Capítulo 130

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Maximilian sabía que los magos presentes no tardarían en comenzar a usar hechizos de viento para disipar la neblina en el bosque, por fortuna, los árboles evitarían que pudieran despejarla en grandes extensiones y esto les daría algo de tiempo.

Por eso, deberían contraatacar y dejarlos fuera de combate cuanto antes.

Usando la espesa neblina recién formada, Maximilian quiso aprovechar que el enemigo no podría reconocer su maná color azul para realizar un encantamiento, sin usar herramientas mágicas, y congelar los pies de todos los magos, fijándolos al suelo del bosque.

Aún mejor sí les congelaba las piernas.

Y mientras los magos se distraían intentando deshacerse del congelamiento, ellos se apresurarían a encontrar a Will y a su grupo.

Sin embargo, Amber pareció adivinarlo cuando vio cómo comenzaba a congelarse el suelo a sus alrededores, y detuvo la mano del chico, sujetándola y susurrándole 

"No... si lo haces morirán muchos animales y plantas... Mejor busquemos a Will y a los otros ahora. ¿Tienes una manera de movernos a una buena velocidad sin chocar contra los árboles?"

Las cosas podrían resolverse antes a su manera, pero Maximilian no la contradijo. Él podría estar de acuerdo con ella en casi todo, tan solo por verla feliz. 

El joven sabía que Amber tenía un corazón bondadoso y también por eso había llegado amarla con todo su ser. 

Por qué si ella no fuera de esta manera, quizás nunca se habría apiadado de sí mismo cuando él era aún tan joven 

Y, tal vez ahora mismo, incluso habría muerto de hambre en aquella fría mansión Ducal. 

Fue la bondad de la joven. 

Él lo sabía, quizás al principio Amber lo salvó porque él le recordaba a su hermana menor enferma, Verónica, la cual para entonces Amber aún creía que seguía con vida.

Pero no importaba la razón, todos esos años de cuidado y cariño no podían ser borrados.

Siempre fueron solo ellos dos, una niña de doce años cuidando de un niño pequeño de siete.

Aunque ahora el mundo de Amber se había ampliado tanto y ella tenía muchos amigos, para él... ella seguía siendo todo su mundo.

 Maximilian le sonrió dulcemente en respuesta y cálcelo el hechizo, mirándola dulcemente.

 Si no fuera porque este no era el momento adecuado, le habría gustado atreverse a besar su mejilla ahora mismo. 

Pero a cambo, volvió a cargarla como si se tratase de una princesa.

Solo entonces chasqueó los dedos y el maná fluyó desde su mano, formando en el aire un pequeño círculo con varios símbolos, desde el cual un misterioso aire comenzó a fluir, despejando la neblina a su paso.

Aquel viento partía en dos la neblina, abriéndola, como si se tratase de las páginas de un libro.

Mientras avanzaba con ella en brazos, un recuerdo de hace años llegó a su mente.

Maximilian siempre había soñado con como sería su vida cuando ambos pudieran salir de aquel maldito ducado, escapando lejos de su madre y de su padrastro.

Las cosas hasta ahora no habían resultado como le hubiese gustado, pero, siempre que continuara perseverando... y mientras ella estuviera viva y bien, ambos podrían hacer todos sus anhelos realidad.... juntos. 

El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora