1.1 El Falso General

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¿Dónde estoy?

En el tiempo que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, la pregunta se respondió sola, las paredes de piedra con filtraciones de agua al frente, los barrotes a su derecha, la habitación escasamente iluminada bajo la luz de tres velas y el hombre recargado en la pared roncando ruidosamente.

Una prisión subterránea.

En otro momento descubrir eso habría hecho que su corazón se encogiera dentro de su pecho y el sentimiento de pérdida lo inundara, pero después de lo visto esos tres últimos días ya nada lo sorprendía, intentó levantarse y entonces notó que algo no estaba bien con su cuerpo.

De pies a cabeza había una serie de laceraciones, sus dos piernas estaba rotas y acomodadas en una posición extraña evidenciado que no recibió atención médica, su brazo derecho también estaba roto y aunque no podía ver su rostro, sabía por el hilo de sangre que bajaba por su ceja izquierda que también tenía una herida en la cabeza.

Seguido a la compresión, vino el dolor.

– ¡Mierda! – maldijo entre dientes – Sistema, ¿dónde demonios me trajiste?

[]

– Sé que estás ahí, responde, ¿por qué me trajiste a este lugar?

[Ah, ¡es mi culpa!, en todos mis siglos de existencia jamás conocí a una persona tan desvergonzada, esto no habría pasado si no me hubieras engañado, te mereces estar en un cuerpo herido]

Dogo entendía la parte en la que él tenía la culpa, fue él quien drogó a su amo, lo llevó a la cama, descubrió el tatuaje en su brazo y forzó a la existencia que residía en el tatuaje a llevarlo a otro mundo, solo que no pensó que funcionaría, tampoco imaginó que terminaría en un cuerpo tan maltrecho. Suspiró.

[Ni pienses que voy a ayudarte, ya eres un error, ¿quieres ascender al grado de virus?, ¿sabes lo que pasará sí mis superiores descubren lo que pasó?, yo sería eliminado, ni siquiera sabes lo que significa, ahora puedes quedarte ahí y pudrirte en prisión, yo me voy]

– ¿Sabes algo Sistema?, todavía tengo una mano buena – su mano izquierda giró y pequeñas chispas salieron de entre sus dedos.

[]

[Entiendo, detente, detente]

– Intentémoslo otra vez, ¿Dónde estoy?

[]

[Dame un par de minutos iré a cargar la información de este mundo]

Hubo silencio.

La cabeza del hombre que dormitaba cayó ruidosamente despertándolo, parpadeó mirando al único prisionero, se talló la nariz y volvió a acomodarse para dormir, pocos segundos después, comenzó a roncar una vez más.

Dogo sintió una punzada en la cabeza, el personaje principal de ese mundo era Limei, ella era la princesa y única hija del monarca del reino, durante una fiesta se enamoró del general del ejército del dragón negro, Ferdis Estanced y su amor fue correspondido, durante un año entero ambos intercambiaron cartas, detalles amorosos y reuniones clandestinas, todo dentro de las reglas de su mundo, apenas y hubo contacto físico entre ambos, pero el amor era muy profundo, transcurrido ese tiempo la amenaza de guerra se ciñó sobre el reino y el general tuvo que marcharse, no sin antes llevarse la virginidad de la protagonista, en ese encuentro no hubo violación, fue la propia Limei quien tomó la decisión, pensó que de esa forma él se llevaría un recuerdo de ella y volvería.

Alimentada solo con cartas y noticias que pasaban por manos de su padre y llegaban a ella carcomidas el corazón de Limei se hundió y en ese estado fue fácilmente manipulada por su hermano Keiro.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora