Regreso a Jorgaldur Tomo II: la arquera druida

Descanso

Las cicatrices de la batalla eran evidentes en la tierra y en los árboles, que habían vuelto a su estado habitual de reposo. Tardarían en recuperar sus fuerzas, si es que lograban sobrevivir al miasma que rodeaba el lugar, y que quizás algún día lograría llegar hasta ellos. Apenas quedaba nada del que había entrado. No era suficiente para subyugarlos, y estaba siendo purificado por las mismas plantas.

Goldmi miraba tiernamente a la pequeña cría de unicornio, que parecía no saber hacer nada más que dormir y alimentarse de la leche de su madre. Había intentado ponerse un par de veces de pie, sin conseguirlo.

Seres de apariencia similar a ellos, como los caballos, lo logran apenas unos minutos después de su nacimiento. Es necesario para ellos si quieren sobrevivir, pues pueden necesitar correr junto a sus madres en cualquier momento si son atacados.

Pero los unicornios no son sólo de un crecimiento mucho más lento, sino que es extremadamente inusual que estén en peligro al nacer, pues normalmente lo hacen en su tierra sagrada, bajo la protección de cientos de los suyos.

La lince estaba junto a ella, relamiéndose después de un delicioso pastel de nata y chocolate. Esta vez, su hermana había decidido premiar el esfuerzo de la felina, y, para que negarlo, el suyo propio. La única diferencia era que ella se había limpiado con una servilleta.

La unicornio levantó la cabeza, mirándolas. No dijo nada, pero les fue evidente que les estaba pidiendo que se acercaran, mediante algún tipo de comunicación telepática que no transmitía palabras, pero sí el propósito.

Lo hicieron sin miedo, no temían a aquel ser al que los propios espíritus trataban como amigo. Y, de hecho, uno de esos espíritus estaba allí, mirándolas, feliz.

La punta del cuerno brilló un instante al tocarlas, sintiendo cada una de ellas el agradecimiento de la madre unicornio en su bendición. Más adelante, descubrirían que aquella bendición no era tan sólo un adorno, sino increíblemente poderosa. Doblar la recuperación de maná y energía, o la ganancia de experiencia, era algo que muy pocos podían obtener, y que todos desearían de saber de su existencia.

No es una bendición que se otorgara así como así, no es fácil obtener el reconocimiento de un unicornio. De hecho, podían pasar siglos sin que nadie la obtuviera. El hecho de que esa misma unicornio la otorgara a otro visitante unas decenas de años después, por salvar a ese mismo cachorro, es algo que algunos llamarían casualidad, y otros destino.

Habían alcanzado el nivel 30 después de acabar con cientos de aquellos seres corrompidos. En 28, la elfa había recuperado Billar, que añadido a una flecha, le permite rebotar en el siguiente objetivo. Puede añadirse varias veces, permitiendo a la flecha rebotar por cada una de ellas, y era muy útil en algunos laberintos. La tenía en 10, entre otras cosas porque, con Gjaki y Eldi, jugaban a una especie de billar en tres dimensiones usando flechas, juego en el que Goldmi ganaba siempre. Al menos hasta que sus compañeros decidieron aumentar la dificultad sólo para ella.

En 29, estaba Hogar Vegetal, un hechizo que combina el vínculo con la naturaleza con la magia, permitiéndole crear un refugio con plantas y ver a través de él. Desde fuera, parece una simple maraña de ramas, y su poder defensivo es bastante superior al Escudo de Dormilón de Eldi, aunque tiene la desventaja de que no se puede usar sin vegetación. Lo tenía en 3, lo que le daba tres horas de protección.

Y en 30, había desbloqueado Acelerar, que aplicado a una flecha, aumenta su velocidad, haciéndola más difícil de esquivar. También puede aumentar la penetración, aunque mucho menos que Flecha Penetrante, o provocar que la flecha se rompa al chocar si no se va con cuidado. La tenía en 6, pues muy pocos enemigos eran capaces de esquivar sus flechas en el juego y obligarla a usarla.

La habilidad en 28 había sido Empuñadura, que da un rápido golpe con la empuñadura de la daga. Es muy útil para recuperarse cuando se falla un ataque con ésta, habiéndose perdido la posición y desequilibrado. No sólo permite recuperarse, sino que el golpe sorpresa puede aturdir momentáneamente al enemigo. Lo tenía en 4, porque, a pesar de su utilidad, no había tenido muchas ocasiones de usarlo en el juego.

En 29, Arremeter. Permite saltar rápidamente con la espada hacia delante, cubriendo una distancia de hasta dos metros y sorprendiendo al enemigo mediante una rápida estocada. Muy útil para acortar distancias, lo tenía en 10, pues solía ser uno de sus primeros movimientos cuando quería luchar cuerpo a cuerpo.

Y en 30, Camuflaje II, que permite enmascarar el propio olor, haciendo más efectivo el otro Camuflaje. Lo tenía en 8, pues era útil en misiones avanzadas de infiltración, pero no había tantas de ellas.

También había subido Toque Purificador a 8, Vínculo de Vida a 6, Abismo de Viento y Ramas Traviesas a 4, y Muro Natural y Alarma a 5.

Por su parte, la lince había recuperado Rugido, una habilidad que permite asustar e intimidar a los enemigos, haciéndolos huir, perturbar su concentración o haciéndoles simplemente luchar con miedo, quizás temblando. Cabe decir que estaba encantada de haberla recuperado.

Las dos hermanas se quedaron unos días allí, preocupadas por la unicornio, que iba recuperándose muy poco a poco. Y encariñándose con el pequeño que, aunque dormía la mayor parte del tiempo y apenas podía mantenerse de pie, parecía reconocer de alguna forma a sus salvadoras. O simplemente les había lamido en la cara por instinto, imitando lo que su madre hacía con él.

Por su parte, Pikshbxgro se sentía más relajado de lo que había estado en años, radiante y alegre, aparentemente olvidando lo que había fuera de aquella pequeña burbuja, de aquel pequeño oasis en un mar de corrupción

No sólo había desaparecido el peligro inminente, sino que el "pequeño uncuerno" había nacido, y el pesar y sufrimiento de su madre había desaparecido. Y, por si fuera poco, su querida tía Omi, a quien creía que jamás volvería a ver, estaba allí con él.

Que lo hubiera salvado de nuevo era algo que atribuía al destino, pues los espíritus y las hadas creen fuertemente en esa supuesta fuerza misteriosa que dirige y une la suerte de los seres vivos.

No pudo evitar recordar cuando la conoció por primera vez, cuando sus caminos se cruzaron y cambió su destino.