Capítulo 13. Brynjar

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Golpeo con fuerza el saco de boxeo, sacando a golpes mi frustración conmigo mismo. Me es muy interesante el saber cómo puedo llegar a ser tan estúpido.

Por ejemplo, fui lo suficientemente estúpido como para acercarme muchísimo a Naylee, hasta el punto de besarla y desear besarla de nuevo hasta que perdiera la conciencia. Y aquí, en Midgard, fui lo suficientemente estúpido como para querer besarla en un momento de debilidad emocional.

Me doy asco.

Golpeo una y otra vez el saco de boxeo, sintiendo la frustración aumentar cada vez más. Gruño y le doy el puñetazo más fuerte que alguna vez haya dado, y el saco explota en un caos de arena y cuero.

—¿Qué te hizo el pobre saco? —pregunta la voz alegre de Theo. Pateo un montículo de arena y me giro hacia el adolescente.

—Nada que te importe —gruño. Recuerdo las palabras de Naylee, diciéndome que Theo quiere mi aprobación, y que yo debería ser más amable con mi único primo.

Tal vez deba hacerlo.

Theo ve alrededor, luciendo muy fuera de lugar. Es casi tan alto como su padre, y es delgado. Muy delgado. Aunque sea un buen guerrero, no parece serlo por su complexión y mirada inteligente.

—¿Qué haces tú aquí, Primo? —pregunto, metiendo amabilidad en mi pregunta.

—Venía a ver qué hacías. Simplemente buscaba alguien con quién hablar —dice y entra con paso dudoso al gimnasio.

—¿De qué quieres hablar? —pregunto con curiosidad.

Theo me ve con sorpresa. —¿Quieres saber?

—Veniste hasta acá, ¿no? Y ambos sabemos que este no es tu lugar favorito.

Theo se ríe y asiente. —Tienes razón, Primo. Y... ¿Quieres escuchar lo que quiero decir?

—No tengo nada más que hacer. Pero primero, ¿podrías ir al armario y traerme una escoba y recogedor? Mira el desastre que he hecho —digo.

Mi primo asiente y corre para agarrar lo pedido. Camino hacia mi bolsa y agarro una toalla para secar mi cara y nuca, agarro la botella de agua y le doy un sorbo largo, mientras veo mi celular. Me gustaría mandarle un mensaje a Naylee diciéndole que voy a ser amable con mi primo, pero no creo que sea lo mejor en este momento.

Ella ha de estar entrenando con Silver Surfer o socializando con alguno de los Guardianes.

—¿Por qué destruiste el saco? —pregunta Theo, regresando al lugar. Agarro lo pedido y limpio el desorden que he hecho. Sé que hay un equipo especial de limpieza para este tipo de cosas, pero nada me cuesta limpiar el desorden que he hecho; si puedo ayudar, lo hago y listo.

Además de que no es el primer saco que reviento en estos dos días.

—Tensión acumulada —respondo, como si esa fuera la respuesta para todo.

—Ah. Ya veo. ¿Y esa tensión no tiene nada relacionado con cierta chica castaña y de ojos de oro? —pregunta.

—¿Por qué todos están insistiendo que tengo algo con Naylee? —pregunto, fastidiado.

—Porque se nota que se agradan. A ella le gusta, sabes... Es solo que últimamente ha estado muy enfocada en su entrenamiento con Silver Surfer y evitando que Groot haga desastres —dice mi primo. Acomoda su camisa verde jade—. En especial ahora que se descubrió que Silver le puede pasar sus poderes...

Casi dejo caer la escoba ante esas palabras.

—¿Qué? —pregunto. Me giro hacia él.

—Ah, Primo. De lo que te has perdido por estar refunfuñado desde hace dos días —dice Theo y usa su habilidad de manipular el aire para levitar, pareciendo estar sentado—. Por ejemplo, Bruce y Tony llegaron a la conclusión de que el vínculo entre Silver y Naylee es cada día más potente, y que él le está pasando parte de sus habilidades; supervelocidad, manejo de partículas, manejo de luz... Puede crear rayos de luz.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora