Capítulo 32. Steve/Maya.

2.9K 152 61
                                    

—¿Desde cuándo eres tan buena en combate? —le pregunto a Maya, con mi espalda tendida sobre la colchoneta por trigésima vez consecutiva. Ella me ha estado pateando el trasero, literalmente.

Ella se ríe y se sienta a mi lado, sus rodillas tocan mi cadera izquierda y ella pellizca mi abdomen duro. —No creas que me dediqué a sentir lástima por mí misma y a llorar por lo que me hiciste —dice con burla—. Mi amiga en México me obligó a hacer un poco de ejercicio, aunque lo único que ella hacía era gritarme.

—Lo siento —le digo, arrugando mi nariz al recordar lo que le hice sin querer.

Maya sonríe y pica mi cintura. —Perdonado. Además de que mamá me metió a clases de karate y boxeo cuando estaba pequeña para que matara energía.

Sonrío y pongo mi mano en su muslo. —Bastante inquieta.

—Bastante, cariño —me guiña un ojo y besa mi mejilla. Luego hala un mechón de mi cabello largo y me quejo—. ¿Por qué no has ido a cortarte el cabello como te dije?

Arrugo la nariz de nuevo. —No es como si hubiésemos salido de aquí en estos dos días.

Gruño, aparto mi mano de ella y me apoyo en mis codos y antebrazos. Veo al techo y nos quedamos en un silencio cómodo.

—Thor nos contó de tu pequeña pelea con él y cómo levantaste a Mjolnir —le digo con cautela.

Maya aparta su mano y suspira. —Fue para proteger a mi amiga. Sigo sin comprender cómo es que lo pude agarrar.

—Tal vez lo pudiste agarrar por eso, porque querías proteger a tu amiga cuyo nombre no conozco... —digo ligeramente.

Maya se ríe y palmea mi abdomen. —No lo sabrás, amigo.

—Aquí están —dice Pietro, entrando al gimnasio. Maya vuelve a ver la entrada con una sonrisa llena de cariño hacia su amigo, yo tiro mi cabeza hacia atrás y lo veo de cabeza—. Reunión de emergencia.

Me pongo de pie de inmediato y ayudo a Maya a hacer lo mismo. —¿Qué es lo que pasa? —pregunto.

—Ya tenemos la ubicación exacta. Salimos en treinta minutos —anuncia.

—Ya vamos —dice Maya y le da una sonrisa suave. Pietro se la devuelve y se gira, saliendo del lugar.

Me pongo frente a Maya y mis manos agarran las suyas. Estuvimos separados mucho tiempo, y necesito estar siempre cerca de ella. —¿Lista para esto?

—Lo estoy. ¿Lo estás tú?

—Lo estoy. Pero no quiero que vayas —le digo suavemente, levanto mi mano derecha y acaricio su mandíbula.

—Iré te guste o no. Todo saldrá bien, Steve, calma tus nervios —dice gentilmente y aparta el cabello de mi frente, manteniéndolo en mi cabeza. Se acerca mucho a mí y me inclino hacia ella—. En cuanto esto termine, Capitán Rogers, iremos para que te corten el cabello.

Acepto y la beso lentamente, saboreándola de nuevo y sintiendo paz y satisfacción de tenerla conmigo. Cuando se separa lentamente, nuestras respiraciones están agitadas.

—Nos vemos dentro de un rato, no planeo pelear apestando a sudor —me dice y me suelta.

Sonrío y la dejo ir. —Te veo pronto.

Veinticinco minutos después, llego al helipuerto del edificio ya duchado y vistiendo mi traje de Capitán América, el escudo está en mi espalda y todos están reunidos. Excepto Maya y Skye.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora