Entonces, cuando Maximilian tenía 17 años, al fin logró reunir todos los materiales y estaba listo para comenzar con el hechizo, sintiendo la anticipación en sus huesos, creyendo que pronto podría volver a verla, como si el mundo pudiera volver a florecer.
No había podido protegerla cuando era un niño, pero ahora era diferente, jamás volvería a permitir que nadie le hiciera daño.
Pero pronto toda la anticipación se convirtió en desesperación cuando simplemente el hechizo no reaccionó.
Era como si la persona llamada Amber Vilches jamás hubiese existido en este mundo, ni viva ni muerta. Su alma, no se encontraba por ningún lado.
"¡¡¡Imposible!!! ¡¡¡Es imposible!!!" En el espacio en blanco, el joven se retorcía en el suelo con los ojos abiertos, inyectados en sangre. Sus gritos ya sonaban roncos... pero nadie podía oírlos, nadie podía compadecerse de su sufrimiento.
Y en su mente el recuerdo continuaba torturándolo...
Maximilian lo intentó una y otra y otra vez, revisando el hechizo hasta agotar todo su maná, cayendo inconsciente, pero seguía siendo lo mismo, el hechizo nunca tuvo una reacción.
Pero ¿Cómo era posible?, lo había probado antes con otras personas... ¿Cómo podía fallar solo con Amber?... sobre todo cuando él aún podía verla en la habitación frente a sí mismo, sonriéndole cálidamente.
Desesperado, el joven gritó e intentó a abrazar a aquel dulce espejismo, aferrándose con todas sus fuerzas a ella... pero ahí no había nada.
Mirando sus brazos vacíos mientras temblaba, estaba completamente incrédulo, y su rostro se tiñó de lágrimas.
"Amber... Amber... ¿Fue por qué era un inútil y no pude protegerte?... al ser un producto de desecho, ¿tú también me abandonaste?"
Maximilian reía mientras lloraba, creyendo que esta vez al fin se había vuelto loco.
"No... ella no podría despreciarme" susurró sintiendo que se ahogaba.
Ella no lo abandonaría, el arrepentimiento en los ojos de la chica al momento de su muerte era sincero.
"Siento tanto tener que dejarte solo, joven amo"
Fue lo que dijo con su último aliento... Ella jamás lo abandonaría voluntariamente... y él tampoco a ella.
Así que implemente no podía darse por vencido, tenía que continuar... tenía que buscar una manera de traer de vuelta el alma de Amber.
Quizás algún hechizo estaba mal... tal vez faltaba un elemento.
De esta manera se encerró en su torre... comiendo y durmiendo bajo la vigilancia del director, y solo saliendo para verse con William cada que necesitaba entregar un artefacto mágico o si es que había nuevas noticias sobre los manuscritos perdidos de la magia prohibida.
Entonces, cuando Maximilian tenía 19 años, y antes de que pudiera encontrar una manera de traerla de vuelta... la guerra estalló.
Y un decreto real obligó a cada casa noble a enviar a un miembro adulto de su familia para que peleara en el frente, y, desde luego que la Duquesa no iba a permitir que su tercer esposo o el hijo de este fueran a la guerra.
Así qué llamó a Maximilian de regreso, amenazándolo con destruir los restos del cuerpo de Amber.
"Si quieres saber en donde está la tumba de esa maldita criada regresarás, de lo contrario..."
Decía cruelmente la nota.
Cuando el joven llegó al salón, Cecilia se encontraba al otro lado, y lo que vio hizo que Maximilian la mirara con aún más frialdad.
Sabía que había al menos veinte guardias de las sombras apostados, ocultos, al rededor de toda la habitación.
"Iras a la guerra" Fue lo primero que le dijo la Duquesa a su hijo biológico, luego de tantos años "Aunque no eres digno, sigues bajo el nombre del Ducado de Argen, y es hora de que sirvas de algo.
De lo contrario... no solo jamás sabrás en donde la arrojé... también me haré cargo de quemar lo que quede de esa mujerzuela hasta convertirla en ceniza"
Palabras tan viciosas... Maximilian tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para no destruir a la Duquesa en ese mismo instante.
"¿Cómo sé que realmente aún hay un cuerpo?... sé que tú jamás dejarías nada de ella atrás" Preguntó con odio, mordiendo cada palabra.
Entonces Cecilia sonrió burlonamente, complacida por la expresión de Maximilian.
Odiaba al niño que creció para verse tan parecido a su difunto primer marido, y al cual su hermano real protegía
"Vaya... no sabía que me conocieras tan bien, hijo" Se mofó la Duquesa
"No eres digna de llamarme de esa manera, Cecilia Creonia.
¡Contesta la pregunta!, Cómo sé que no es simplemente una mentira para que vaya a la guerra en lugar de tu hijastro y esposo"
"Tienes razón, yo jamás dejaría intacto el cuerpo de esa furcia. Pero es cierto que aún existe; sin embargo, no fui yo quién la dejó conservar algo de dignidad después de su muerte, sino Duncan.
Él..."
Los ojos fríos y burlones de la Duquesa cambiaron cuando el anterior Duque fue mencionado, llenándose de arrepentimiento y tristeza
" ...solo manteniendo una tumba y amenazándolo con sus restos, logré evitar que continuara intentando seguirla hasta la muerte"
Maximilian, al escuchar que ese maldito estaba involucrado, al fin creyó en las palabras de la Duquesa.
Amber aún debería tener una tumba.
Cecilia... para su segundo esposo podía soportar muchas cosas, todo con tal de complacerlo, solo para que no la despreciara o la abandonara.
Pero al pensar que ese maldito hombre era quién había logrado mantener una tumba para Amber...
Maximilian apretó los puños hasta que estos se pusieron morados y el sabor a cobre subió por su garganta.
Solía ser tan inútil, en ese momento, él ni siquiera pudo darle un funeral, mucho menos una tumba.
"¡Decide! ¿Irás?" La duquesa lo apresuró pareciendo ansiosa.
No era que no hubiese intentado negarse a enviar a su tercer esposo o a su hijastro a la guerra, pero la relación con su hermano se había desgastado mucho desde antes de la muerte de Duncan, y ya no la complacía como antes.
Así que solo pudo recurrir a amenazar a quien no quería ver para mantener unida y a salvo a su familia.
Maximilian lo pensó.
Si se negaba, la Duquesa podría enviar a uno de esos guardias y destruir el contenido de la tumba; y no podía permitir que esa mujer profanaran la tumba de Amber bajo ninguna circunstancia.
Así que tuvo que obedecer e ir a la guerra en nombre del Ducado de Argen.
Pero ahí... ahí creería encontrar una luz, tan solo para volver a descender al más puro infierno.
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El regreso de la extra
RomanceAmber Vilches, luego de recordar su vida como Han Ji-a, se da cuenta de que tan solo es una extra dentro de una novela, un personaje que únicamente sirvió para marcar de manera trágica la infancia del villano, Maximilian Arges. Un desafortunado vill...