Capítulo 51. Maya.

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—Esta es una completa y maldita idiotez —gruñe Clint, sentándose frente a mí. Mantiene una expresión molesta en su rostro generalmente tranquilo, verlo tan alterado me pone más inquieta—. Comprendo que los villanos deben registrarse, porque uno de ellos inició este infierno, pero ¿nosotros? No es justo que tengamos que registrarnos. ¡De seguro harán públicas las identidades! —continúa.

—No puedo creer que esto esté pasando. Tantos años en paz para mandarlos al infierno —se queja Nat, caminando de un lado al otro en el comedor—. ¿Qué pasará si todos se enteran de lo que está pasando? Es decir... ¿Qué pasará si se enteran quién es quién? Nuestras vidas serían completamente públicas para todo el mundo.

Steve cruza sus brazos sobre la mesa y oculta su cabeza en el hueco entre ellos. Acaricio su espalda tensa para tratar de relajarlo, aunque sé que de nada sirve que yo trate de calmarlo si yo estoy igual de tensa que él. Sin embargo, prefiero verlo tranquilo en una situación tan incómoda; él es el líder oficial de los Vengadores, y debe tomar un bando. Si escoge irse en contra del Acta de Registro, los del Gobierno lo atacarán, y si va a favor del Acta, irá contra sus valores y respeto a la privacidad de las personas (aunque sean villanos que asesinan personas, siguen siendo individuos con derecho a la privacidad).

—Hydra podría atacarnos fácilmente. Sabrían nuestras debilidades... —dice Clint, luciendo súbitamente nervioso—. Atacarán a Laura y a mi hijo aunque estén ocultos. Incluso podrían atacar a Maya por ser la esposa del admirado Capitán América —termina en voz baja.

La espalda de Steve se eleva cuando toma una bocanada de aire. Apoyo mi barbilla en su hombro, con ganas de llorar.

—¿Qué vamos a hacer? —pregunta Wanda en un hilo de voz. Visión la está abrazando y se ve preocupado—. Esto no formaba parte del plan para redimirme...

—Nada de esto formaba parte del plan, Wanda —dice Thor. Sus ojos están trabados en un muy tenso Steve—. Debemos ver qué hacer.

—No podemos permitir que el grupo se separe —dice Sam en voz suave, viendo a cada uno de los presentes.

—¿No viste lo que pasó hace un rato? Itzel y Skylar estuvieron a punto de agarrarse a golpes. El grupo ya está separado, Sam —señala Bucky.

Steve se mueve ligeramente y aparto mi barbilla de su hombro. Se endereza y se pone de pie; todos esperamos a que nos dé un sermón sobre el trabajo en equipo y nuestro compromiso con salvar a la Tierra, pero en vez de recibir uno de sus sermones motivadores, Steve da media vuelta y sale a largas zancadas del comedor. Sin dudarlo, me pongo de pie y salgo detrás de él. Se detiene en el ventanal al lado contrario donde está el ascensor, pone sus manos en los bolsillos de su pantalón y ve la ciudad iluminada por las luces artificiales que mantienen la oscuridad lejos.

Me pongo a su lado sin decir nada y veo la ciudad que se extiende ante nuestros ojos. Los edificios altos están iluminados, llamando la atención con su esplendor y belleza; las pantallas pasan comerciales sobre ropa de diseñador; incluso a esta altura puedo escuchar los autos frenar de golpe, los insultos y las bocinas de los autos, es como si aunque la ciudad estuviera en silencio (cosa imposible) aún se escuchara el ajetreo del día. Me pregunto cómo hacen esas personas en estar tan tranquilas cuando nosotros, los que las mantenemos a salvo, estamos preocupados por una Acta que no nos dejará salvarlos del todo si nuestras vidas corren peligro.
Siento como si este fuera el fin de nuestro mundo.

Steve se mueve y vuelvo a verlo, sus ojos azules normalmente brillantes y dulces ahora son de un azul opaco; se ve cansado, incluso parece diez años mayor. Me da la impresión de que todo el peso de la situación está en sus hombros anchos y fuertes que ahora están demasiado tensos.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora