Fury Avenger (Trilogía completa)

Capítulo 11. Steve.

La semana posterior al regreso de Maya transcurrió tranquilamente, con besos robados y paseos a la ciudad para ir a almorzar a los centros comerciales y restaurantes que nos llamaban la atención. No es como si fuésemos algo real, porque no lo somos, pero con ella las cosas se sienten bien.

Aunque ambos sabemos que algo anda mal en ella.

Hacía dos noches, Nick me contó, muy cansado, que no pudo dormir porque se la pasó toda la madrugada tratando de tranquilizar a su hija, quien, dormida, gritaba constantemente que se los quitara de encima, que no quería que le inyectaran nada y que no iba a estar del lado de Ultrón.

Ayer, Bruce tuvo que inyectarle un tranquilizante para que pudiera dormir, y aún así se necesitó la ayuda de Thor para lograr controlar sus convulsiones. Lloraba entre sueños y pedía que no le hicieran daño a nadie que amara. Algo salía mal porque siempre despertaba pegando gritos que sonaban en casi todo el edificio.

Nos tiene sin poder dormir.

—Es innecesario que pasemos por esto —se queja Barton, cenando—. Puede que sea la hija del jefe, pero no es nuestra responsabilidad.

—No lo es —acepta Nat—, pero tú no sabes lo que fue encontrarla en la nieve con hipotermia y a punto de morir. La conozco más que ustedes, y esto vale la pena si ella se mantiene viva.

—¿Sí saben que ella está así de mal porque está luchando contra el control de Ultrón? —Pregunta Tony, limpiando su boca con una servilleta—. El control que ese hijo de perra ejerce sobre ella hace que su salud se deteriore conforme ella lucha contra él. Toda esa fuerza en algún momento se va a desvanecer y nos atacará, por lo que morirá.

—Ella estaba mejor allá —habla Bruce, apenado. Lo vuelvo a ver, sorprendido y molesto por sus palabras—. Lo siento, pero es la verdad. Cuando ustedes cuatro la rescataron, ella estaba más saludable y fuerte; ahora apenas puede caminar sola y se ve demacrada aunque esté bien físicamente.

—Ese esfuerzo la está matando —resume Thor y baja la mirada a su plato lleno de papas fritas y una hamburguesa prácticamente finalizada.

—¿Por qué se esfuerza tanto? ¿Por qué no deja que pase lo que tenga que pasar? —Pregunta la pelirroja tristemente.

—Porque si cede, nos matará. —Respondo.

Tony arruga el entrecejo y se cruza de brazos. —Una lástima. Una chica tan bonita y tan peligrosa. Tal parece que el Capipaleta tiene un gusto bastante peligroso con lo que a chicas respecta. ¿No has considerado salir con hombres? —Me pregunta.

Cierro mis manos en puños. —No hables así de ella, Stark —le advierto.

—Uoh, tranquilo, Capi. Solo señalaba lo obvio.

—No señales, hombre de metal —dice Thor con autoridad.

—¿Y ahora qué? —Pregunta Nat, su brazo derecho apoyado en el respaldo de la silla de Bruce.

—Es hora de irnos —anuncia Clint.

Nos levantamos y comenzamos ha caminar hacia la Torre, hablando de cosas triviales y tratando de ser normales por unos instantes antes de regresar al trabajo. Antes de ponernos tensos sobre Maya, de nuevo.

—No creo poder soportarlo —comienza el príncipe asgardiano—. No entiendo muy bien lo que sucede en la cabecita de la hija de Nick, pero no creo poder soportar el hecho de que ella nos pone en peligro constante y no sabemos cómo demonios podemos detenerla. ¿Qué pasa si está trabajando con Ultrón y todo esto es una artimaña?

—No creo que lo haga. Ella no tiene nada en especial —dice Tony, pateando una piedra en mi dirección. Pateo la piedra hacia el frente, y esta sale expulsada con fuerza—. Además de ser muy atractiva, esa chica es común y corriente.

—Es muy inteligente. Ha hackeado los archivos de SHIELD —dice Clint desde atrás.

—¿Y? Yo también lo he hecho —argumenta el multimillonario.

—Ella lo hizo a los ocho años. —Aclara el arquero.

—Oh, bueno. Es una chica lista, entonces.

Me mantengo en silencio y escucho a mis compañeros decir que no confían en el control que nuestro enemigo tiene sobre Maya. Conforme nos acercamos al edificio, me apresuro y me alejo del grupo lo más rápido posible.

—¡Alguien quiere ser un corredor! —Escucho a Tony reírse.

Entro al edificio, me identifico y subo por el ascensor al piso cinco, donde está la enfermería y en esta la habitación temporal de Maya.

Me pregunto si ella sabe que mis compañeros no confían en ella.

Llego a la enfermería y entro directamente a su habitación (después de tocar la puerta y no recibir respuesta). Maya está sentada en la cama, con audífonos en sus oídos y un libro en sus manos; puedo escuchar la música desde mi posición en la puerta. Ella pasa de página y continúa leyendo sin darse cuenta de mi presencia. O ignorándome adrede.

Me acerco a la cama, me siento frente a ella y le saco con suavidad los audífonos de los oídos. Levanta la mirada sorprendida y pausa la música del celular.

—¿Te dieron un celular? —Le pregunto, tocando su mechón gris.

—Se lo quité a Tony. Tiene buenos gustos.

—Es una música muy... escandalosa —observo y arrugo la nariz.

—Por eso es perfecta. —Dice en voz baja y distante.

La veo y parece no ser ella misma. Se ve cansada, diez años mayor y pareciera que en sus hombros tenga una carga lo suficientemente pesada como para hacer que sus hombros estén encorvados, como si estuviera desanimada.

—¿Quieres algo de agua? Tu voz está ronca —digo con gentileza.

Tensa la mandíbula, pero asiente. —Agua estaría perfecta, Steve.

Comienzo a levantarme cuando su mano me agarra fuertemente del brazo. Hago una mueca al sentir sus uñas clavándose en la piel de mi antebrazo como dagas. La veo con el ceño fruncido.

Toma aire y me suelta, viendo la sangre salir de los cortes y sus uñas con sangre. —Lo siento.

Salgo de la habitación, sintiendo escozor en mis heridas, y camino hacia la mesa con agua. Sirvo un vaso con agua a temperatura ambiente y me tenso al sentir a alguien más.

Dejo el vaso en la mesa con cuidado y me giro lentamente. Mi corazón cae a mis pies cuando la veo.

—Lo siento tanto, Steve. Pero tengo que matarte —me dice Maya con lágrimas en sus ojos y una sonrisa que solamente puede pertenecerle a Ultrón.

Serás el primero al que asesine, Steven Rogers.

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Capítulo editado. 

¡AAAAAAAAAAaaaaaaaaaaaaahhhhhhh! ¡No estoy lista para lo que viene!

CaptainFuller