Capítulo 29. Lya

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No sé si estoy muerta. No sé si estoy viva.

Puedo escuchar a mamá gritar, a Grant sollozar, incluso escucho a Wanda llorar; pero no me surge ningún efecto el que sufran. Son personas que solía conocer.

Siento un gran vacío en mi interior, como si una bola de algodón estuviera en donde deberían estar mis órganos vitales. No sé qué es lo más alarmante: que siga viva, o que esté muerta.

Estoy viva porque escucho a los que están en esta habitación llorar, pero estoy muerta porque mi corazón no late y porque no respiro. Esto es algo extraño. No sé si asustarme o reírme.

Escucho personas aproximándose a paso rápido. Siento unas manos acomodarme bien en la cama, y no puedo evitar el pensar que esto es extraño y risible. No han pasado ni veinticuatro horas desde que desperté en el peor de los casos de amnesia, y ya me he muerto. ¿Quién se imaginaría que moriría tan joven?

Las manos comienzan a presionar con fuerza en mi pecho. Siento que me hundo en el colchón y que un hueco se forma en mi corazón. Una luz blanca y cegadora aparece, y luego es sustituida por oscuridad, que es cambiada por luz del cielo.

¿En dónde rayos estoy?

Muy probablemente esté soñando, de seguro me quedé dormida mientras veía alguna película con Grant. 

Veo una pradera hermosa, aves, personas alegres y amables caminar. Doy un paso al frente, sintiéndome atraída por la paz del lugar, pero algo me hala desde atrás con fuerza. Me veo alejada del lugar perfecto para sentir un dolor insoportable en el pecho.

Es como si trataran de meterme algo por el corazón.

Genial, otro sueño extraño y lívido. 

Empiezo a despertarme del sueño más extraño de mi vida mientras el dolor desaparece. Abro mis ojos y me encuentro con Loki Laufeyson sobre mí, con sus manos en mi pecho, presionando.

—¡Quítate de encima, enfermo! —gruño.

Vaya manera de despertar. 

Loki se quita y hace una mueca de disgusto. —Mocosa malcriada.

Trato de sentarme, pero los brazos de mamá y papá me rodean con fuerza, haciendo que caiga de nuevo en la cama. Mamá llora, y papá me agarra de la cara y me ve como si fuera la primera vez que lo hace.

Mi cabeza está pesada y siento un cosquilleo en mi cerebro.

—¡Estás viva! —dice mamá, riéndose y llorando.

—Uh... Sí... —digo lentamente. Veo a los Rogers llorar, a los Maximoff viéndome como si fuera un zombie, a los dioses de Asgard verme con satisfacción, a Visión viéndome con atención—. ¿Qué pasó?

—¿No recuerdas? —me pregunta Visión.

—¿Qué cosa? —pregunto—. ¿Olvidé algo importante?

—¿Además de todo? —pregunta Maya, sorprendida—. Todo.

Frunzo el ceño y me aparto amablemente de mis padres. Grant seca su rostro con manos temblorosas. Ver a mi novio llorar no es algo que me agrada, por lo que mi ceño se arruga aun más y veo a los adultos, quienes se ven como si alguien hubiese muerto delante de ellos. 

—¿Qué pasó? ¿Por qué Loki estaba encima mío? —bajo la mirada y veo una piedra verde en mi regazo—. ¿Qué hace una piedra verde en mi regazo?

Thor se inclina y agarra la piedra con cuidado. —Esta, Lady Natalya, es la Gema-Alma.

—¿Como la de...?

—La del Guantelete del Infinito —concluye Steve.

Asiento y me aclaro la garganta. —Me siento incómoda.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora