Capítulo 37. Lya

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El infierno se destapó en SHIELD.

Una semana después de que James y Hydra organizaron un ataque, SHIELD comenzó con el contra-ataque. Por órdenes muy estrictas del Consejo y de la Directora, todos los Agentes Estrella deben de formar parte de misiones especiales, y los Agentes Novatos (entre ellos yo) deben de ser entrenados por los ex-Vengadores y los nuevos aliados.

Hoy me ha tocado entrenar con Wade Wilson.

Genial.

—¡Muy bien, mi linda pelirroja con mal humor! —exclama Wade cuando logro blandir bien una de las dos katanas que consiguió para el entrenamiento—. Ahora solo hace falta que las aprendas a usar bien.

—O mejor dicho, a agarrarlas bien —corrige Raven.

Me detengo y me giro hacia Wade. —¿En serio tiene que estar aquí? Creí que Steve había dicho que un miembro oficial de SHIELD iba a estar supervisando el entrenamiento. Raven no lo es.

La pelirroja se ríe con fuerza.

Wade rasca su mejilla y asiente. 

—Bueno, tienes razón... Supongo que en cualquier momento ha de venir alguien... —acepta.

—¡Yaaa vine, ya vine! —anuncia Itzel, entrando en una carrera—. Perdón por la demora, Scott estaba poniendo una queja por el insecticida en el jardín —se excusa y ve a Raven—. Tú. Fuera. Entrenamiento exclusivo de SHIELD.

Raven bufa y se pone de pie. —Bien. De todos modos, ver cómo una adolescente de diecisiete se corta la mano no es la gran cosa.

—Grosera —digo con el ceño fruncido.

Mystique se retira tranquilamente.

—Muy bien, ya que el Camaleón Azul se ha ido, ¿podemos empezar? —dice Itzel.

—Ya habíamos comenzado —señalo.

Itzel bufa y se amarra el cabello en una coleta alta, como si fuese a entrenar con nosotros a pesar de estar usando ropa formal y tacones altos.

—Si yo no estoy, no cuenta —dice.

Suspiro. Wade me quita las katanas.

—En esta mañana de miércoles, yo, Wade Winston Wilson, le enseñaré a Natalya Margaret Barnes Romanoff el maravilloso arte de usar katanas sin morir en el intento. Por favor, querida espectadora, toma asiento y cúbrete con algún objeto de vibranio para prevenir una muerte prematura —dice Wade en su mejor imitación de un acento británico. Casi me río.

Itzel lo ve con una ceja arqueada y luego me ve a mí.

—Mejor hazlo. Es la primera vez que uso una de estas y no creo que quieras morir en el primer entrenamiento —le sugiero.

La mexicana pone los ojos en blanco y agarra una silla de metal, la acomoda de manera que la cubre un poco. —¿Ya?

—Maravilloso —chilla Wade. Se gira hacia mí y pone los ojos en blanco—. Las mujeres mexicanas son tan exigentes.

—¡Escuché eso! —señala Itzel.

—¡Asombroso! —responde el castaño con el mismo acento—. Muy bien, Lya, te presento mis katanas. Ponles el nombre que desees. Te enseñaré el arte del katanismo.

—Esa palabra no existe —comenta Itzel.

—Querida Lya, hazme el honor —me pide Wade, poniéndose a mi lado con una gran sonrisa.

—Ahora que Wade usó por primera vez la palabra... ¿Katanismo? —repito, Wade asiente felizmente—. Bueno, ahora que Wade la usó por vez primera, esta palabra existe. Incluso puede ir a proponerla como un deporte basado en las katanas y su manejo de forma experta.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora