Capítulo 56

1K 160 12
                                    



Los guardias obedecieron llevándose a Amber a rastras, pero dejaron libre a Maximilian en cuanto estuvo afuera del despacho de la Duquesa. Y este fue detrás de ellos, seguido por la Jefa de Sirvientas, quien había estado esperado ansiosa todo este tiempo afuera del estudio con el bolso de la joven.

Amber fue echada por la puerta y esta fue cerrada. Ahora había unas gruesas rejas de hierro separando al pequeño Duque, quien no paraba de derramar lágrimas.

"¿Te duele?" Preguntó angustiado

Amber le sonrió y lo negó

"No duele en lo absoluto"

Maximilian la vio desviando la mirada y supo al instante que ella mentía

"Por favor, manténgase saludable joven Duque. Yo iré a la capital y buscaré un buen trabajo. Este no es un adiós definitivo, solo es un hasta luego, así que le pido que no esté muy triste. Señora Thomas, gracias por todo, y por favor, no olvide cuidar del joven amo mientras no estoy. Me preocupa mucho lo herido que peda estar, sobre todo que vaya a tener fiebre esta noche"

La señora Thomas estaba derramando algunas lágrimas al ver la desgarradora despedida abrupta en estos momentos.

"Descuida, cumpliré lo que te dije, y también vigilaré la salud del pequeño Duque. Oh... ahora que lo pienso, ¿Cómo llegarás al pueblo? A estas horas ya no hay carruajes que vayan al pueblo?.¡Ya sé! Esperen aquí, el viejo cochero me debe un favor. Él siempre regresa a su casa, en el pueblo, a estas horas, si aún no se ha ido le pediré que te lleve. Es una carreta tirada por una mula, pero es mejor que nada"

La Señora Thomas los dejó solos y Amber sacó el bolsillo de su vestido, el ungüento que había recibido más temprano para el pequeño Duque. Esperaba que no se hubiese roto, y por fortuna estaba bien. Y lo puso en las manos de Maximilian, envolviéndolo en ellas.

"Úsalo para tratar tus mejillas y cualquier otra lesión que tengas, es para la inflamación y el dolor. No permitas que nadie más lo vea, sobre todo en este Ducado"

Algo tan bueno seguramente sería de las cosas que su majestad le enviaba a su amada hermana, la Duquesa, y que después terminaban en las manos del Duque.

 Maximilian asintió y sacó del bolsillo de su traje el collar que Amber le había comprado tiempo atrás

"Este es tu regalo, es el primer objeto que he logrado encantar. Tiene un hechizo de protección que funciona una sola vez antes de que se anule la magia, cuando lo uses detectará cuando estés en peligro, activándose. Jamás te lo quites, por favor. Es para que me recuerdes siempre"

Amber no pudo evitar volver a llorar, mientras Maximilian se lo ponía él mismo. Y cuando terminó, la joven intentó estirarse para poder abrazarlo, pero aunque pudo rodearlo, no era lo mismo con este frío hierro entre ellos, así que en su lugar terminó dándole un beso suave en la frente del chico.

"Gracias, Maximilian, me gusta mucho. Lo llevaré siempre conmigo"

El chico se sorprendió al recibir aquel beso, tocándose la frente, y se emocionó cuando la escuchó llamarlo por su nombre por sí misma. El chico tenía una sonrisa triste mientras la miraba con añoranza a través de aquellas rejas. 

"Espérame, creceré, me haré fuerte y te buscaré. No olvides nuestra promesa"  Amber sonrió y acarició la cabecita del chico.

Se preguntaba cuando se convirtió todo en una promesa

Los pasos de la señora Thomas, quien volvía apresuradamente, hicieron eco en la quietud. Haciendo que ambos volteasen

"¡Debes irte ahora niña! El viejo cochero te espera en la entrada lateral este del Ducado. Cuídate mucho, y espero que todo te vaya bien de ahora en adelante"

"Muchas gracias Señora Thomas"

Amber se fue mientras se despedía con la mano de su pequeño Duque, intentando sonreír a este. Fingiendo que no le dolía ni el adiós ni el cuerpo magullado.





N/T: Llorando a mares, tan triste. Espero les haya gustado, y sean pacientes hasta que esté el próximo capítulo. Este estuvo cortito, pero fue compensado con varios capítulos subidos en un mismo día. Son las tres y media de la mañana del domingo, y ya me voy a dormir. Que tengan buenos sueños.


El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora