El día antes de que Amber se presentara a su nuevo trabajo, dos cartas fueron entregadas a la mansión del rico comerciante esa la tarde.
La primera era la respuesta de los Barones Vilches, quienes afirmaban que, efectivamente, la señorita Amber era su preciosa hija.
Sin embargo, decían estar profundamente avergonzados hacia la familia de comerciantes, disculpándose de antemano, por cualquier problema que su rebelde hija les pudiese haber causado.
El resto de la carta no era muy específica, pero básicamente le echaban toda la culpa a Amber de la difícil situación por la que atravesaba su familia.
Como si todas las deudas de juego que tenían los Vilches hubiesen sido adquiridas por su confusa hija mayor.
Y solicitaban la ayuda de la familia de comerciantes para que pudiesen cooperar con su excelencia el Duque.
La segunda carta, era de parte del Duque de Argen, el ex empleador de la señorita Vilches, y decía lo siguiente
"... Debido algunas situaciones francamente penosas, la señorita Vilches fue despedida de su puesto como sirvienta del Ducado sin una carta de recomendación.
Dicha situación parecía estar zanjada, sin embargo, se ha descubierto recientemente que al parecer la señorita ha perdido una joya realmente valiosa antes de abandonar el Ducado.
Por ello, yo, el Duque de Argen, me atrevo a solicitar la ayuda de los señores. Para que puedan actuar como facilitadores para que pueda reunirme, en su casa, con la esquiva señorita Amber Vilches.
No deseo nada más que recuperar aquella pieza, la cual es de gran valor sentimental para mi persona..."
Cuando la pareja terminó de leer ambas cartas, el estudio se quedó en completo silencio.
La joven dama no lo podía creer, mientras que su esposo tenía una expresión incómoda al ver que su querida esposa casi había sido engañada esta vez.
Ninguno de los dos notó que la puerta del estudio se abría lentamente y había un par de cabecitas asomándose desde la parte baja de esta.
"¿Crees que lo ocurrido ese día... con nuestro Carlo fue...?" Preguntó ella.
"No. El culpable ya ha confesado. Intentaron secuestrar a nuestro hijo para pedirnos un rescate, no para ayudar a aquella jovencita"
"¿Crees que realmente la señorita Amber sea esa clase de persona?" Preguntó la dama
"No lo sé. Pero, mucha gente sabe que el Barón Vilches es adicto a las apuestas, y ahora parece que pretende culpar de todo a su joven hija"
"Tal vez la señorita realmente no quería robar, pero fue obligada por sus padres debido a todas esas deudas de juego. Eso también explicaría por qué no regresó a casa de sus padres cuando fue despedida del Ducado"
La dama tenía una mirada angustiada, realmente no podía imaginar a la dulce señorita que había salvado a su hijo robándole a los Duques de Argen.
Los niños que escuchaban a escondidas la conversación de sus padres, habían ido a verlos debido a que estaban muy emocionados porque mañana vendría Amber, y querían que su madre les ayudase a elegir la ropa que usarían al día siguiente para poder causarle una buena impresión.
La pequeña niña le hizo señas a su hermano menor para que guardara silencio y continuaron escuchando, pudiendo enterarse de que sus padres habían escrito una carta de respuesta al Duque en donde le decían que cooperarían con él.
Ellos planeaban recibir a Amber como si nada pasara hasta que su excelencia llegara y pudiera interrogarla sobre el supuesto robo.
Ambos niños se retiraron sin hacer ruido y una vez en el pasillo el menor le preguntó a la mayor con su linda vocecita lechosa
"Hermana... ¿Qué es un Tuque?"
"Es una mala persona, ese Duque dice que tu nueva Nana robó algo... ¿Verdad que no, Carlo? ¡Es una mentira!"
"¿Mi Nana?"
"Sí. Ahora papá y mamá no la van a dejar ser tu Nana"
Carlo hizo un puchero y sus ojitos se llenaron de lágrimas. El pequeño sabía que si alguien se portaba mal sería castigado sin postre y sin un cuento para dormir. Pero ¿Por qué Amber ya no podría ser su Nana?, no podía entenderlo.
Esa noche, a la hora del cuento, un niño lloraba y la otra estaba enojada, casi discutiendo con su madre. Al final la dama los regañó por haber estado escuchando a escondidas y los mandó a dormir sin contarles su cuento de esa noche.
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A la mañana siguiente, Amber despertó muy temprano, se lavó, vistió y peinó con cuidado.
Su reflejo en el espejo tenía una sonrisa por primera vez en mucho tiempo.
El día anterior había comprado un hermoso vestido nuevo color salmón, haciéndola lucir pura y linda, como una flor.
Después de desayunar, agradeció a la posadera y entregó la habitación que había estado ocupando hasta ahora.
Pues, con este nuevo trabajo, de ahora en adelante ella viviría en la casa de aquella familia de comerciantes.
Todavía quedaba pendiente el asunto de negociar su salario, pero ella estaba dispuesta a aceptar casi cualquier cantidad, por qué lo más importante era que realmente le gustaba esa familia.
El día en el que los conoció, la forma en la que se llevaban entre ellos, incluso con los sirvientes, le recordó mucho a la familia que solía tener en su vida pasada, tan unida y cálida.
Antes de abordar el carruaje esta vez, Amber le dio la dirección al cochero, pero este le pidió una tarifa muy alta para llevarla hasta la casa de los comerciantes.
"Lo siento, señorita, pero la dirección que me ha dado está al otro lado de la capital, no puedo cobrarle menos de lo que le dije"
Gracias al vestido nuevo, Amber se había quedado casi sin dinero, tan solo reservando para pagar el desayuno de esta mañana y para el viaje de ida en carruaje.
Al final, ambos acordaron que el cochero la dejaría lo más cerca posible a aquella dirección con el poco dinero que le quedaba a la joven.
Amber sabía qué, tal vez, tendría que correr para evitar llegar demasiado tarde. Por qué, a pesar de no haber acordado una hora específica con la dama, tampoco quería hacerlos esperar demasiado.
Ella sabía que el esposo de su nueva señora era un hombre muy ocupado.
Y la primera impresión siempre es muy importante.
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El regreso de la extra
RomanceAmber Vilches, luego de recordar su vida como Han Ji-a, se da cuenta de que tan solo es una extra dentro de una novela, un personaje que únicamente sirvió para marcar de manera trágica la infancia del villano, Maximilian Arges. Un desafortunado vill...