El Duque, luego de la muerte de la pequeña criada y de gritar cuanto la amaba en el jardín mientras estaba borracho, fue encerrado en la torre por la Duquesa esa misma noche.
Dentro de esta, a ratos suplicaba por qué se le permitiera enterrar a su hijo y a su amada, a ratos, maldecía su cruel destino y luego lloraba desconsoladamente.
Y así pasó encerrado dentro de la torre por al menos dos meses.
Durante este tiempo se había negado a comer, beber o dormir, pues quería morir junto a quien llamaba su único amor, y junto a su hijo.
Así que la Duquesa ordenó que fuera alimentado a la fuerza.
Duncan intentó tomar su propia vida un par de veces, y trató de destruir su hermoso rostro varias veces más, sin éxito.
Por esto, la Duquesa retiró todo lo que su amado pudiese usar para tales fines de la habitación en la torre.
Cecilia estaba furiosa y resentida con él, pero no era la primera vez que Duncan intentaba estas tácticas.
Antes ya había recurrido a esta clase de acciones cuando estaban recién casados, y luego de fallar varias veces al intentar escapar.
Y también lo hizo cuando él cumplió los 19 años, y ella comenzó obligarlo a acompañarla en el dormitorio.
Pero cada vez que esto había ocurrido Duncan siempre terminaba cediendo, era solo que en esta ocasión sus tácticas eran más crueles y desesperadas.
La Duquesa tuvo que reconocerlo, esta vez su amado estaba tardando mucho en ceder.
Ella iba a visitarlo seguido, pero él ni siquiera la miraba o le permitía tocarlo.
Por ello, a veces las palabras de la Duquesa eran suaves.
"Si deseas un hijo, yo puedo dártelo"
En otras ocasiones estaban llenas de amargura y resentimiento
"Todo lo ocurrido es únicamente tu culpa, nunca me has tenido en tu corazón, aunque yo te lo haya dado todo"
"¡Nunca debiste darle tu amor a otra mujer, Duncan!"
"¡Eres mío! Y jamás podrás escapar de mí, ni aunque mueras.
Si mueres, y tus restos serán enterrados junto a los míos, para que incluso como fantasmas me sigas perteneciendo... ¡¿Escuchaste?!"
Aun así, Duncan ni se inmutaba.
Poco a poco, este fue perdiendo toda voluntad, como un muerto en vida y dejó de hablar por completo.
Ni siquiera Albert, quien era enviado por la Duquesa para animarlo, podía hacer que este le respondiera o lo mirara.
Al final, el Duque se debilitó y contrajo una tos persistente, debido a las condiciones de frío y humedad imperantes en la torre. Sumado a su mala alimentación y descanso insuficientes.
La Duquesa hizo que viniera a ver a su esposo, una de las santas del templo, quien logró curarlo.
Y ella también lo dejó salir de la torre.
Pero Duncan continuaba como muerto en vida, tan solo respirando porque era obligado a ello.
Apenas comía, casi no dormía, y tan solo se quedaba de pie frente al ventanal de su estudio, perdido en sus pensamientos, recordando el momento en el que había conocido a Amber.
ESTÁS LEYENDO
El regreso de la extra
RomanceAmber Vilches, luego de recordar su vida como Han Ji-a, se da cuenta de que tan solo es una extra dentro de una novela, un personaje que únicamente sirvió para marcar de manera trágica la infancia del villano, Maximilian Arges. Un desafortunado vill...