Capítulo 20

1.4K 186 3
                                    



A pesar de que Amber sentiría que se le partía la cabeza cada vez que intentaba recordar cualquier cosa de su vida pasada, necesitaba hacerlo.  Pues, ahora mismo, tener la mayor cantidad de información posible podría significar la diferencia entre la vida y la muerte, no solo para ella, también para el pequeño Maximilian.


 En cuanto Amber llegó a las cocinas se hizo un largo y pesado silencio, todos la miraban con asombro y una mezcla de lástima y curiosidad. 

Y pronto, los murmullos entre los sirvientes se hicieron eco

"Pobrecita, ¿Cuánto la habrá regañado la duquesa que tiene los ojos tan rojos?" "Al menos pudo conservar sus extremidades intactas, y mírala, tampoco está herida" 

Amber continuó caminando intentando ignorarlos hasta que estuvo de frente a uno de los cocineros con quien mejor se llevaba, y este tomó el valor para preguntarle

"Tú... ¿Estás bien? Todos vimos como vino el mayordomo por ti, y la sirvienta que llevó los bocadillos nos dijo que te llevaron frente a la duquesa" 

Amber sabía que la preocupación de esta persona frente a ella era genuina, en verdad temía que sufriera el mismo destino de aquellas criadas una vez que fue llevada frente a la duquesa. 

"Todo está bien, no ha pasado nada malo. Por favor... yo..." 

Ella había estado intentando hablar sin pensar mucho en la angustia que le aquejaba, no quería volver a llorar, no ahora cuando al fin había logrado tranquilizarse y frente a todos. Pero detuvo sus palabras porque sintió que si continuaba hablando pronto perdería el control. Ciertamente, los murmullos y las miradas del resto no la estaban ayudando. 

El cocinero notó que ella se estaba conteniendo y miró a sus alrededores con mala cara, deseando que sus compañeros sirvientes pudieran tener un poco de empatía y dejar de mirarla así. 

Él le dio su mejor sonrisa a la joven sirvienta para hacerle sentir que todo estaría bien y le entregó la bandeja con comida por la que había estado intentando preguntar hasta hace poco

"Oh, sí, la comida para el chico está aquí. No lo olvidé" 

"Gracias" Amber apenas susurró y la tomó, un poco temblorosa

"¿Necesitas...?"

Ella agitó su cabeza, negándose a que la ayudara, y salió de las cocinas.

En el camino hacia las habitaciones del joven duque, Amber se iba repitiendo mentalmente que debería ser fuerte, que todo aún no había ocurrido, que aún podía evitar las cosas malas que vendrían.

 Ahora mismo, lo que más deseaba era estar con alguien que pudiera abrazarla y consolarla, haciéndole sentir que todo estaría bien. 

Quería hablar con alguien, lo necesitaba tanto, pero ¿A quién podría contarle todo esto?. Ni siquiera podría estar segura de decírselo a Jen, su mejor amiga en el ducado, porque no sabía si podía confiarle algo así a ella. 

Y mucho menos podía poner este peso en los jóvenes hombros del pequeño duque.

Esta angustia que la carcomía por dentro tendría que soportarla completamente sola.


Cuando entró con la bandeja de comida, Maximilian estaba estudiando diligentemente sus conjuros y practicando los sellos sobre un papel. Amber aprovechó esto para entrar con la cabeza baja, ocultando su expresión llorosa. Y luego de dejar la comida fue directamente a limpiar sin revelar su expresión.

Maximilian notó que algo estaba mal. Ella solía llegar con una sonrisa y agitar su cabello luego de dejar la comida, recordándole que al estudiar también necesitaba tomarse un descanso para que pudiera aprender mejor. Pero esta vez solo dejó la bandeja y no se le acercó antes de dirigirse a la habitación interna para limpiar.

Él dejó el libro de lado y se levantó del escritorio para ir a donde ella estaba limpiando, pero justo cuando estaba por entrar ella salió casi corriendo y dejando un

"Olvidé traer algo, ya regreso"

Salió de las habitaciones.

Casi media hora después, Amber volvió, pero esta vez traía una torre de libros en sus brazos. Lengua, política, historia, etiqueta y muchos de magia.

Esta vez sí estaba sonriendo, pero sus ojos rojos no escaparon de la atención de Maximilian

"Amber, ¿Qué pasó? ¿Alguien te ha intimidado?" Preguntó con angustia, acercándose e intentando que ella lo mirara. Pero ella sonrió y negó con la cabeza

"No, ¿Cómo sería eso posible?"

"Tus ojos... "

"No es nada, seguramente dormí mal. ¿Por qué aún no toca su comida, joven amo? Si esta se enfría no sabrá bien"

Maximilian sintió una profunda tristeza debido a las mentiras descaradas de Amber. 

Ella parecía olvidar que esta mañana, cuando le trajo el desayuno, sus ojos estaban perfectamente normales. 

La explicación era simple, Amber no confiaba en él. 

Ella siempre lo había defendido y protegido de quienes lo molestaban y golpeaban antes, pero él no podría hacer lo mismo por ella.

Amber debería saber que un niño abandonado, sin poder o estatus, como él, no podía ayudarle en lo absoluto. 

Ahora, únicamente podría culparse a sí mismo por ser tan débil.

Maximilian intentó sonreírle de vuelta y comenzó a comer lentamente mientras ella limpiaba.

"Hoy me quedaré con el joven duque el resto del día -Amber comenzó- Me han cambiado de puesto recientemente, así que mañana comienzo" 

"..."

Ella no dejaba de limpiar el polvo mientras hablaba, pero Maximilian notó que en algún momento estaba limpiando la misma superficie más de diez veces seguidas.

-Algo la angustia-

Pensó. 

La conocía desde hace poco más de cinco años, era imposible no saber algunas cosas de ella por su comportamiento

"Este nuevo puesto es muy demandante, pero a cambio pedí tener acceso a la biblioteca. Así que ahora ambos podemos ir y venir de esta, sacar libros y más. Al fin el joven maestro podrá continuar con sus estudios"

"..." Maximilian observó la pila de libros que Amber había dejado sobre la mesita de centro en el recibidor.

"Lo malo es que, desde mañana, no podré traerle sus tres comidas. Pero descuide, la... -Amber hizo una pausa, evitando mencionar a la madre del chico- Me han dicho que la jefa de sirvientas vendrá a traerle sus tres comidas todos los días y que estas serán adecuadas. De todas maneras vendré a verlo cada noche antes de dormir, sin falta, no se preocupe"

Maximilian notó la voz quebrada y el ligero temblor en los hombros de Amber, quien aún sostenía el paño para limpiar el polvo en sus manos, pero que hace mucho había pausado su labor. 

Entonces, el chico se levantó y fue a abrazarla con fuerza, frotando torpemente su espalda, en un intento de tranquilizarla. 

El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora