Capítulo 9. Brynjar

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Los días se extienden a una semana. Una semana en la que Naylee ha estado en mi hogar.

Una semana en la que milagrosamente, nuestras peleas han sido diarias, pero no tan duraderas porque o ella me hace reír, o yo la hago sonrojar con algún halago.

Debo confesar que una de las cosas que he descubierto que me gustan de Naylee Rogers es la forma en la que sus mejillas se sonrojan y ella hace un gran esfuerzo para fingir que nada está pasando con ellas, cuando sabe que están en un lindo color rosado. Otra cosa que me gusta mucho son sus ojos. No lo había anotado bien en Midgard, pero sus ojos son más dorados que el oro, y son hermosos.

Ahora, no quiero que me malinterpretes y digas que ya estoy enamorado de Naylee, porque no es así. Es solo que he notado más virtudes que defectos, y me han gustado bastante. Por ejemplo, es bastante buena con el tiro de arco, las espadas y hacer que Sif se ría con fuerza. No es muy normal que Sif sonría, mucho menos que se ría.

Ciertamente, la presencia de Naylee en el palacio ha traído un cálido resplandor de luz al lugar. Incluso en todo Asgard.

Pero, como en todo, hay algo que no me ha agradado mucho. 

Fandral ha adquirido cierta fascinación hacia Naylee. Constantemente, le regala flores, chocolates o incluso la ha invitado a cenar. Naylee recibe los regalos, por supuesto, pero como no está acostumbrada a llevarse tan bien con alguien que no sea Athos, lo rechaza en sus intentos de invitarla a cenar.

Últimamente, el obtener la atención de Naylee se ha convertido en lo que más anhelo.

Repito, no estoy enamorado de ella.

Es solo... Es solo que tiene algo que me hace necesitar estar cerca de ella todo el tiempo.

—Tu señorita es una mujer hermosa —habla la voz firme de Hogun. Lo veo por un segundo antes de regresar mi atención a Naylee, quien está sentada en el jardín mientras trenza el cabello de Lady Sif.

—¿Quién? ¿Naylee? —pregunto y lo veo asentir—. No, Hogun. Ella no es mi señorita. Es una... amiga.

—¿Seguro que lo es? —asiento—. Entonces no te habrá de molestar el que Fandral ande diciendo que está enamorado de ella y de su sonrisa...

Presiono mis labios en una línea fina para no dejar salir mi lado más Midgardiano. Mantengo la mirada fija en ambas damas, viendo cómo Sif se ríe de algo que Naylee le dice.

—No me molesta —gruño.

—Mentiroso —dice Hogun. Cierro la boca—. Sé que mientes.

—No lo hago, no me interesa lo que Fandral ande diciendo de Naylee.

—Sí te interesa —insiste.

—No. No me interesa. Ella es una amiga, nada más. Está aquí porque si se quedaba en Midgard iba a morir; sus padres y ella decidieron que era mejor que estuviera lejos de ellos a que muriera de forma dramática. Por eso está aquí —digo, recordándome que debo mantener un ojo atento sobre ella por si acaso.

—Y déjame adivinar, tú fuiste el que propuso el traerla acá —dice él.

Cierro la boca.

—Al igual que tú fuiste el que le dio la paliza a Fandral por pasarse de listo —presiona.

Abro la boca y me muevo para enfrentarlo.

Levanta las manos. —No diré nada.

Cierro la boca de nuevo y veo a Naylee. Está finalizando la trenza. Su cabello se ve naranja bajo la luz del atardecer.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora