Capítulo 136

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"¿Cómo sigue Maximilian?" 

Preguntó su majestad con el rostro cansado. 

De los monjes que había enviado el templo de la Diosa, el más anciano le respondió. 

"Cuatro de nuestras santas se han estado turnando durante varios días para mantenerlo con vida. Por fortuna, al fin logramos estabilizar su condición. 

Pero está muy malherido, no sé si podrá despertar"

Su majestad cubrió sus ojos con una de sus manos, intentando cubrir toda la ira que estaba sintiendo. 

Hace unos días hubo mucho movimiento en un bosque cercano de la capital, lo que parecía una batalla a pequeña escala, lo que alertó a los guardias de las murallas que rodeaban la capital. 

Y, al mismo tiempo, la academia real se quejó de que habían estado saltado las alarmas mágicas varias veces debido a que alguien había estado usando portales de teletransportación no autorizados. Y, desde luego, todos pensaron que el responsable era su sobrino, Maximilian. 

Inmediatamente, Alonso Creonia envío a sus guardias de las sombras a investigar en el bosque, mientras él iba a visitar de incógnito a su sobrino en la academia. 

Pero no solo no pudo encontrar por ningún lado a Maximilian, sino que su propio hijo se negaba a decirle, sin importar cómo le preguntara, el paradero de su primo. 

Cansado, el rey regresó al castillo junto con Nezar. 

Quería esperar a que regresarán sus guardias de las sombras para enviarlos a cazar al muchacho. 

Sin embargo, esto no fue necesario, por qué ellos regresaron poco después, trayendo a Maximilian casi al borde de la muerte, y a su cuñado arrestado como el responsable. 

Sin entender nada, Alonso se apresuró a interrogar a un Duncan cubierto de heridas sobre lo ocurrido, pero este parecía haber perdido completamente la razón. 

Por un momento balbuceaba sobre que jamás permitiría que nadie le quitara a su "mujer " y al siguiente intentaba escapar por la fuerza, gritando que mataría a Maximilian aunque fuese lo último que hiciera. 

Al final, Cecilia se había enterado, quién sabe cómo, y había venido exclusivamente a rescatar a su esposo. 

Y, sin siquiera preocuparse por su hijo, hecho toda la culpa a Maximilian y se llevó a Duncan a su mansión para tratar sus heridas... Solicitando a una santa del templo para que lo tratara. 

Alonso Creonia sentía dolor de cabeza al pensar en esta hermana. 

Por un lado, el hijo había aprendido a usar la magia de teletransportación para ir y venir de la academia con total libertad, y su esposo había reunido en secreto un pequeño ejército, quién sabe con qué fines. 

Y, por si fuera poco, ambos habían tenido una especie de batalla en el bosque, la cual culminó en un enfrentamiento entre padrastro e hijastro en un camino a algunos kilómetros de la capital. 

"Su majestad" interrumpió sus pensamientos la voz del monje del templo más viejo "Hemos asignado a nuestra santa más poderosa para que se encargue de curar y cuidar adecuadamente de su alteza. El nombre de esta es Alelí, el poder de la Diosa en ella es ciertamente excepcional"

Su majestad asintió con la cabeza y agitó la mano para indicar que podían salir. 


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En una habitación del castillo, Alelí miraba encantada su propio reflejo frente al espejo. 

Definitivamente, la ropa en el palacio era mucho mejor que esos trapos viejos que la hacían vestir en el templo. 

-Así es como debería poder vestirme siempre- pensó. 

Al principio no estaba contenta al ser asignada para curar a su alteza Maximilian, pues preferiría poder ver el rostro del hombre más hermoso del reino, su excelencia, el actual Duque de Argen, quien solo tenía algunas heridas en su cuerpo. 

Después de todo eso era mejor que curar a alguien que se parecía más a una plasta apenas humana de carne hinchada y sangre. 

Sin embargo, cuando Alelí vio las condiciones en las que viviría en el palacio, pensó que tal vez estar aquí sería lo mejor. 

Según las heridas de su alteza, ella estimó que podría curarlo y despertarlo después de tratarlo poco a poco durante una semana. 

Pero ¿Por qué esforzarse?, ¿No sería mejor dilatar lo más posible el tratamiento y quedarse a vivir en el castillo el mayor tiempo posible?. 

No le importa el dolor que este pudiera estar sufriendo o las infecciones que podrían generarse su tardanza, bastaba con fingir que se sentía débil después de cada tratamiento con luz divina y eso sería suficiente para que la dejaran en paz. 

Alelí salió de su propia habitación y fue hacia la de Maximilian para mirarlo durante unos momentos.

Era obvio que este heredero de la sangre de Argen nunca podrá derrotar al grandioso Duque con la espada. 

-Si eres un mago deberías haberte limitado a la magia- pensó con una sonrisa y abrió la ventana para que entrara aire fresco. 

Se suponía que lo ocurrido entre el Duque y el joven Duque debería ser mantenido en estricto secreto, pero ella pudo escuchar hablar a algunos monjes del templo cuando la escoltaban al palacio. 

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Nezar, en su habitación sentía mucha culpa, sobre todo después de que vio a su primo en ese estado. 

El día en que todo ocurrió jamás imaginó que algo como esto sucedería. 

No era la primera vez que cubría a Maximilian para que este pudiera salir de la academia y hacer sus negocios a escondidas de todos. 

Ese día aceptó usar el artefacto para verse como él y asistir a clase, como siempre, y luego, cuando las clases terminaron, se dio cuenta de que Maximilian había tardado demasiado. 

Después del almuerzo, subió a su habitación para buscarlo, pero en esta todo estaba hecho un desastre y Maximilian no estaba por ningún lado. 

Nezar sabía que Max había puesto un hechizo en su propia habitación para evitar a los intrusos, así que el único que podía haber causado ese desastre era él mismo. 

Sin embargo, no sabía qué pasó después, Maximilian regresó viéndose terriblemente pálido y se apresuró a pedirle que reuniera todas las piedras de maná que pudiera entre los alumnos del área mágica, mientras él iba a buscar su espada a su habitación. 

Nezar hizo todo lo posible y logró reunir cerca de 200 piedras. Todo el mundo se llevaba bien con él y ni siquiera le preguntaron para qué podría usar un espadachín todas esas piedras de maná. 

Antes de irse, Maximilian solo le advirtió que no dijera nada. Si más tarde alguien preguntaba, solo podía decir que se estaba concentrado en realizar un experimento. 

Desde luego que su padre no creyó en sus palabras, pero él no traicionó a su primo, y fue así como terminó encerrado en sus habitaciones en el palacio. 

Lo peor es que su padre no le dijo nada acerca del responsable, no permitiendo que ninguna noticia se pudiera filtrar. 


El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora