Antes de que el humo se dispersara por completo, Maximilian se arrancó la piedra preciosa que tenía el hechizo de transformación y se lo puso a ella.
E inmediatamente la hermosa dama de ojos dorados se transformó en un chico joven y delgado, el cual tenía una mirada sorprendida y un poco tonta, luciendo extremadamente adorable.
Pero pronto esos ojos llenos de conmoción se tiñeron con evidente ira.
Ella había vuelto ha adivinarlo.
"¡Ni siquiera lo pienses!"
Le gritó y de inmediato le devolvió aquella piedra a Maximilian, arrancándosela del cuello y empujándola dentro de su mano.
Los delgados y suaves dedos de la joven tocaron la palma del chico, haciéndolo sentir cálido y su mirada se lleno de luz nuevamente, sintiéndose secretamente feliz.
Ella tampoco estaba dispuesta a sacrificarlo, ellos no eran más importantes que él en el corazón de Amber.
La joven alcanzó a ver como se levantaban ligeramente las comisuras de los labios del chico frente a él, un chico que acababa de recuperar su aspecto anterior, y se sintió inexplicable.
Ella aun estaba molesta con él... probablemente esta era la primera vez que se enojaba con Maximilian en todos estos años... él... ¿Por qué estaba sonriendo?.
Tomando abruptamente la muñeca del chico frente a ella, comenzó a jalarlo y ambos volvieron a correr juntos
"Si salimos de esta... ¡Me vas a escuchar!"
Lo amenazó sin piedad, pero Maximilian se rio en respuesta... tan feliz.
"Escucharé a mi señora" murmuró sin poder borrar la sonrisa de sus labios.
De pronto, Maximilian parecía estar muy emocionado mientras corrían, y la velocidad con la que lanzaba hechizos aumentó.
Él pensó que mientras ella continuara sujetando su mano, no tendría por qué tener miedo a nada.
Sin embargo, Amber estaba cada vez más nerviosa mientras corrían, si no hacían un plan rápidamente pronto los atraparían.
Además, aun no sabían nada sobre la situación en el lado de Will.
El joven notó que Amber no dejaba de mirar a los alrededores mientras huían, y adivinó que estaría nuevamente preocupada por los miembros de cuervo.
"Están entre diez y quince metros al oeste"
"¿Cómo...?"
"Cof cof... Entre las cosas que les di hay una herramienta con una función de localización básica, mientras estén dentro del radio de veinte metros mi brazalete indicará la dirección y la distancia aproximada cambiando de color"
El chico no se atrevió a mirarla, sintiéndose un poco avergonzado porque se suponía que esta función era un secreto, algo que él hizo con la idea de poder encontrarla en un futuro, si por alguna razón tenían que volver a separarse.
Si este artefacto terminó en las manos de William, fue únicamente por qué desde ese momento él ya se había decidido a llevarse a Amber, y creyó que ella en algún momento querría volver a encontrar al dueño del gremio Cuervo.
Ante la situación crítica de ahora, Amber ni siquiera notó la anormalidad del chico frente ella.
"Maximilian... ¿Hay alguna manera de mojar todo el bosque y luego calentar toda esa agua y convertirla en vapor?... Quiero que no puedan vernos, y hacer eso de alguna manera te permitiría usar otros hechizos que muestren tu color de Maná"
El chico asintió y comenzó a buscar en los bolsillos de su saco
"Yo... tomé tomé todo lo que tenía esta mañana, luego de enterarme que te habían encontrado... entre lo que tomé también hay artefactos con hechizos experimentales. Tengo uno por aquí que debería servir para épocas de sequía, pero el problema es que el hechizo central necesitaba un ajuste... la cantidad de agua que hace caer es exagerada... pero, luego de escucharte, creo que eso es justo lo que necesitamos"
Maximilian sacó dos ópalos pequeños, uno de color azul y otro rojo, grabados con un complicado diseño de hechizo negro, y luego de asegurarse de que estos eran sonrió astutamente.
"Lo siento"
Expresó con una sonrisa, y cuando Amber estaba a punto de preguntar la razón de su disculpa, de pronto vio como Maximilian se agachó, abrazándola por las piernas y cargándola con facilidad sobre su hombro, volviendo a correr con ella en esta posición tan... vergonzosa.
"¡!"
El rostro de Amber pronto se enrojeció con fuerza, como si se tratase de un gran tomate maduro, el lugar en sus piernas donde Maximilian la estaba rodeando se sentía inexplicablemente caliente y hacía cosquillas.
"..."
El joven que la sostenía continuaba sonriendo brillantemente y usó nuevamente las herramientas mágicas grabadas con hechizos de velocidad y escudo sobre ellos, y de lentitud sobre el enemigo. Una tras otra.
Dejando, de pronto, un gran espacio entre ellos y sus perseguidores nuevamente.
Lanzó una de las últimas bombas de humo justo en su posición, e hizo flotar el resto con un hechizo de negación de gravedad, haciéndolas explotar en el momento correcto, lo que las convirtió en una gran columna de humo.
Bajó a Amber, y pronto... los ópalos que había vuelto a guardar en su bolsillo, flotaron también... y a una distancia prudente activó sus respectivos hechizos.
Maximilian no sabía si esto realmente funcionaría, por eso apresuradamente hizo un escudo con su propia magia, y abrazó a su amada... protegiéndola en sus brazos.
Todo se sintió tan rápido, que Amber aun continuaba aturdida, pero cuando levantó la mirada se topo con los ojos azules de Maximilian, los cuales parecían brillar con miles de estrellas rotas.
Las mejillas de la chica se enrojecieron y recordó la verguenza de haber sido cargada de esa manera antes, mirándolo con algo de resentimiento, pero a cambio él se rio encantadoramente y estrello con beso cariñoso en la frente de Amber.
"No tengas miedo, hace mucho dije que me haría responsable... Me casaré contigo, futura esposa"
Lo hecho por Maximilian había sido demasiado peligroso e imprudente, no por la idea, sino por el tipo de hechizo grabado en el ópalo rojo.
Hace aproximadamente medio año, gracias a una apuesta hecha contra un miembro hostil a él, perteneciente a la torre de magos. El chico terminó creando el tipo de hechizo que podría ser usado en una gran caldera para mantener toda la torre cálida en el más crudo invierno, lamentablemente un hechizo como este resultó ser mucho mejor de lo imaginado... tanto que no se podía usar.
Al final, el chico debería haber ganado la apuesta, pero el jefe de la torre de magos la canceló por ser un enfrentamiento "demasiado imprudente" para ambos magos.
Como resultado, Maximilian conservó la piedra.
¿Y cual era el problema con este hechizo?
Pues calentaba todo a su alrededor, casi instantáneamente a una temperatura de 1200 grados centígrados.
Por fortuna esta vez la gran altura y el volumen de agua arrojada fueron suficientes como para evaporar casi al instante toda el agua, después de eso solo bastó un hechizo de enfriamiento a la altura correcta, y pronto, todo a su alrededor era una intensa niebla, en la que apenas y podían ver sus propias manos.
ESTÁS LEYENDO
El regreso de la extra
RomanceAmber Vilches, luego de recordar su vida como Han Ji-a, se da cuenta de que tan solo es una extra dentro de una novela, un personaje que únicamente sirvió para marcar de manera trágica la infancia del villano, Maximilian Arges. Un desafortunado vill...