Fury Avenger (Trilogía completa)

Capítulo 48. Maya.

Abro mis ojos con dificultad. El olor a Steve inunda mis sentidos, y siento una mano acariciando mi cabello con suavidad. No es la mano de Steve, esta es una mano pequeña, delicada y fina.

Veo la cara de Wanda en vez de ver el techo. Muevo mis ojos a mi derecha y veo a Itzel. ¿Qué está pasando?

—¿Dónde estoy? —gruño, comenzando a buscar a Steve.

—En tu habitación en la Torre. O mejor dicho, en la habitación de los Rogers —responde Itzel con una gran sonrisa pícara.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta Wanda con su voz suave y pacífica.

—Un poco atontada. ¿Dónde está Steve? —pregunto, comienzo a sentarme.

— En la sala de reuniones. Están hablando sobre Carolina. El viejo está más loco que una cabra —responde Itzel.

—Nos dejaron cuidándote. Si te lo preguntas, tu esposo estaba siendo un poco negativo sobre dejarte sola, pero nosotras como buenas mejores amigas que somos, vinimos a cuidarte —me dice Wanda.

Sonrío y me enderezo. Bostezo y veo alrededor. La habitación está completamente ordenada, y eso me hace tranquilizarme.

Entonces me acuerdo de la chica de diecisiete años que fue secuestrada por Hydra y la tranquilidad se convierte alarma. ¿Dónde está ella? ¿Está bien?

—¿Dónde está? —pregunto.

—¿Quién? ¿Steve? Ya te dijo It que está en la sala de-

—Carolina, ¿dónde está? —interrumpo a Wanda.

—Nick la puso en una clase de celda en la que no podrá usar sus poderes para dañar a nadie, o algo así escuché al Viejo decir —dice Itzel con indiferencia.

Me bajo de un golpe de la cama y comienzo a caminar hacia la puerta, con la intención de sacar a Carolina.

—¡Hey, ¿a dónde vas?! —pregunta Itzel.

—¿Dónde pusieron a Carolina?

—En el piso... Menos ocho —responde Wanda.

Salgo corriendo de la habitación y luego del piso, ignorando los llamados de mis amigas. Entro al ascensor y cierro las puertas antes de que Wanda pueda manipularlo para entrar; forzo la caja de titanio a bajar hasta el piso -8, para cuando abro las puertas a la fuerza, mi paciencia está colgando en un hilo.

Varios Agentes me ven y me reconocen como la hija de su jefe. Uno de ellos, Riley, me sonríe amistosamente.

—Riley, ¿dónde está...?

El rubio me señala con la cabeza el lugar en donde Carolina está. Camino con pasos decididos hacia la celda y la abro usando mi habilidad de control del metal. Una ráfaga fuerte de aire sale expulsada, y apenas me da tiempo para dar un paso a la derecha. 

—¡Hey! —gritan varios Agentes, acercándose, armados, y apuntando a una Carolina muy asustada tratando de escapar. En pocos segundos, es apuntada por más de doce agentes expertos en armas.

—Armas abajo, ahora —ordeno. Los Agentes dudan un poco.

—Obedezcan, Agentes —ordena Riley. 

Todos bajan las armas al unísono y se mantienen en sus posiciones de cuclillas.

—Mueves un dedo y te mato —le advierto a Carolina.

La castaña mantiene sus manos al frente y me ve con miedo. Levanto mis manos y comienzo a acercarme a ella. Siento el llamado extraño de su poder, y veo de reojo cómo mi cabello comienza a aclararse y mis ojos cambiar a un color más claro.