Capítulo 116

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En el estudio real, Alonso Creonia acababa de recibir un mensaje secreto entregado hace apenas unos minutos por uno de sus guardias de las sombras. 

En cuanto lo terminó de leer el papel fue arrugado con fuerza mientras fruncía el ceño. 

"Majestad, ¿sucede algo?" 

Preguntó el secretario real levantando los ojos del documento que revisaba en un escritorio cercano. 

"Maximilian... Sigue sin revelar ningún defecto. Realmente es como si no le interesara en absoluto aquella criada con la que creció. Y sin embargo no tiene sentido"

El secretario guardó silencio, pero bajó la mirada

¿A qué clase de existencias odian más las personas que están en el poder?... A quienes no parecen tener deseos o debilidades. 

Las personas que se muestran demasiado perfectas, siempre los pondrán nerviosos. 

Sobre todo si dicha persona podría haberse convertido en estos momentos en el mago más poderoso del reino. 

Y ahora, incluso, en un espadachín formidable. 

El secretario real pareció meditarlo durante algún tiempo antes de hablar 

"Majestad, si me permite hablar demás... " 

Alonso Creonia agitó la mano para indicar que se apresurara a hablar 

"Su alteza, Maximilian, nunca revelará un defecto mientras esté seguro que lo estamos siguiendo. En mi opinión, deberíamos dejar de hacerlo durante algunos años. Una vez que se confíe será más fácil encontrar una manera de mantenerlo bajo control. Ya sea por su aprecio a esa criada u otra debilidad"

Su majestad tenía los labios apretados en una línea, era obvio que no estaba de acuerdo con la propuesta de su secretario y confidente. Así que este tuvo convencerlo. 

"Si lo piensa bien, el joven no podrá hacer gran cosa hasta que sea un adulto. Y no importa lo poderoso que sea, es seguro que necesita continuar asistiendo a la academia real, de lo contrario no hubiera sido esa la primera solicitud que hizo a su majestad" 

El rey asintió y suspiro. 

Las palabras de su secretario tenían mucho sentido. 

Maximilian tendría que terminar su educación en la academia, sin importar cual fuese su verdadero objetivo a lograr en esta. 

 Era mejor dejar de vigilarlo, por ahora. 


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Esa noche, cuando Amber volvió a sus habitaciones en la parte trasera de la posada, encontró una carta sobre su almohada. 

A pesar de que la habitación estaba prácticamente en penumbras, la luz de la luna que entraba por la ventana logró que el sello azul en el sobre resaltara. 

En el sello estaba un escudo familiar que conocía bien, uno que la llenaría de terror cada vez que lo viera. Pero el color de la cera usada junto al escudo tenía por completo el efecto contrario. 

"Maximilian" 

Murmuró creyendo que estaba soñando y se apresuró a sostener el papel, sintiendo una mezcla entre felicidad y nerviosismo. 

Amber de inmediato rompió el sello de la carta, olvidándose por completo de encender las luces, completamente ansiosa. Como si temiera que este sería tan solo un sueño del que despertaría en cualquier momento. 

El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora