Fury Avenger (Trilogía completa)

SEGUNDA PARTE

Capítulo 13. Steve

Su sangre mancha mi camisa mientras la sostengo con fuerza y mi mano izquierda agarra la suya y presiona en el corte profundo y largo. Mis dedos se llenan de sangre espesa y caliente, mis mejillas son humedecidas por las lágrimas y mi boca grita por ayuda.

—¡Maya! —Grito, aterrado.

Ya he visto amigos morir, familiares que amo morir, pero nunca esto. Ellos morían por mano de otra persona. Nunca he visto a alguien morir por su propia mano.

Nunca antes había visto a una persona suicidarse.

Mucho menos a una persona como... Maya.

—¡Ayuda! ¡Por favor! —Grito con todas mis fuerzas.

Pasos apresurados entran a la enfermería. Levanto la vista para ver al Dr. Banner entrar seguido por Tony.

—Ya te he dicho que no, Tony. ¿Qué es lo que no entiendes? —Dice Bruce, molesto.

—Ayuda —pido. El pulso de Maya disminuye peligrosamente.

—¡Oh, Dios! —Exclama Tony al vernos.

Bruce corre hacia mí y toma el pulso de Maya. —¿Qué pasó?

—Se cortó —digo.

—¡Haz algo, doc! ¡La niña se está muriendo! —Grita Tony. Su voz está alterada por un temblor que nunca antes había escuchado en él.

—Llévale a la cama de metal —me ordena.

Me levanto con piernas temblorosas y la acuesto con cuidado en la mesa. Bruce limpia la sangre de la herida, y agarra varios instrumentos para cerrarle la herida.

—El corte es muy profundo, puede que muera desangrada. A ver... —se inclina más hacia ella, iluminando el corte sangrante—. Hay algo aquí.

—¿Qué cosa? —Pregunto.

—Ha pasado algo, deben venir a la enfermería del cinco. Lo más antes posible. Es un... —escucho a Tony decir y suspira—, es sobre Maya. Está muy mal. Es... está muriendo. 

—Es como... Algo metálico —dice Bruce y agarra una pinza.

—Ya he llamado al grupo —avisa Tony.

—¿Qué crees que sea? —Pregunto, impaciente. Las lágrimas siguen bajando por mis mejillas. 

—Es como un chip. Y parece que tiene una clase de cable que está justo al lado de la vena. De hecho, ella cortó ese cable.

—Esto es tan enfermo. ¿Con eso la controlaba Ultrón? —Dice Tony.

—Parece que sí...

—Solo sálvala... —le ordeno a Bruce.

—Necesito que Nat venga.

—Yo estoy aquí. Puedo ayudar, a menos que el novio decida hacerlo —dice Tony y me vuelve a ver.

Niego con la cabeza. —Ayúdalo tú.

Bruce asiente. —Acércame la mesa de instrumentos, lávate las manos.

—Entendido, doc.

—¿Aún vive? —Pregunto, con voz temblorosa.

—Ha aguantado con mucha fuerza. Casi no respira y su pulso es débil, por eso necesito sacarle el dispositivo y cerrarle la herida —dice. Tony regresa con la mesa y las manos y brazos oliendo a jabón antiséptico.

—Necesito el detector —dice Bruce. Tony se lo pasa.

Bruce enciende el aparato y lo pasa por el antebrazo de Maya. Su piel está pálida y grisácea. La piel es pintada con un azul claro, y una línea negra se ve curvada alrededor de la vena lastimada.