Capitulo 39

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 Capítulo 39
Raquel se encuentra muy bien, no duro mucho en la clínica pues en realidad no le gusta, ya está en su casa Gabriel le contrato una enfermera para que la cuidara y estuviera pendiente de sus medicamentos, él no se encuentra muy bien pues no ha podido olvidar las palabras de su madre, María está en su trabajo pero no se puede concentrar, apenas empieza hacer algo su mente la traiciona y piensa en ese incomodo momento que vivió días atrás.
María: Dios mío que está pasando porque Gabriel y yo no podemos ser felices que oculta mi madre y esa señora.
Greta: (Se le acerca y la interrumpe) Hablando sola.
María: Señora Greta disculpe, estaba pensando en voz alta.
Greta: (Sonríe) Tranquila mujer, necesito que me ayudes con unos papeles ¿Puedes? O ¿Seguirás pensando en voz alta? (Sonríe).
María ríe y se va con ella hasta su oficina. Flor está en su casa cociendo y le tocan la puerta ella se levanta del sofá y deja los lentes en la mesa y va abrir, abre la puerta y ve que era Gabriel, quería hablar con ella, quiere saber la verdad y no se piensa ir hasta que se la diga.
Gabriel: Buenas señora Flor.
Flor: ¿Tu aquí? (Seria) Mi hija no está.
Gabriel: No vine hablar con ella, quiero hablar es con usted.
Flor: ¿Conmigo? Que yo sepa no tengo que hablar nada contigo.
Gabriel: Vengo a que me dé una explicación razonable del porque no quiere que este cerca de su hija.
Flor se asusta un poco, él quiere que se remueva el pasado y ella no puede causarle ese dolor a su hija, sabe que es mucho dolor para ambos. Besabeth y Ignazio hacen una parada en un Kiosco donde venden dulces caseros, pues como se digo anteriormente él es amante de los dulce y cuando ve uno se detiene a probarlos, a ella no le gusta mucho pero comparte con él, después de breves minutos pagan la cuenta y se van de nuevo camino a la ciudad, él se compró varios dulces para el camino, su teléfono suena, Besabeth lo comienza a buscar pues no saben en donde está.
Besabeth: ¿En dónde lo tienes?
Ignazio: Ni idea (Risas).
Besabeth: (Lo consigue y lo contesta) Alo!!!
Mariana: Alo!!! (Un poco extrañaba) Por favor con Ignazio.
Besabeth: ¿De parte?
Mariana: De Mariana su asistente.
Besabeth: Un momento (Ve a Ignazio) Dice que es Mariana tu Asistente.
Ignazio: Si, pasamela por fa (Le pasan el telefono) Alo Mariana.
Mariana: ¿Señor Ignazio es usted?
Ignazio: Si Mariana ¿Por qué preguntas eso?
Mariana: Pensé que me avía equivocado de número, porque me contesto una mujer su teléfono.
Ignazio: (Sonríe y ve a Besabeth) No tranquila, si soy yo la que te contesto es mi futura esposa.
Una puñalada por la espalda, ella no se esperaba que su jefe le digiera eso, ella sentía que estaba equivocada de numero porque ella no entendía por qué ella contesto su teléfono pero Ignazio le dio una noticia que no quería escuchar nunca de su boca, el asombre fue instantáneo y fue inevitable que las lágrimas salieran de sus ojos, ella trata de contenerse para poder hablar con él y no se da de cuenta que está llorando, la amiga la ve y se acerca y espera que termine de hablar.
Mariana: Señor, lo estoy llamando porque tiene que firmar unos papeles de la empresa, y son muy importantes.
Ignazio: Dios mío verdad, así me olvido que tenía una empresa en Italia (Sonríe y ve a Besabeth y ella también le sonríe). Apenas llegue a caracas llamo al Aeropuerto y busco boleto para ir a Italia así aprovecho de buscar unas cosas que me hacen falta aquí.
Mariana: Es decir que se va a vivir a Venezuela definitivo.
Ignazio: Si tengo pensado eso.
Ha Besabeth apenas escucho que se iba a Italia su cara cambio por completo pues no se esperaba eso, Mariana ya no puede más con tantas noticias en menos de cinco minutos y decide terminar la conversación.
Mariana: Oky señor, aquí lo esperamos. Buenas Tarde (Fin de la llamada).
Su amiga la ve y la abraza pues apenas tranco sus lágrimas fueron aún más constante, el dolor que está sintiendo en ese momento es muy grande, su mejor amiga trata de consolarla pues no sabe que es lo que le sucede en realidad, Mariana no para de llorar.
Besabeth lo ve muy seria, pues no le gusto esa noticia tan de repente, y menos ahora que están viviendo juntos, Ignazio la ve y se ríe.
Ignazio: ¿Que pasa mi amor porque me vez así?
Besabeth: ¿Como que te vas a Italia?
Ignazio: Ha eso (Risas) Tranquila mi amor no me pienso ir solo te pienso llevar conmigo.
Besabeth sonríe, él le agarra la mano y sigue manejando. Flor y Gabriel están sentados él está esperando una explicación y ella no sabe que decir pues la verdad es muy dolorosa.
Gabriel: Señora, ¿Qué le he hecho para que me odie tanto?
Flor: Yo no te odio muchacho, no digas esa cosas que es pecado.
Gabriel: Entonces, porque en realidad no entiendo el empeño suyo y el de mi madre y de Margarita de que yo deje a su hija, o es que acaso ustedes no entienden que yo amo de verdad a su hija.
Flor: (Las lágrimas están a punto de salir pero ella las contiene) Ustedes no se pueden amar no pueden estar juntos, deje a mi muchacha en paz y búsquese a otra.
Gabriel: Porque señora, dígame por qué a ver si puedo entender.
Flor: (Se levanta se pone de espalda) Por favor Gabriel no entiendes que ustedes vienen de mundo muy distintos.
Gabriel: Señora vivimos en el mismo mudo que yo sepa, yo vivo en el planeta tierra y ustedes también, o ¿Me equivoco?.
Flor: (Ya no puede más y sus lágrimas comienzan a salir de sus ojos) Por favor Gabriel no busque mas no preguntes más porque no te puede gustar lo que vas encontrar.
Gabriel: Señora por favor dígame la verdad, yo la necesito saber por amor a dios, dígame por qué su hija y yo no podemos ser felices juntos.
Flor: (Se limpia sus lágrimas y se voltea) Vete por favor, vete y no vuelvas más.
Gabriel: No señora de aquí no me voy. ¿Dígame que es lo que ocultan ustedes? ¿Qué verdad es esa que su hija y yo no podemos saber?
Flor no aguanta más, tiene un gran nudo en la garganta, pequeñas escenas de su pasado llegan a su mente y cae en el sofá llena de lágrima.
Flor: Esta bien Gabriel yo te voy a decir la verdad, pero júrame que si te la diga no volverás con mi hija, y se acabara esa relación que tienen.
Gabriel: No puedo, ni siquiera sé que es lo que ocultan ustedes, como se lo voy a prometer.
Flor: Esta bien, yo te lo voy a decir a penas sepas la verdad tendrás que dejarla aunque te cause mucho dolor.
Gabriel se asusta demasiado pero quiere saber qué es lo que ocultan y se sienta muy cerca de ella y comienza a escuchar a esa mujer llena de lágrimas y dolor.  


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