Capitulo 129

246 32 2
                                    



Varias horas antes. 

Gracias a que la visión en la base del gremio no era muy buena, debido al humo que estaba por todas partes. 

Uno de los magos tropezó en el segundo piso, y sin querer reveló la entrada al pasadizo en donde Owen había escondido a Mike, quien seguía inconsciente.

El mago al principio se sorprendió al ver un pasillo ligeramente iluminado, detrás de una "puerta que no estaba ahí antes". 

Pero lo que más llamó su atención fue el chico delgado y pecoso que estaba recargado contra la pared de aquel pasillo y que parecía estar dormido. 

El mago primero se preguntó si este joven, al no tener maná, también se había desmayado debido al humo.

Pero luego pensó que de ser esté el caso, el chico estaría tirado afuera, no recargado en la pared dentro de este pasillo oculto. 

También, era extraño que hasta ahora no se hubieran topado con más personas dentro del edificio.

Mirando hacia el largo pasillo, el mago concluyó qué tal vez este conducía a la bóveda secreta del bar. 

-Quizás haya un tesoro en lo profundo de este-

Pero esta era solo una suposición. Él definitivamente no debería abandonar una recompensa tan cuantiosa por una simple suposición.

El Duque de Argen, prometió miles de piedras de maná al mago que lograra traerle a salvo a la señorita Amber Vilches, con la condición de que para manipularla siempre se usara un hechizo de levitación, pues el Duque no quería que nadie tocara a la mujer.

Pensando en que aún no habían encontrado a la joven doncella, el mago no quería perder más el tiempo, con la posibilidad tan grande de que otro se llevara tan buena recompensa.

¿Debería seguir el pasillo para ver hacia dónde conduce, o atrapar al chico y llevármelo conmigo para obligarlo a decirme todo lo que sabe?

Justo cuando estaba en este dilema, recibió un mensaje urgente de su líder de magos. 

Los estaba convocando en el primer piso, en donde se había desatado una guerra campal contra varios extraños enmascarados, quienes al parecer también querían apoderarse de la señorita Vilches.

Tenía que regresar cuanto antes... pero al ver el misterioso y largo pasillo... y al chico inconsciente.

Se le ocurrió una buena idea.

-Por fortuna siempre lo traigo conmigo- Pensó alegremente -Es perfecto para demostrarles lo útil que es a esos envidiosos- 

Entonces, metió entre la ropa chico inconsciente su grandioso invento justo antes de abandonar el pasillo.

Quien iba a pensar que una vez afuera, y que siendo tan patoso, pisaría sin darse cuenta el mecanismo que cerraba herméticamente el muro, el cual antes había estado desactivado. 

Evitando que pudiera volver en otro momento para explorar el pasadizo.

Aun soñando con demostrar el uso de su invento, el mago pensó que una vez el chico dentro se despertara y llegaran el resto de sus colegas, podrían seguir a esta persona y atrapar a más rehenes.

El joven mago no tenía mucho talento para los hechizos, pero de lo que más estaba orgulloso era de una herramienta mágica que había tardado muchos años en perfeccionar... algo del cual sus colegas siempre se habían burlado por considerarlo "inútil" 

Su invento podía revelar la ubicación de las personas en un mapa, siempre que la herramienta hubiera sido puesta con antelación sobre la otra parte.

"Si tienes que ponerla en el cuerpo de la persona para saber en dónde está, por qué mejor no atraparlo de una vez"  "Vaya herramienta más tonta"

 Aun recordaba amargamente las burlas de entonces.


El mago siguió la señal de su lider y varias horas más tarde... habían perdido nuevamente a la señorita Vilches y desconocían su paradero.

Además, debido al humo su Excelencia el Duque estaba inconsciente. 

Por esto, el mayordomo de Argen estaba más furioso, tanto que incluso les estaba gritando afuera del edificio.

"El joven amo se ha desmayado, así como todos los que no eran magos, perdieron a la señorita Vilches y tampoco habían podido capturar a nadie para interrogarlo... ustedes... son unos...  ..."

De pronto todos los magos estaban echándose la culpa los unos a los otros.

En ese momento, el pequeño mago recordó el pasadizo secreto, y le habló al mayordomo de Argen sobre este.

Pero cuando subieron al segundo piso no pudo encontrar la puerta.

Viendo al mayordomo nuevamente estallar en ira, el mago sacó el mapa el cual era parte de su invento y le señaló en este el pequeño puntito que se movía.

Intentaron seguir aquel triste puntito, creyendo que el joven escapaba por los tejados... pero sobre estos no había nada.

¿A través de las paredes?... ¡¡Imposible!!

¡¡Es bajo tierra, eso es!! La persona está bajo la ciudad.

Quien se hubiera imaginado que una hora más tarde este artefacto los guiaría hasta un rincón del bosque.

Su invento había mejorado las cosas para todos.

Y fue así como emboscaron a tres hombres.

Atraparlos no fue muy difícil, e incluso lograron herir mucho a la otra parte.

Cuando lograron atarlos, aquel mago quiso presumir ante sus compañeros que había sido su invento lo que los había ayudado esta vez, y comenzó a fanfarronear frente a todos.

Recuperando aquél rastreador del cuerpo del chico para restregárselos en la cara.

Pero 

¿Quién imaginaría que sus nuevos cautivos, en realidad estaban en medio del bosque esperando al verdadero objetivo de su misión... la señorita Amber Vilches?.

Y que de pronto se abriría una puerta en la aparentemente sólida ladera de la montaña, tomándolos completamente por sorpresa.

¡¡¡¡...!!!! 

El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora