El caballo era cruelmente azotado con la fusta mientras su excelencia continuaba apresurándolo para que corriera.
Duncan, el magnifico y digno Duque de Argen, ahora mismo se parecía más a un demonio recién salido del averno que al que alguna vez fue llamado el hombre más hermoso del reino.
Cabello revuelto, ojos enrojecidos y respiración irregular, pero sobre todo aquella expresión llena de obsesión frenética que se reflejaba en su mirada, volviéndolo un ser verdaderamente aterrador.
Cada segundo que pasaba... no podía evitar sentir que la perdería nuevamente, a lo más preciado que tenía, y ese sentimiento lo estaba enloqueciendo cada vez más.
Al llegar a aquél bar en la dirección señalada, su gente ya lo estaba esperando rodeando el edificio y la puerta ya había sido forzada.
Duncan bajó del caballo de un salto y corrió hacia el interior sin mediar palabra alguna.
Solo quería encontrarla cuanto antes y estrecharla entre sus brazos, oler su aroma y besar su piel... Entonces nunca más la dejaría ir, la volvería parte de su carne y sangre tantas veces que ella solo podría rendirse obedientemente.
Hace un año creyó que podría ser un poco más paciente y complaciente con ella luego de encontrarla, pero eso se terminó... Se terminó cuando ella decidió esconderse de él durante un año completo.
Duncan quería reír a carcajadas al pensarlo... ¿Qué mirada pondría Amber cuando lo viera acercarse?.
Él pensó que si en los ojos de su amada había aunque sea un poco de anhelo o una pequeña alegría... Él le perdonaría todo, volvería a ser paciente y podrían comenzar de nuevo. La premisa era que ella jamás intentara volver a huir de él.
Justo cuando Duncan había recorrido parte del salón del bar, y estaba por llegar a la barra, hubo un fuerte estruendo y rápidamente se vio rodeado por un humo demasiado espeso, que lo hizo toser sin control.
Su gente de inmediato se apresuró a rodearlo, buscando protegerlo, pero ¿Cómo podría importarle su propia seguridad en un momento como este?.
El humo... Duncan de inmediato pensó en lo que Mary, la sirvienta de la Duquesa, había intentado decirle esta mañana a su ama, y sintió que su corazón casi se detenía por el terror que lo embargo justo en ese instante.
Si era Cecilia la artífice de esto... Su amada, su Amber corría un gran peligro.
¡Tenía que salvarla!
La salvaría, la esconderla bien y luego... volvería a la casa Ducal para matar a la Duquesa antes de que esta pudiera abrir la boca y contárselo todo a su majestad.
No importaba si después tenían que huir juntos a otro reino.
Por el rabillo del ojo, Duncan creyó ver una pequeña parte de un hermoso cabello largo color avellana, y como si se tratase de un reflejo condicionado corrió tras este, alcanzando a ver hacia donde se dirigían.
Estaba completamente seguro... Ella era su Amber.
Su amada se vio obligada a correr por un largo pasillo mientras estaba siendo jalada de la muñeca por un hombre.
Duncan estaba furioso y le grito que la soltara, pero ninguno de los dos se detuvo.
Sus dientes crujieron por la ira, y sin dejar de correr sacó la espada de la vaina de su cadera.
"¡Maldito! ¡Suéltala! ¡Ella me pertenece! ¡Te mataré... te torturare y luego te mataré como a un perro!"
Pronto, Duncan notó que sus pasos comenzaban a parecer más lentos y su visión se volvió borrosa, la debilidad lo estaba embargando. Se negaba a rendirse con todas sus fuerzas.
Tenía que salvarla de Cecilia, tenía que arrebatársela a ese sucio hombre... No podía... No podía caer ahora.
"¡Amber!... Mi Amber"
Ya no podía verlos... El humo era demasiado espeso y él se había quedado tan atrás.
Sin darse cuenta, sus lágrimas habían comenzado a caer debido a la frustración, y a pesar de que se mordió con fuerza el labio para mantenerse consiente, sus piernas ya no le respondían.
No recordaba cuando había dejado caer su espada, y ahora solo podía sujetarse a la pared patéticamente para poder mantenerse de pie.
"¡Ahh!..." *cof cof cof*
Pudo escuchar un ligero grito, seguido de la tos persistente de una dama.
¿Cómo no podría reconocer a quien pertenecía esa voz?... Era su amada... Era su voz, pero... ¿Por qué venía del lado contrario del que la había visto correr hace unos momentos?
"Amber..."
Intentó llamarla débilmente mientras se giraba para ir en su encuentro justo antes de perder completamente la conciencia.
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Owen y Will llegaron al final del pasillo y giraron dos veces antes de localizar la entrada de uno de los pasadizos.
Al menos la forma en la que estaba construido el gremio, había favorecido su escape esta vez. Una rara forma de pentágono hueco, un patio interior, y un patio trasero.
Hace mucho que su excelencia el Duque ya no los estaba persiguiendo, así que ahora solo necesitaban seguir el camino que los llevaría hacia abajo.
En cuanto la puerta de madera se cerró, ambos se soltaron de la mano con un claro disgusto escrito en sus rostros.
Owen ahora mismo se veía exactamente como Amber, aunque su altura aun no había cambiado. Él todavía era una cabeza más alto que la Amber verdadera.
Will creyó que sería un poco confuso para él sostener la mano de alguien que se veía como la mujer en su corazón.
Pero no fue como imaginó, saber que no era realmente Amber hizo que no se produjera ninguna fluctuación en su corazón al sostenerla, y adicionalmente, esa mano continuaba sintiéndose como la mano varonil llena de callos de Owen.
Y Owen... Bueno, Owen estaba demasiado enojado y frunció el ceño usando aún el rostro de Amber.
"Cielos... Das mucho asco. Creo que tendré pesadillas esta noche"
Lo regaño Will, pues no le gustaba para nada ver el rostro de quien le gustaba sobre el cuerpo de su amigo y subordinado...era tan raro.
Owen lo miró con resentimiento y Will sintió que vomitaría en ese momento, así que Owen se arrancó el prendedor de su cuello y lo arrojó con furia al piso, queriendo pisarlo.
"No" negó Will, deteniéndolo a tiempo "Este objeto podría volver a sernos útil, Amber aun no está fuera de peligro"
"¡No volveré a verme como ella nunca!"
Owen casi grito en respuesta, y de inmediato se fue por otro pasillo dando grandes zancadas.
Will no se lo tomó en serio, sabía que tenía que ir a recoger a Mike antes de que este despertara y regresara a intentar buscar a Amber... O antes de que esos magos del Duque, o los guardias de las sombras de la Duquesa, descubrieran las entradas secretas... Lo que pasara primero.
No paso mucho tiempo hasta que Owen regresó cargando a Mike sobre su hombro como si se tratase de un viejo costal de papas.
Y los tres retomaron su camino descendente.
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El regreso de la extra
RomanceAmber Vilches, luego de recordar su vida como Han Ji-a, se da cuenta de que tan solo es una extra dentro de una novela, un personaje que únicamente sirvió para marcar de manera trágica la infancia del villano, Maximilian Arges. Un desafortunado vill...