Capítulo 28. Maya.

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El lugar seguro es México. No sé en qué parte estoy, solamente sé que es México por el acento de las personas y el olor a comida mexicana; eso o estoy en Mexicotown, un lugar inexistente pero que debería existir por el bien del mundo.

Las personas sueltan sonidos de sorpresa al verme. Parece que Iron Man es bastante popular en este lugar.

—¡Mira, mami! ¡Iron Man! —chilla un niño de unos cinco años.

Doy una vuelta sobre mis talones y busco un lugar en el que esconderme. No sé en qué parte estoy. ¿Distrito Federal? ¿Guadalajara? ¿Tegucigalpa? ¿Tijuana? ¿Guanajuato? ¿Querétaro? ¿Tabasco? ¡Por el amor a Dios!

Vuelvo a salir volando, buscando un lugar que no esté tan poblado. Sobrevuelo la ciudad, viendo a personas gritar al verme y otras se percinan.

Recuerdo el motivo del por qué estoy aquí. Y eso es suficiente para que pierda el equilibrio y me estrelle contra el campo verde de abajo. El traje amortigua la mayoría del impacto, y quedo boca abajo en la tierra, con los brazos y piernas extendidos fuera del cuerpo. Suelto un sollozo y me giro, la máscara sale de mi cara y la tiro a un lado. Comienzo a llorar silenciosamente, pareciendo una muñeca de trapo deshilachada.

¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Cómo pudieron? Nunca me imaginé que mi padre fuera capaz de ocultarme su plan de matarme, nunca me imaginé que él fuera capaz de asesinarme solamente porque Ultrón me alteró el ADN.

Y Steve...

Creí que nunca me haría daño. De todas las personas en el mundo, creí que él iba a ser el único que me iba a proteger y decirme siempre la verdad. Pero como siempre, me equivoqué.

La luz del sol de la mañana es caliente en mis mejillas mojadas por las lágrimas. Y luego, una sombra me tapa el sol.

—Hey, ¿por qué diablos usas un traje de metal, lloras y estás tirada en el suelo como una muerta? ¿Qué no sabes que faltan cinco meses para Halloween? —me cuestiona una voz femenina. Gruño y frunzo el ceño ante sus preguntas.

¿Qué le importa a ella por qué estoy así?

—Hey, ¿por qué lloras? No te pongas triste, cinco meses pasan rápido, ya verás —me asegura con amabilidad.

La sombra se mueve, dejando que el sol me golpee de nuevo. Siento movimiento a mi derecha y veo cómo la chica se sienta a mi lado, no puedo ver bien su cara, pero algo me dice que está preocupada.

—¿Ese no es el traje de metal de Tony Stark? —me pregunta con curiosidad.

—Uno de sus múltiples trajes —digo después de un minuto de silencio.

—¿Por qué tienes uno?

—Porque se lo robé.

La chica suelta un sonido de sorpresa. —¿Conoces a Tony Stark?

—Para robarle un traje, tengo que conocerlo —le digo de mal humor y sonando como una niña mimada cansada de hablar con el mundo.

—¿Conoces al Capitán América? —pregunta, emocionada.

Siento como si me hubieran disparado en el pecho ocho veces seguidas. Gimo, buscando aire, y me siento con dificultad. —Jarvis, el traje...

Sí, Maya.

El traje se separa, dejándome salir. Me pongo en pie trabajosamente, sintiendo (por fin) el aire en mi. Veo alrededor, solo hay verde, y a unos dos kilómetros puedo ver la ciudad, a mis espaldas hay una linda casa, al frente la ciudad, y a mi derecha una chica que comienza a revisar el traje.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora