Capítulo 108

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A la mañana siguiente, Owen trajo de vuelta el resultado. 

Lamentablemente todo era tal y como lo habían imaginado. El Duque también había apostado varios espías y magos alrededor del lugar en donde Mona trabajaba.

Entonces, Will envío a algunos mendigos, con quienes tenía tratos, a investigar cualquier noticia en el pueblo, y luego estos se reunieron por separado en otro sitio con uno de sus subordinados para entregar la información. 

El subordinado se había disfrazado como un sacerdote piadoso, que les daría algo para comer y unas monedas.

Todo esto eran medidas precautorias por si estos atraían las sospechas de los hombres del Duque. Y así fue, ellos también fueron seguidos luego de que salieran del pueblo.

"El falso sacerdote" se dio cuenta cuando intercambiaron la información. 

¿El resultado de sus esfuerzos?... Los mendigos no pudieron notar nada anormal en el pueblo. Ellos no estaban entrenados, así que solo reportarían lo que vería la gente común.


El Duque de Argen realmente estaba desesperado, y se había esforzado minuciosamente para atrapar a Amber.

William ya no planeaba ocultarle nada nuevamente.

Desde lo ocurrido, ninguno había tocado el tema sobre la identidad falsa de William "Ashton" o sobre sus motivos para mentirle.

Entonces él creía que ella había sido bondadosa y lo había perdonado mientras estuvo herido de gravedad, pero no por eso planeaba volver a poner a prueba el corazón benevolente de la joven.

Así que le contó todo, viéndola quedarse en blanco mientras esperaba su reacción. 

Will tomó la pequeña mano de Amber entre las suyas con angustia, no quería verla triste, pero, después de todo, una vez más la joven había tenido que dejar su hogar por culpa de ese maldito Duque.

Se había quedado sin trabajo, sin un techo sobre su cabeza y sin dinero.

Y lo peor de todo es que nuevamente tendría que alejarse de las personas que le importaban, y huir como si fuera una criminal.

"Quédate aquí ¿Sí? Nos aseguraremos de protegerte"

Expresó mientras le daba una mirada suplicante.

Sabía que no podía obligarla a quedarse, después de todo esta era la capital, la ciudad en donde el Duque de Argen podría encontrarla más fácilmente.

Pero no quería estar lejos de ella, y, sin embargo, él nunca iría en contra de sus deseos.

Si ella decidía quedarse se aseguraría de que ese hombre nunca pudiera encontrarla, y si deseaba irse él la escoltaría hasta su destino con seguridad, y... Tal vez sería el mejor momento para extender el alcance del gremio.

Amber pareció sorprendida por las palabras de William.

Ella tampoco quería irse, en esta ciudad capital estaba su pequeño Duque, y las personas que habían sido tan buenas con ella.

No quería volver a dejarlo todo por culpa de ese hombre.

"No me iré. ¡Quiero quedarme!" dijo con decisión y lo miro a los ojos llena de confianza "Aún recuerdo que cuando me salvaste aquella vez me dijiste que debía pagarte trabajando para ti. ¿Eso todavía cuenta?"

Will la miró con sorpresa y comenzó a reír como campanas de plata.

Nunca imaginó que ella tendría esta reacción.

¿Qué no Amber parecía estar hecha de agua? Derramando lágrimas, temerosa y melancólica... Ahora esta chica frente a él parece estar llena de decisión y valentía.

Viéndose mucho más viva y hermosa, tan encantadora.

"¡Por supuesto que esas palabras siguen siendo válidas!... Qué tal esto, aprenderás las suficientes habilidades médicas para tratar heridas, y trabajarás aquí. A cambio, no solo te esconderé y te protegeré, incluso te pagaré por cada tratamiento hecho a mi gente"

Amber asintió con sus ojos dorados llenos de esperanza, brillando como estrellas rotas. 

Al ver la emoción en los ojos de la chica, Will quiso abrazarla, pero se contuvo.

"Por supuesto, la oferta incluye comida, alojamiento y... transporte. Creo recordar que de divertirse mucho mientras saltábamos de techo en techo aquel día"

Will bromeó. Pero Amber perdió la sonrisa, e intentó darle una mirada enojada por ese comentario, mientras sus ojos se enrojecieron ante ese recuerdo lleno de angustia, cuando lo vio desplomarse en el suelo, pálido y cubierto de sangre. 

No era gracioso, ella realmente creyó que Will iba a morir en sus brazos. Desde entonces había estado teniendo pesadillas y sentía una profunda culpa porque todo fue por ella. 

 Will de inmediato se sintió angustiado al verla. 

 "Lo siento. No volveré a bromear con eso" 

 Le susurró mientras la abrazaba, profundamente arrepentido. 

 Ella asintió y reprimió sus lágrimas 

 "Ellas, mis amigas, ¿estarán bien?. Ese hombre, no les hará nada ¿verdad?"

 Amber preguntó y se retiró del abrazo. 

 "Descuida. Ellas realmente no saben quién soy, o dónde estás; así que no lograrán obtener nada de ellas. Y el Duque no parece tener otras intenciones además de usarlas como carnada"

 "Deben estar muy preocupadas, no las he visto en tantos días" 

 "Veremos una manera de hacerles llegar una carta para explicarles todo, no te preocupes" 

 Al principio, cuando William se enteró de que Owen había encerrado a Amber aquí y no le permitió volver al pueblo se molestó con él, pero ahora le estaba profundamente agradecido. Si en ese momento le hubiese permitido irse, ahora mismo Amber ya habría caído en las garras de ese maldito Duque de Argen. 


 La joven daba vueltas en la habitación, yendo de un lado al otro mientras pensaba en una manera, hasta que tuvo una idea. 

 "¡Ya sé! Mona suele tomar un carruaje cada noche en la entrada noreste de la capital para volver a casa. Qué tal si hacemos que alguien le entregue una carta en ese momento. 

 A Adriana le encanta el pan al vapor relleno de carne, podría comer quince fácilmente cada vez. 

 Podríamos hacer que alguien se disfrace de vendedora y poner la carta dentro de la canasta, hasta el fondo. 

 Nadie sospecharía. 

 Mona siempre comprará el pan relleno favorito de su hermana cada vez que vea a alguien vendiéndolo, sobre todo si la persona que los vende se ve triste por una mala venta" 

 Will sonrió y asintió pensativo 

"No está mal, es un buen plan. Déjame a mí los detalles. Escribe la carta, pero no reveles nada importante. Piensa que esa carta podría llegar a manos del Duque si algo falla" 

 Amber se veía más alegre y comenzó a escribir. 

 Faltaban unas horas para que Mona saliera de trabajar y tenían que darse prisa para preparar todo.

El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora