la misma edad de Maximilian, y por ello, inconscientemente, siempre había mantenido su vigilancia baja hacia él. 

"... Gracias, por haberme intentado ayudar antes. Y, no sé si seas de por aquí, estaba buscando una joyería que me recomendaron y al parecer estoy perdida" 

William casi se atragantó con el agradecimiento que acababa de escuchar. 

¡Desde luego que ella estaba perdida!. 

El día de hoy Will sabía que era su día libre y la había estado siguiendo. 

Estaba decidido a quitarle la careta de "Buena persona" a cualquier precio, pero luego de que la vio entrando a las callejuelas, se molestó mucho. 

Si no fuera porque se deshizo de ese gremio rival, la vez anterior, ahora mismo, quién sabe cuántas veces la hubieran secuestrado. Además, cualquier persona con un poco de entrenamiento sabría que, por su manera de caminar, llevaba un arma bajo el vestido, y por ello serían aún más bruscos al tratar con ella. 

Mientras más lo pensaba, más se molestaba. 

Por eso decidió jugarle una broma y usó algunos hechizos para hacer que se perdiera, planeaba dejarla deambular hasta muy entrada la noche para que sufriera un poco. 

Pero quién adivinaría que esta chica, tan débil y torpe, tendría complejo de héroe y saltaría para rescatar a un niño de un momento a otro. 

Cuando la vio abalanzarse, Will derribó al hombre por adelantado y luego usó un poco de magia para evitar que este se levantara. 

Decir que esta mujer delgada podría derribar sola a un hombre que le triplicaba el peso y era casi un tercio más alto que ella, era ridículo, no importaba lo borracho que estuviese el hombre. 

Y luego esperó, quería ver cómo saldría ella del problema en el cual acababa de meterse. 

William creyó que Amber, quien tenía miedo, saldría corriendo y abandonaría al pequeño a su suerte. 

¡Pero no!, esa mujer tonta protegió al pequeño niño detrás de sí misma, a pesar de estar temblando, aguantándose las lágrimas y mirando a la gran mole con valentía. 

Will no pudo evitar recordar a su madre en ese momento, quien murió protegiéndolo de una de las palizas de un borracho. 

Solo por eso decidió acercarse para intervenir, no sin antes usar un hechizo en su rostro y ropa. 

Aunque gracias a los testigos, tampoco podía matar al hombre libremente, sin causar una conmoción, era mejor tomar medidas para no ser reconocido. 

Sin embargo, todavía tenía la esperanza de desenmascarar a Amber, por eso, cuando llegó, solo mintió y observó su expresión. 

Esperaba que secundara su mentira para salvarse a sí misma, pero contrario a sus expectativas, ella ni lo acepto ni lo negó. En cambio, sacó dinero para el niño y se lo dio con una sonrisa.

 No podía entender su forma de pensar.

Ella incluso le agradeció por "Intentar ayudarla". 

Will solo podía darse por vencido, hoy no lograría desenmascarar a esta mujer. 

Asi que asintió a su petición y le pidió que la esperara por unos momentos. 

Amber creyó que el chico iría a avisarle a sus padres para que estos no se preocuparan. 


Pero en realidad, Will fue a casa de aquel hombre. No es que quisiera hacer algo por esa madre e hijo, es solo que la manera en el que ese hombre lo miró poco antes no le gustó, y para él, esta era una buena razón. 

Aquella mole de carne, estaba bebiéndose lo último que le quedaba a su botella de alcohol antes de salir de nuevo a la cantina, cuando el líquido de pronto se estancó en su garganta. Sin poder tragarlo o escupirlo, no alcanzaba a respirar y cuando lo intentó sus pulmones respiraron todo el alcohol. Pero no pudo toserlo, y terminó ahogándose en este. 

En ese momento el pequeño niño entró a la habitación y vio a Will, sentado en una silla, quien se llevó un dedo a los labios sonrientes. Indicándole que guardara silencio y luego pareció desaparecer, como si tan solo se hubiese desvanecido. 


Will condujo a Amber hasta la joyería que buscaba y la vio comprar un prendedor para la solapa de oro blanco, el cual tenía un zafiro tan pequeño como el tamaño de una uña, y un collar de plata con un pequeño dije de citrino, del tamaño de una lágrima. 

Amber había gastado casi todo el dinero que había traído, pero estaba muy feliz. Al fin había podido comprarle un obsequio decente a su joven Duque, y el precio no estuvo mal. 

Will estaba muy confundido, ¿Por qué la hacían tan feliz este par de baratijas?. 

Él tenía muchas habitaciones llenas de joyas de todo tipo y nunca se sintió feliz por eso. 

Cuando ambos volvieron a la calle central. Amber le sonrió y le acarició el cabello dulcemente. Le agradeció y sacó de su canasta una gran manzana roja para dársela. 

Will podría haber esquivado esa mano muy fácilmente, pero extrañamente solo se quedó quieto. En el momento en el que la tierna mano de la joven lo tocó y acarició sumamente su cabello, Will no sabía si estar muy enojado, indignado o sorprendido. 

"Nadie... Nunca, antes" murmuró aturdido. 

"Oh, lo siento. A veces se hace una costumbre" Se disculpó ella, aun sonriendo. 

-El chico debe estar avergonzado- pensó ingenuamente, y se despidió de él agitando la mano.

Cuando la veía alejarse, Will murmuró 

"Mujer tonta" 

William, a pesar de su altura, tenía la misma edad de Amber. Y toda su vida, lo que más ha odiado es que lo traten como a un niño. Podía cortar gargantas y manos por mucho menos que esto, y eso por tan solo haberlo intentarlo. 

Pero extrañamente, esta vez, simplemente lo dejó pasar. 

El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora