Gruesas nubes negras cubrieron el cielo sobre su cabeza, poco a poco, haciendo la atmósfera aún más oscura a sus ojos.
Sin embargo, Amber estaba por llegar a otra de las puertas de la ciudad luego de caminar tanto.
Había dejado de llorar hace mucho y ahora le picaba la piel del rostro, debido a la sal en las lágrimas y el lodo que se había secado sobre de este.
*grrgg*
Su estómago gruñó debido al hambre.
Amber tocó su abdomen plano con vergüenza, y sacó las monedas de cobre que el mayordomo de los comerciantes le había dado de mala gana.
Era humillante, pero... al menos con esto podría comer pan durante unos días y rentar una habitación cálida, un lugar en donde pudiese lamer sus heridas y refugiarse.
Ahora ni siquiera podía volver al pueblo en donde originalmente se había estado hospedando, pues recordaba que en la tienda de postres le había hablado sobre este a la dama de la familia de comerciantes.
Si regresara, ahí es donde Duncan comenzaría a buscarla.
Era gracioso, pensó de pronto, la avergonzaba el ruido que hacía su estómago, pero no todas las miradas qué se habían dirigido hacia ella durante su andar, o tampoco las pésimas condiciones en las que se encontraba.
Es extraño cómo, cuando estamos más vulnerables, nos afectan más algunas cosas que otras.
En ese momento, el sonido de un trueno, confirmó que había llegado la tormenta, acompañado de gruesas gotas de lluvia que comenzaron a caer como si de una ducha se tratase.
Lo que le faltaba.
La gente corría por las calles, buscando ponerse a resguardo.
Y Amber hizo lo mismo, aprovechando mientras tanto las gotas de agua para enjuagarse el rostro.
Quería reír de sí misma, en estos momentos debería parecer un perro abandonado, mojado y sucio. Si su madre en la vida pasada pudiera verla, Amber no sabía si esa cálida mujer se molestaría o lloraría angustiada por su hija.
Por fortuna encontró una casa con un alero, lo suficientemente grande como para refugiarse bajo este, y estaba cercano a la puerta norte de la capital.
Planeaba esperar aquí hasta que la lluvia terminara, para buscar un carruaje, pero la lluvia no parecía tener intenciones de detenerse.
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Esa tarde, Duncan había tenido que regresar a la mansión Ducal sin haber encontrado a Amber. Completamente descorazonado, abatido y frustrado.
Con un profundo sentimiento de pérdida.
Él la amaba tanto, tanto, por ella quería ir contra todo, por ella planeaba arriesgar su vida... Pero su Amber simplemente lo evitaría como si se tratase de una plaga.
Y hoy, por fin, estaba tan cerca de volver a verla, tan cerca de tenerla nuevamente entre sus brazos, y... otra vez la había perdido.
Ella simplemente parecía haberse esfumado como si se tratase de un sueño.
Y Duncan no estaba dispuesto a darse por vencido, incluso si tuviera que poner patas arriba a toda la capital, la habría continuado buscado sin descanso durante toda la noche.
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El regreso de la extra
RomanceAmber Vilches, luego de recordar su vida como Han Ji-a, se da cuenta de que tan solo es una extra dentro de una novela, un personaje que únicamente sirvió para marcar de manera trágica la infancia del villano, Maximilian Arges. Un desafortunado vill...