Siberia. 6

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Es el séptimo día de la cuarta semana de cautiverio. 

Ultrón sigue haciéndome matar a sus detractores para luego torturarme para poner al límite mis capacidades. La única capacidad que parezco controlar es la de ser manipulada a su voluntad y cicatrizar en cuestión de minutos. 

En estos últimos seis días, he recibido disparos, puñaladas y cortes en mi cuerpo para que los doctores de Ultrón vean cómo mi cuerpo expulsa las balas y cierra mis heridas, absorbiendo de nuevo la sangre de mi piel. Entre gritos de dolor y lágrimas de odio, logro sobrevivir a mi cautiverio hasta el día de hoy. 

Logré manejar las dagas, casi como las maneja James, quien se ha dedicado a mantenerse cerca de mí y darme instrucciones para poder sobrevivir un poco más, ignorando el hecho de que cada día estoy más débil por mi incapacidad de retener la comida sin vomitarme del todo. James logra meter comida de afuera entre sus misiones de rastreo, por lo que logro comer un poco antes de caer en un grado de debilidad sin retorno. 

El doctor Shwan enferma aún más. Deja de asistirme y me asignan un doctor diferente, callado y de manos toscas, para controlar mi salud. En una conversación ligeramente amable, el doctor me confiesa que Ultrón prefiere mantenerme débil para así poder controlarme con más facilidad. Eso hace que mi sangre hierva y llore de rabia en cuanto el doctor de retira. 

Ultrón incluye a Pietro y a Wanda (los gemelos raros) en mis entrenamientos a partir del cuarto día de mi tercera semana de cautiverio. Casi de inmediato, me hago amiga de Pietro, quien no oculta su odio hacia Ultrón y no teme a decirle cómo planea matarlo por hacerle daño a su hermana. Wanda se mantiene callada, observando todo a su alrededor y enviándome mensajes telepáticos para calmarme. 

De alguna manera, logro sentirme en calma teniendo a los Maximoff a mi lado en las sesiones de manipulación de Ultrón. Él hace que Pietro corra lo más rápido posible, que Wanda asesine personas con solo su pensamiento... y que yo haga la voluntad de Ultrón. 

En el tercer día de mi quinta semana de cautiverio, me encuentro sentada en el suelo de mi habitación hablando con Pietro, mi nuevo amigo.

—Ya vas a cumplir un mes aquí —me dice Pietro mientras se come una galleta y me lanza una manzana. 

—Tú también —digo. 

—Tengo más tiempo bajo el control de Ultrón, Maya —dice con una sonrisa amarga.

—¿Cuánto?

—Casi dos meses —dice. 

—Si tu hermana y tú son tan poderosos, ¿por qué no destruyeron a Ultrón antes? —Pregunto. jugueteando con la manzana. 

—Porque nuestro odio hacia Stark era mayor que nuestros deseos de libertad. No fue hasta que Wanda leyó la mente de Ultrón que nos dimos cuenta que lo que él nos prometía era solo acabar con nuestra raza para él tener el poder de todo —explica Pietro. 

Guardamos silencio por unos minutos, sentados en medio de mi habitación, esperando a que Wanda salga del baño. 

El chico de cabello plateado aclara su garganta. 

—Eres muy atractiva, Maya —dice, sorprendiéndome—. No sé si alguien te lo ha dicho, pero eres hermosa. Muchos agentes de aquí quieren tener algo contigo, pero Ultrón se los prohíbe porque... bueno, eres su adoración. 

—Gracias —murmuro—, tú también eres muy atractivo. 

Me da una sonrisa suave y sus mejillas se sonrojan. 

¿Es posible que él sienta algo por mí? 

Wanda sale del baño. La puerta principal se abre de golpe, revelando a James. 

—Maya, ponte de pie y agarra un abrigo. Ya es hora —dice rápidamente mientras entra a mi habitación y cierra la puerta detrás de él. Pone seguro y corre hacia mi armario, donde agarra un abrigo pesado y me lanza unas botas altas y un gorro de lana—. ¡Date prisa, Maya! 

Me pongo de pie con cuidado de no marearme y me pongo las botas y el abrigo. 

—¿Qué está pasando? —Pregunto. 

James camina hacia mí y agarra mi rostro con sus manos. —¿Recuerdas que te había dicho que te iba a sacar de aquí? Hoy es ese día —dice y suelta mi rostro—. Tenemos que apurarnos, la distracción no durará para siempre. 

—¿Qué distracción? —Pregunto. 

Una explosión hace que el piso tiemble y el polvo se sacuda en toda la habitación. James me da una sonrisa. —Esa. Vamos, vamos. 

Empieza a empujarme hacia la puerta, pero me detengo y veo a los Maximoff, quienes están en medio de la habitación en shock. 

—¿Qué haremos con ellos? No puedo dejarlos aquí —le digo a James. 

—Solo voy a sacarte a ti, Maya. Te lo prometí  —dice con firmeza y me empuja de nuevo. 

Me resisto. 

—Ellos son mis amigos, James. Ellos odian a Ultrón tanto como yo lo hago. Por favor, no los dejes aquí, ¡los van a matar! —Suplico y lo veo a los ojos—. Por favor, ellos son poderosos, pueden sernos últiles. 

James suspira y acomoda un mechón de mi cabello con hebras grises. 

—Eres tan terca... —susurra y suspira—. Ustedes dos, raros, vengan con nosotros. Los sacaré. 



Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora