Otro que no logró dormir prácticamente nada, y además, despertó con un terrible mal humor, fue el Duque.
Cuando Albert llegó junto con las tres nuevas criadas personales, la habitación interior del Duque estaba muy desordenada.
Todas las almohadas de la cama estaban desperdigados por el piso.
Esto a veces ocurría cuando la Duquesa convocaba, o buscaba, a un, no muy dispuesto Duque, para pasar la noche juntos.
Pero el mayordomo no creía que este hubiera sido el caso. Después de todo, ayer la Duquesa creía que su excelencia estaba enfermo.
Algo más debería ser la causa del mal humor del Duque, y Albert creía que esa causa tenía todo que ver con la criada a su lado.
Lo mejor sería advertirles ahora.
"Deben tener mucho cuidado con sus acciones, sobre todo si por las mañanas ven la habitación de esta manera"
Susurro a las jóvenes criadas y estas asintieron en respuesta.
Dentro de la cama, el Duque había estado despierto desde mucho antes que llegaran, y lo escuchó todo, pero no se movió. Simplemente, miraba hacia arriba dentro de la oscuridad.
Las cortinas del dosel de la cama no se habían corrido, y ninguna persona podía hacerlo por él, pues correrlas quería decir que ya había despertado y todos podían iniciar a atenderlo.
Así que el grupo se quedó de pie al lado de la cama.
Luego de unos momentos, el mayordomo les hizo una seña a las tres y todas se pusieron manos a la obra.
En el baño, Kara preparó el agua caliente con la que su excelencia se lavaría.
Mily, acomodó las sandalias, y reunió las almohadas, recogiéndolas del piso.
Y Amber sacó tres conjuntos de ropa y los combinó con la joyería para que el Duque eligiera el conjunto que iba a usar hoy.
El mayordomo volteó a ver los arreglos que había hecho esta última y asintió satisfecho. Se notaba que su estética era buena. Cada conjunto combinaba bien y era adecuado para el clima y la ocasión. Además, todo estaba cuidadosamente ordenado, lo cual hacía fácil decidirse por el estilo de hoy.
Pero en ese momento, Duncan salió furioso de la cama y se les acercó dando pisotones. Tomó cada conjunto, y lo arrojó al suelo con ira.
La criada simplemente se hizo a un lado y se limitó a mirar hacia el piso, impávida.
Albert estaba anonadado cuando vio a su excelencia, arrojándolo todo y luego observando a la criada de frente mientras apretaba ambos puños a sus costados con furia.
"Mi señor..."
Se adelantó a decir, pero fue interrumpido por el Duque, quien reprendía a la criada.
"¡Mal!... Mal, todo está mal. ¡¡¡Vuelve a hacerlo!!!"
Amber asintió y se dirigió a buscar nuevamente la ropa a la habitación contigua*, pero el Duque apretó los dientes y fue tras ella.
El mayordomo se apresuró también, para tratar de hacer entrar en razón al Duque, intentando interponerse antes de que la alcanzara.
Todavía estaban presentes las otras dos chicas, si algo ocurría llegaría a los oídos de su alteza la Duquesa, lo cual sería terrible.
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El regreso de la extra
RomanceAmber Vilches, luego de recordar su vida como Han Ji-a, se da cuenta de que tan solo es una extra dentro de una novela, un personaje que únicamente sirvió para marcar de manera trágica la infancia del villano, Maximilian Arges. Un desafortunado vill...