En la mansión del ducado.
Cecilia estaba furiosa, sabía que uno de sus guardias de sombras había fallado en realizar la misión.
No podía explicárselo, ¡¿cómo era posible?!.
Esa zorra no era más que una criada débil, torpe y estúpida.
Además, ella la había golpeado severamente antes y ella ni siquiera había intentado resistirse. Si fuera alguien entrenado para pelear, su criada, Marie, se hubiese dado cuenta desde un inicio, tan solo observando su manera de caminar.
Cecilia no creía que sus grandiosos guardias de las sombras no pudieran acabar con una simple criada.
Y completamente harta, envió a dos más.
Antes de decidir que iría a interrogar al Duque en este momento.
Quería saber exactamente lo ocurrido, ya no podía soportar más su angustia y celos, y su mente no dejaba de imaginar escenas dulces entre su amado y aquella furcia.
Antes de entrar a las habitaciones del Duque, Cecilia respiró profundamente, intentando ocultar la furia que sentía.
Al abrir la puerta de la habitación interior, alcanzó a ver a su esposo, el Duque.
Él estaba sentado tranquilamente, en una de las dos sillas de la mesa, frente al ventanal de su habitación, disfrutando de una relajante taza de té floral.
Duncan tenía la mirada perdida, observando con atención la negrura de la noche afuera.
"¿Cómo estás?" Preguntó ella, mientras se acercaba y se sentaba a su lado. Pues no quería perderse ni una sola de las expresiones de su amado.
"Sigo de mal humor" Contestó él sin apartar la vista.
"¿Sí? ¿Qué o quién ha causado tu mal humor?"
Duncan hizo una ligera expresión de inconformidad, todo era parte de la minuciosa actuación ensayada frente al espejo con antelación.
Y suspiró antes de hablar
"Justo sobre de eso quería hablarte, antes de que salieras de pronto la primera vez que viniste a visitarme. Supongo que estabas ocupada y por eso te fuiste tan abruptamente. Pero, ahora mismo, si tienes tiempo me gustaría hablarte sobre mis pensamientos"
"Oh, tengo mucho tiempo, querido"
Enuncio la Duquesa con una ligera sonrisa burlona.
Sin embargo, Duncan fingió no verla.
Sería difícil convencer a Cecilia de que sus sospechas estaban erradas, pero él tenía la confianza de poder lograrlo.
"Bien. Todo es por esa chica"
La mirada peligrosa de la Duquesa se acentuó, pero él continuó charlando tranquilamente, como si no lo notara.
"Decidí darle una última oportunidad junto con el nuevo puesto, pero comienzo a arrepentirme de haberla aceptado como asistente. De no ser por qué fue tu sugerencia, Cecilia, ni siquiera hubiese contemplado la posibilidad de convertirla en mi asistente personal"
"¿Es tan molesta?"
"¿Molesta? ¡Ella es tan torpe! Hoy tuve que explicarle varias veces un solo concepto en mi libro contable, y eso fue antes de que tropezara desperdigando todos los documentos de mi estudio. Realmente no sé cómo pudo sobrevivir siendo una criada de las cocinas y conservar todos sus dedos intactos"
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El regreso de la extra
RomansaAmber Vilches, luego de recordar su vida como Han Ji-a, se da cuenta de que tan solo es una extra dentro de una novela, un personaje que únicamente sirvió para marcar de manera trágica la infancia del villano, Maximilian Arges. Un desafortunado vill...