Capítulo 41. Maya.

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Steve está actuando extraño. No es como si él fuera el hombre más normal del mundo, pero es extraño que actúe de forma tan... rara. Desde el ligero incidente en el elevador mientras nos besábamos como locos, Steve ha estado siendo más dulce y cauteloso conmigo (hasta ahí, todo bien), pero también se ha estado escabullendo a cada rato con Sam o Bucky o Nat o Tony.

Ahora que lo recuerdo, todos se han estado comportando muy extraño conmigo. Mañana es mi cumpleaños –mejor dicho, dentro de siete horas– y hoy casi no he estado con mis amigos.

—¿Ya te vas a acostar, tan temprano? —me pregunta papá desde la sala de estar, donde está viendo Sálvate si puedes en pijama. Sí, papá usa pijama. Una linda pijama negra de cuadros grises.

Me detengo a mitad de pasillo hacia mi habitación y me giro hacia él, con una taza de humeante chocolate con leche. —No es como si tuviera algo interesante que hacer, además de que hoy  entrené con Sam pero me dejó irme antes.

—¿Por qué no te sientas y hablas con tu viejo un rato? —me pregunta papá suavemente.

Regreso a la sala de estar y me siento al lado de papá. Él baja el volumen de la televisión y me vuelve a ver.

—Hace tiempo no hacíamos esto —digo en voz baja.

—¿Recuerdas cuando eras niña y solías hacer berrinches porque se acababa el jugo de manzana?

Me río y asiento. —Era ridículo.

Papá se ríe y asiente. —Y ahora te vas a casar...

Sonrío al recordar la dulzura de Steve y veo mi anillo de compromiso por un buen rato. Es increíble que vaya a casarme con Steve, era uno de mis mayores sueños, y ahora son una realidad.

—Steve es un buen tipo. Si pudiera escoger entre él o cualquier otra persona, escogería a Steve. Además de que se nota que te ama, lo noté incluso antes de que ustedes dos se dieran cuenta de que se aman —dice con una sonrisa afectuosa.

—¿Cómo sabes que me ama?

—Te mira de una forma especial. De la forma en la que dos personas conectadas más allá del físico se miran. Solía ver a tu mamá así —dice con tristeza.

Nunca antes había hablado de mamá con papá.

—¿Por qué nos dejaste? —le pregunto lo que siempre he querido saber.

—Había cumplido con mi plazo de seis años para estar contigo y Jannet. Tuve que irme, el Consejo me reclamaba de vuelta —dice con tristeza—. Para cuando logré acomodarme para poder verte, me llegó la carta de divorcio de tu madre.

—Y la firmaste —afirmo.

—La firmé. Me arrepiento de haber aceptado. Perdí a las dos mujeres que más amo en un pestañeo: un día estabas cerca y al otro en otro lugar y con otro nombre. Tardé meses en encontrarte.

—¿La extrañas?

Papá asiente. —Nunca la he extrañado tanto como ahora. Ver a Maria y a Natasha encargarse de los detalles de tu boda me hace notar más la ausencia de Jannet. Ella hubiese tenido todo listo en dos días —dice con cariño verdadero.

Apoyo mi cabeza en el hombro de papá. —¿Qué crees que pensaría sobre Steve?

—Ella te diría que te cases con él si te hace feliz y te ama lo suficiente como para dejar lo que más ama por ti, tal y como lo hizo para mantenerte a salvo.

Comienzo a llorar silenciosamente. ¿Cómo podré hacer esto sin mamá? Ella había estado conmigo todos estos años, y ahora que no está, me siento incompleta.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora