Siberia. 4

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Ultrón me dejó en paz durante la semana posterior al implante. 

No debió haberlo hecho. 

En esa semana, James empezó a entrenarme para saber cómo defenderme, y en los tiempos en los que tenía que custodiar que Shwan revisara mi salud, me enseñaba alemán. Cuando James no estaba, Shwan era el que tomaba el manto y me enseñaba alemán. 

Como era de esperarse, no aprendí demasiado en la primera semana, en especial porque me enseñaban en mi peor momento: cuando vomitaba la comida por el asco que me daba ser alimentada por Ultrón y sus seguidores. 

Mi asco era tal que no podía retener la comida más de cinco minutos sin sentirme enferma. El doctor se empezó a preocupar por mi salud, ya que lucía cansada, pálida y un poco más delgada. 

En la semana posterior al implante, James decidió cambiar el método. Ultrón le había dado la totalidad de mi custodia al Soldado del Invierno, por lo que él debía de cuidarme las veinticuatro horas al día bajo la instrucción de evitar que me quitara la vida o vigilar que no me volviera loca. Aprovechando la situación a nuestro favor, James empezó a entrenarme aún más y me daba más lecciones de alemán. Mientras entrenaba mi cuerpo para una batalla, mi mente adquiría conocimientos en alemán. 

En el tercer día de la segunda semana, no pude levantarme de la cama. 

No pude levantarme porque empecé a ver cadáveres a mi alrededor. Todo olía a sangre, mis pies tocaban cuerpos fríos e inertes. 

Mis gritos de terror llenaban mi habitación, salté en la cama, huyendo de manera desesperada del terror a mi alrededor, de la muerte que había provocado con mis manos. Mis aullidos de horror hicieron que James entrara a la habitación listo para atacar. Según lo que él me dijo cuando logré calmarme, yo estaba sola, gritando y saltando de un lado a otro mientras lloraba y hacía lo posible por mantener mis pies fuera del piso. Mis gritos era los de una persona aterrada por lo que veía. 

Estaba, definitivamente, aterrada por lo que vi. 

La imagen de los cadáveres desmembrados de Los Vengadores y mi padre me persiguieron los siguientes dos días. Me acosaron mientras aprendía a manejar las dagas como una experta, mientras tenía mi primera conversación en un alemán fluido, mientras vomitaba mi comida. 

No fue hasta el sexto día de la segunda semana que logré librarme de esas imágenes, aunque pasaron a acosarme en mis sueños. 

Todas las noches soñaba que mi padre era asesinado por Ultrón.

Soñé su muerte de todas las maneras distintas. Hasta que un día, soñé con la muerte de Ultrón. 

Su muerte era lo que más soñaba.  

Mis venas ardían por su implante, mis manos quemaban por destruir su cabeza como si fuera una bola de papel. 

En la madrugada del séptimo día de la segunda semana, decidí que yo iba a matar a Ultrón y que yo iba a regresar a Los Vengadores. 

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora