Al día siguiente, y luego de que la panadería cerrara. Will interceptó a Amber en su camino de regreso a casa, disfrazado como si fuera un anciano pordiosero, descuidado y apestoso.
Y corrió a abrazarla, fingiendo que la había confundido con su hija.
"¡Mi hija! ¿Has venido a buscar a tu padre? Tengo hambre" Exclamó con una voz modificada por la magia.
Él creyó que ella lo alejaría con asco, gritándole que no la tocara, pero en lugar de esto, Amber sacó del bolsillo de su vestido, media hogaza de pan que había guardado para "Ashton" y se la entregó al anciano.
"Yo no soy su hija, señor, pero si me dice en dónde vive esta, puedo acompañarlo hasta su casa"
"¿¡...!?"
Amber creía que si el anciano tuviese malas intenciones, la piedra en el collar que le había dado Maximilian se habría activado y la habría protegido. Por ello podía tener cierta confianza, pues, a pesar de que el hechizo funcionaria solo una vez, sería suficiente.
Will se sentía muy frustrado ahora.
-¡Mujer tonta!, ¿Cómo es que sigues viva siendo una presa tan fácil?- pensó.
Y con molestia le dio la dirección de una calle en el centro de la capital, cerca de una de las bases de su gremio, a propósito.
Sabía que, debido a que el Duque de Argen la estaba buscando, Amber evitaría ir a la capital, sea como sea, por el miedo a ser encontrada. Por ello, estaba seguro de que la joven se negaría.
Claramente, vio cuando el rostro de la joven se puso un poco pálido cuando "el anciano" mencionó la dirección, pero aun así ella lo llevó al sitio de carruajes, y pagó al cochero para enviarlo a la dirección que le dio.
Entonces el "anciano" se aferró a ella nuevamente a su brazo, sin querer soltarla cuando estaba a punto de salir
"Hija, ven conmigo. Ven con tu padre, por favor" Suplicaba, sin querer subirse solo al transporte si la joven no lo acompañaba.
Amber mordió sus labios nerviosamente y pensó
-Tal vez si no paso demasiado tiempo en la capital, todo irá bien. Después de todo, Duncan Valis no buscaría la cooperación de su majestad para encontrarme, debe estar haciéndolo usando su propia gente-
Y accedió a acompañarlo hasta su casa.
Will no iba a permitir que Amber estuviese en un peligro real.
Él la protegería, y se aseguraría de que la joven pudiese regresar a salvo al pueblo del norte.
Por ello, sin que Amber se diera cuenta, Will puso un hechizo sobre de ella mientras viajaban en el carruaje, de esta manera, aunque alguien la viera, le sería imposible recordar su rostro claramente, como si la viesen en un sueño.
Amber estaba muy nerviosa mientras se dirigían a la capital y se arrepintió de haber venido en cuando pasaron las puertas de la ciudad, sobre todo por qué había venido sin decírselo a nadie.
Ya no era aquella joven dama protegida por su familia como en la vida pasada, ahora no tenía ni el dinero ni el poder, debería aprender a ser más precavida, pensaba.
Pronto el carruaje llegó a una calle muy transitada, cerca de una plaza, y el anciano descendió.
"Gracias señorita. Eres una buena persona"
Declaró el anciano antes de perderse por entre el mar de gente.
Amber planeaba pedirle al cochero que la enviase de regreso, pero este de pronto parecía estar molesto
"No iré de vuelta al pueblo, ese no fue el trato, señorita"
"Pero, le pagaré lo suficiente..."
"No me importa, ¡bájese!" Ordenó el cochero con una voz enojada.
Amber se aferró a su vestido, pero no tuvo más remedio que acceder a bajar, mirando con angustia la calle.
Ahora tendría que buscar otro carruaje para volver.
Desde uno de los techos, quien antes parecía un anciano, ahora había abandonado su disfraz y volvió a ser el joven apuesto, seductor y peligroso, conocido como el jefe del gremio cuervo.
Quien desde su posición le dio un pulgar arriba al "cochero" que en realidad era Owen disfrazado, y este en respuesta torció los ojos con molestia.
La calle estaba decorada con decenas de flores. Y se respiraba cierto ambiente festivo.
Había personas repartiendo ramilletes de flores, niños corriendo y muchos puestos ambulantes.
Nadie parecía prestar especial atención a la joven, todos inmersos en su propia alegría.
Amber caminó, cada vez menos nerviosa, hasta que logró ver más claramente la plaza cercana y la reconoció.
Esta debería de estar muy cerca al templo.
Cuando estuvo buscando trabajo antes había asistido a una entrevista cerca de aquí, y más o menos sabía en donde estaba el siguiente sitio de renta de carruajes.
Es solo que, este estaba cruzando la plaza y, ahora mismo, dicha plaza estaba demasiado concurrida, tanto, que la hacía sentir un poco claustrofóbica.
Por ello decidió ir por calles aledañas hasta el sitio de carruajes, sería más tardado, pero también menos incómodo.
Mientras caminaba, Amber intentó hacer memoria, intentando recordar qué festividad sería esta.
Según ella, aún faltaban varios meses para el festival en honor a la diosa o para el que se celebraba por la fundación del reino.
Sin embargo, y sin importar que tipo de celebración fuese, realmente hubiese deseado poder pasear sin sentir miedo, disfrutando del festival, como lo hacían las personas a su alrededor.
"Disculpe" preguntó la joven a un transeúnte, cuya mitad del rostro estaba cubierto por una máscara color verde "¿Qué se celebra hoy?"
La persona miró a Amber de arriba a abajo y parecía estar algo disgustada por su pregunta
"¿De verdad no lo sabes? ¿Acaso has estado viviendo debajo de una roca, jovencita? Esta es la fiesta en honor al nuevo cardenal a quien recién ha elegido la diosa"
Amber recordó qué hace unos días había escuchado mencionar algo de esto a Mona, pero sus amigas no parecían estar muy interesadas en asistir y ella no podía hacerlo, así que no hablaron más del tema.
La joven agradeció y continuó su camino.
Cuando en ese momento un suave brillo negro, blanco y azul captó su atención, haciéndola voltear y acercarse, extasiada.
Se trataba de una máscara de carnaval, realmente hermosa, en un puesto cercano.
Al mirarla, la joven inmediatamente pensó en Maximilian.
La hechura de la máscara era en extremo exquisita.
Comenzando desde la mandíbula, era del blanco más puro de alabastro, que terminaba en un degradé con azul cerca del puente nasal, dando como resultado que en el área de los ojos hubiese una franja de un hermoso azul metálico, enmarcando esos ojos de gato, para terminar en un degradé con negro sobre la mitad de la frente, que recordaba el crepúsculo.
Decorada con lo que parecían, miles de pequeños cristales que la hacían brillar, recordando a una noche estrellada. Y en la parte superior estaba decorada con listones y plumas negras, que asemejaban una melena negra y frondosa.
Amber se enamoró profundamente de esta máscara. Y pensó, que, a pesar de que era muy llamativa, podría hacer que se mezclase mejor entre los demás asistentes al festival.
Así que la pagó ansiosamente, sin importarle que el precio era algo elevado.
Al tomarla descubrió que otra mano, una más pequeña que la de ella, la había tomado al mismo tiempo.
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El regreso de la extra
RomanceAmber Vilches, luego de recordar su vida como Han Ji-a, se da cuenta de que tan solo es una extra dentro de una novela, un personaje que únicamente sirvió para marcar de manera trágica la infancia del villano, Maximilian Arges. Un desafortunado vill...