Capítulo 50

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Amber corrió y corrió, tropezando varias veces por el camino hacia la habitación de Maximilian. Entró sin tocar y cerró la puerta con seguro en cuanto pudo. 

Todo esto, sobresalto a Maximilian, interrumpiéndolo cuando recitaba un conjuro, sosteniendo a su peluche de conejo.

Ella se dejó caer al suelo, temblando. 

El rostro terriblemente pálido de Amber estaba cubierto de lágrimas, tenía los labios hinchados, y había una extraña marca roja sobre su cuello. De esta última, Maximilian no pudo distinguir si se trataba de un golpe o de una mordida, ya que no estaba seguro si eso eran marcas de dientes o no.

Pero lo más preocupante de todo era la delgada herida que aún continuaba sangrando en su cuello y que había dejado algunas gotas sobre el cuello de su vestido. 

Amber parecía en shock, mirando hacia el vacío con la mirada perdida, hasta que él se le acercó.

Cuando ella vio la expresión preocupada del chico, cubrió su rostro con ambas manos y comenzó a llorar desconsoladamente.

Maximilian, sin entender que era lo que había pasado, se sentó a su lado y la abrazo con ternura, intentando consolarla, pero sin saber qué decir exactamente.

El pequeño Duque jamás imaginó que una persona pudiera llorar durante tantas horas sin desmayarse.

Tenía miedo de que Amber sufriera de deshidratación, así que fue a servirle agua y se la acercó para que bebiera, logrando que tomara el vaso en cuanto pareció estar más tranquila.

"¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué estás herida?"

Preguntó Maximilian angustiado, pero ella simplemente negó con la cabeza.

"No es nada, es solo un rasguño"

Maximilian frunció el ceño, otra vez le estaba mintiendo, realmente lo trataba como a un tonto. 

"Créame, se ve peor de lo que realmente es"

"..."

Amber tocó su cuello. Aunque dolía, la herida había dejado de sangrar. 

"Ya no puedo quedarme en el Ducado, lo siento joven amo.  Pero antes de irme le daré la carta a la criada, quien se encargará de juntarla con la correspondencia de la Duquesa, la cual se enviará al rey"

Maximilian negó con la cabeza y refutó firmemente

"No. Me iré contigo, cuando lleguemos a la capital yo mismo buscaré una audiencia con mi tío, al menos por el bien del poder mágico de Argen, estoy seguro de que él me ayudará a mantenerte a salvo de mi madre. Solo entonces entraré a la academia como quieres"

"¡No, su alteza! Las cosas no funcionan así. En su cuerpo no lleva nada que pruebe su identidad como para conseguir una audiencia con el rey. Además, aunque lo lograra, ¿cómo vamos a escapar juntos del Ducado? ¡¿Usted sabe cuantos guardias custodian estas paredes?!. Y no solo guardias, varios magos enviados por el rey han establecido un escudo alrededor de la mansión, este no solo mantendrá alejados a magos intrusos, también evitará que lo atraviesen usando magia, sin importar si es desde adentro o desde afuera"

"¡¡¡!!!"

Maximilian no había considerado esta posibilidad. Estudio el hechizo de levitación para poder salir de noche saltando los muros, y el de mimetización para no ser vistos fácilmente. Pero nunca creyó que habría un campo de protección impuesto por otros magos.

"¡¿Entonces, como saldremos?!" Preguntó ansioso

"No iremos juntos. Ya le había dicho, cuando llegue la respuesta de su majestad, usted irá a la academia de manera segura, y nadie en este Ducado se atreverá a volver a intimidarlo. Y yo... Yo encontraré alguna manera de irme"

"..." Los ojos de Maximilian se llenaron de lágrimas, sabía que Amber era quien estaba en peligro, pero aun así siempre pensaba más en él que en sí misma.

"Deme la carta que le pedí que escribiera esta mañana, su alteza"

Él estaba avergonzado y mascullo la verdad

"No la he escrito"

Creyó que se enojaría, pero en su lugar lo abrazo con ternura y comenzó a disculparse

"Lo siento, lo siento tanto, mi pequeño Duque. No puedo quedarme a su lado, no puedo continuarle sirviendo y no puedo protegerlo. Haga la carta ahora y entréguemela, por favor. Al menos quiero resolver este asunto por usted"

-No puedo permitir que usted me vea marchitarme y morir como en la novela, así que huiré antes de que eso suceda, lo prometo- Esto último no lo dijo, pero intentó sonreír para él.


Ella personalmente lo vio escribir la carta, meterla en el sobre y sellarla.

 La caligrafía del chico era realmente hermosa, inspiraba paz y belleza en cada trazo. Amber lamentó no ser capaz de verla un poco más.

"Cuando consiga un trabajo y me haya establecido, le escribiré cartas, joven amo, y estas le llegarán en la academia"

El chico asintió y le entregó el sobre. 

Ahora Amber debería volver a arriesgarse a salir para entregar la carta.

 Después de todo lo que había ocurrido con el Duque, tal vez pronto vendrían los guardias para llevarla a prisión, o peor. 

Ahora que por fin tenía la carta, debía salir de las habitaciones de Maximilian, para que el chico no tuviera que ver como se la llevaban como a una criminal.

"Luego de entregarla -le dijo mientras acariciaba su suave cabello-, volveré a mi habitación. Si hay tiempo, vendré a despedirme antes de salir esta noche"

"Amber... Tu cuello" 

Le recordó. 

A lo que ella asintió. No podía dejar que alguien más viera esto, pues no solo atraería chismes sobre de sí misma debido a la marca dejada por el Duque, sino que esta herida podría alertar a quien la viera. 

Maximilian le ayudó a limpiar y vendar la herida, usando una sabana vieja, la cual cortaron en tiras delgadas. Y Amber intentó desvanecer las pequeñas manchas de sangre del cuello de su vestido, tallándolas con agua, lo que hizo que casi no se vieran. 

"Gracias. Ahora debo apresurarme para entregar la carta"

Maximiliana sintió y le dijo que iría a buscarla esta noche, y que no se fuera sin despedirse de él.

Amber le sonrió y lo abrazó una vez más antes de ir a buscar su equipaje en el ropero.

Su corazón dolía tanto, sobre todo cuando vio el pequeño bulto, que había preparado Maximilian para huir con ella, al lado del suyo.

Entonces decidió dejar su equipaje en este sitio, si para esta noche no la habían aprendido los guardias, ella volvería, se despediría de Maximilian correctamente y buscaría la manera de huir.  

De lo contrario, al menos el dinero que había dentro de su equipaje le sería de utilidad para su joven amo.



El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora