Capítulo 21

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Maximilian quería crecer rápidamente para proteger a Amber, quería convertirse en un hombre en quien ella pudiera confiar. 

Y aunque sabía que para eso aún faltaban algunos años, porque ella se lo dijo, él ya se sentía lo suficientemente grande ahora. 

Quería ser alguien confiable, alguien fuerte y maduro, por eso había intentado aguantarse las lágrimas todo lo que pudo, para demostrarle a Amber que él había crecido y que se parecía más a un adulto que a un niño. 

Pero estas, en algún momento, habían comenzado a brotar de sus ojos sin ningún control.

 Ahora él también estaba llorando, sumido en la tristeza, porque sabía que ya no podría ver a Amber tan seguido como antes, ni pasar todas las tardes juntos.

Sin embargo, comprendía que de este arreglo ella no era la culpable, Amber era tan solo una pequeña sirvienta en este gran ducado, cuya vida en las manos de sus señores era tan frágil y prescindible como la de una hormiga.

La joven sintió que su joven amo también estaba llorando. Lo último que deseaba era poner triste al niño, así que, arrepentida, lo abrazó y consoló hasta que este dejó de sollozar en sus brazos, momento que ella provecho para limpiar el rostro del chico delicadamente con su pañuelo.

Maximilian quiso quejarse por haber sido tratado nuevamente como un niño, pero lo soportó por el bien de la mirada de preocupación que tenía Amber en el rostro.

El chico quería creer que la separación era la razón por la que los ojos de Amber estaban tan rojos desde que llegó, pero no pudo evitar sentir que ella le estaba ocultando algo más.

"Amber, las responsabilidades en tu nuevo puesto... ¿Son peligrosas? ¿Tendrás que hacer algo malo o humillante?"

Preguntó con inocencia, y ella le mintió con una sonrisa, pero no pudo evitar desviar la mirada al hacerlo

"No, claro que no, no es peligroso, ni tampoco humillante. Todo está bien, joven amo. Es solo que me siento triste por no poder estar para usted como siempre"

"No te preocupes, no es como si nosotros dejásemos de vernos o de ser amigos, ¿verdad?. Además, Amber ya ha dicho que vendrá cada noche a visitarme. Y yo me esforzaré mucho por aprender, y así, cuando vengas, podré darte una sorpresa"

El rostro de Maximilian se enrojeció cuando habló de su resolución y Amber le sonrió revolviendo su suave cabello.

"Sí, así es"

El chico sonrió de vuelta, pero había una clara preocupación en sus ojos.

Él no se lo dijo a Amber, pero desde hacía algún tiempo, más específicamente después de que tuvieron que dejar de jugar en los jardines, Maximilian había tenido una sensación extraña... como de perdida. Esta estaba presente todo el tiempo, pero no podía darle una explicación, así que decidió ignorarla.


Después de que ella terminara de limpiar, ambos se pusieron a organizar los temas de estudios del chico. Amber descubrió que no le quedaba mucho papel para usar a Maximilian y que también necesitaba una pluma de escritura nueva, además de más tinta.

En cinco días sería su día libre y ella planeó salir para comprarle lo necesario pronto.

Cuando se hizo de noche, ambos compartieron una cena por primera vez en muchos años. Usualmente, la pequeña criada se negaba a cenar junto a su joven amo, en aras de respetar el estatus. Pero esta vez, cuando Maximilian lo propuso, Amber no tuvo el corazón para negarse.

El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora