Capítulo 123

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Una vez ingresaron al pasadizo secreto y este se cerró, el hombre que sostenía su muñeca al fin habló

"Soy yo"

Dijo Maximilian mientras le sonreía con un rostro que no era el suyo y volvía a levantarla en brazos, como una princesa

"¡¡¡!!!"

Los ojos de la joven se enrojecieron y abrazó el cuello de su pequeño Duque, había estado tan aterrada antes que no podía dejar de temblar. 

Quería enojarse por qué Maximilian no le dijo antes que era él y la asustó de esa forma, pero no tuvo corazón para reclamarle nada, después de todo... en aquella situación...

"Lo siento" se disculpó el joven, sinceramente apenado, como si comprendiera sus pensamientos. 

Ambos comenzaron a bajar un largo tramo de escaleras, alumbrado únicamente por varias piedras fulgurantes, y él continuó 

"Siento mucho haberte asustado. Esos hombres tenían creer que yo era uno de ellos para que me permitieran sacarte de ahí, lamentablemente el otro grupo llegó demasiado pronto y comenzaron a atacarnos también. Tampoco deberían de reconocer mi voz... No deseo traerte más problemas"

En ese momento, Amber recordó que Owen y Mike continuaban ahí dentro cuando todo comenzó

"Mis amigos... "

"Ellos ya están a salvo.  No te preocupes por nada. Su gremio tiene muchos pasadizos para emergencias, él es su jefe y no abandonará a nadie. Sí, Will los mantendrá a salvo. Pero para mí, tú siempre eres la máxima prioridad... incluso si es a costa de mí mismo"

Amber no entendió bien a qué venía este comentario, pero lo pasaría por alto si no podía comprenderlo. 

Maximilian le sonrió tranquilizadoramente mientras la miraba con dulzura.  

Y ella volvió a sentirse cohibida, no estaba acostumbrada a ser mirada de esta manera por el rostro de un extraño, aunque supiera que se trataba realmente de su joven amo. Y sin embargo le devolvió una sonrisa.

Al ver la cálida sonrisa de la mujer que amaba, Maximilian pareció recordar algo y tocó una pequeña joya azul en el lóbulo de su oreja, regresando por fin a su aspecto normal... Un apuesto joven de cabellos color cuervo y ojos azules como zafiros. 

Todo fue por qué se sentiría incómodo si ella le sonriera de esta forma a otros, incluso si aquel era un rostro falso, hecho con magia y puesto sobre del suyo. 

Solo entonces Maximilian volvió a sonreír y a mirar con dulzura a la mujer en sus brazos, como si estuviera observando al más grande tesoro en su mundo. 

Ser mirada tan fijamente, causó en Amber un latido anormal que no supo determinar si era por la cercanía a la que ya no solía estar acostumbrada o por algo más, pero causó que sus mejillas de ella se enrojecieran y sus ojos esquivaran su mirada, llenos de timidez. 

Amber, no podía creer que este fuerte chico fuera realmente su pequeño Duque, ¿Cuándo había crecido tanto? ¿Cuándo fue que se volvió lo suficiente fuerte como para cargarla?.

Esta situación le trajo recuerdos de hace muchos años, solo que entonces la situación era al revés.

Amber se rio alegremente al recordar aquellos días en el Ducado y volvió a observar al hombre que la cargaba mientras sonreía, sintiéndose orgullosa.

Pero, entonces, se dio cuenta de que él la había estado observando fijamente mientras le sonreía, todo este tiempo.

Sus ojos se encontraron de frente y ella pudo ver dentro de ellos, aquella mirada brillante llena de infinito amor... que la hizo sentir desconcertada.

El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora