Capítulo 2. Lya

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Observo con atención cómo el sujeto se mueve sigilosamente. Es rápido, seguro, y definitivamente sabe que lo están siguiendo. Espera que lo sigan un par de hombres altos, fornidos, de aspecto peligroso y sospechoso, o al menos una pareja igual de misteriosa; no espera que lo siga una chica de diecisiete años, de estatura media, cabello castaño rojizo y aspecto de chica lista para ir a la tienda de cómics.

Es una lástima que no pueda ir a la tienda de cómics.

La ciudad de Praga es bastante linda. Arte, cultura, chicos muy atractivos... Creo que podría acostumbrarme a vivir aquí. La Universidad es muy prometedora y...

Mantén la mente en el juego, Barom —me dice Wanda Maximoff por medio del comunicador en mi oído.

—Es un poco difícil viendo tantas cosas hermosas en este lugar —respondo en voz baja.

Podrás ver lo hermoso que es Praga en cuanto termines con la misión —dice Clint Barton, pasando a mi lado en sentido contrario.

Suspiro y me acomodo más mi abrigo grueso de lana. Apresuro el paso para acercarme más al objetivo. El hombre ve hacia atrás, bajo la mirada hacia mi libro y finjo estar abstraída en la lectura, incluso dejo que un par de personas me golpeen al pasar a mi lado.

Levanto la vista de nuevo y el objetivo está esperando que el semáforo se ponga en rojo. Solo que no espera el cambio de luz y cruza rápidamente la calle.

Espérate, Barom. Está sospechando —me ordena Wanda. Me detengo, molesta por no poder seguirlo, y espero cinco segundos para que el semáforo se ponga en rojo. Cruzo la calle tranquilamente, en mi papel de chica despreocupada, y llego al otro lado de la calle.

No hay rastros del infiltrado.

Sigo caminando, viendo alrededor de forma disimulada, y paso frente un callejón sin salida.

Unos brazos fuertes me agarran del brazo y me hacen meterme en el lugar. Suelto un grito ahogado en cuanto mi espalda golpea la pared de ladrillos fríos.

—¿Quién diablos eres, pelirroja? —me pregunta, furiosamente, el objetivo—. ¿Por qué me sigues? ¿Quién te manda?

Paralizada y aterrada, abro mucho mis ojos. No tenía planeado que esto pasara. El sujeto me empuja más contra la pared, haciendo que mi cabeza golpee el material de forma dura.

—¿Así es como tratas a las chicas torpes? —pregunta una voz femenina y llena de sorna. El sujeto deja de empujarme y ve hacia la entrada del callejón, donde una mujer alta, curvilínea y con una sonrisa rebosante de sarcasmo se apoya en una cadera, acomoda su cabello liso sobre su hombro y camina como si estuviera acechando a su presa hacia nosotros—. Deja ir a la pelirroja, Sayek, y tal vez tenga compasión.

—¿Quién te crees que eres para darme órdenes, mocosa? —gruñe Sayek.

—¿No sabes quién soy? Me ofendes, cariño. Muchas personas saben mi nombre, otras no se atreven a decirlo por temor a lo que les puede pasar. A ver, te daré cinco segundos para adivinar mi nombre —dice ella, disfrutando al máximo la situación. ¿Cómo es que pueda encontrar esto divertido? ¡El enemigo me está lastimando!

—No me interesa tu nombre —espeta Sayek.

—Oh. Eso no me hace feliz, cariño —dice con su voz insoportablemente sarcástica. De todas las agentes de SHIELD disponibles para hacer esta misión, tuvieron que darme a la más insoportable de todas.

Con un movimiento rápido, ágil y prácticamente invisible, la morena le da una patada a Sayek, haciendo que pierda su agarre en mí y caiga al suelo. Le dispara una ráfaga de energía que lo deja fuera de juego.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora