Capítulo 52. Steve.

1.2K 100 30
                                    

La primera vez que había renunciado a la Iniciativa Vengadores fue para alejar a Maya de su padre, quien en ese entonces quería asesinarla por lo que Ultrón había hecho con su ADN; la segunda vez que renuncié fue por decisión propia. No puedo estar en un grupo totalmente dividido y que está a favor de el Acta de Registro, ¿dónde está el respeto a los derechos civiles? Si decido no ser el primer héroe en registrarme, ¿qué me pasará? ¿El Presidente dará la orden a las armadas de seguirme y forzarme a registrarme, y de negarme, matarme?

El que Maya haya renunciado me hizo ver que todo esto está mal. Ella generalmente es un poco analítica, y el que haya decidido renunciar a la Iniciativa que su padre creó, a la Iniciativa que la rescató y ella iba a dirigir en unos años, solo me confirmó mis mayores temores: los Vengadores están en sus días finales.

No suelo ser un fatalista, pero estas divisiones estaban desde que Tony creó a Ultrón.

Este equipo está más allá de la salvación.

Mi única opción ahora es luchar contra las autoridades que me formaron como el Capitán América con tal de rescatar lo que queda de los héroes. No dejaré que crean que no hay esperanza. Y si tengo que regresar a mis raíces, dando palabras de apoyo a un pueblo desfallecido, lo haré.

Sin embargo, no negaré que me duele dejar al grupo de personas que me aceptaron tal y como soy.

—¿Te sientes bien? —me pregunta Maya cuando no aguanta más el silencio que hemos guardado desde que llegamos a casa hace tres horas.

¿Estoy bien? De salud y mente, sí. De emociones, no.

Levanto la vista de la sexta taza de café que me he tomado y veo a mi esposa sentarse frente a mí en la mesa. —¿Podrías explicarte? —le pido.

Me da una sonrisa triste y juega con su anillo de compromiso, haciéndolo girar alrededor del dedo. —Sí... Como que no puedo hacerlo.

Bajo la mirada de nuevo a la taza y suelto un suspiro largo. Comienzo a girarla entre mis manos abiertas, viendo el líquido oscuro moverse de derecha a izquierda y de regreso.

Nos quedamos en silencio hasta que decido levantarme y salir al balcón a tomar aire. La ciudad bajo mis pies sigue con su vida cotidiana, tal y como lo ha hecho desde siempre. Me pregunto si no tienen ese sentimiento de tristeza en su interior como yo lo tengo. Si no sienten que su vida está fragmentándose con demasiada rapidez y que en cualquier momento el vidrio explotará en miles de pedazos que cuando estaban unidos era la vida que se deseaba.

Regreso al interior después de que el tiempo pasara y recordara que mi esposa también está sufriendo. Acaba de renunciar a su nueva vida, y ahora se está enfrentando a algo más allá de ella.

Maya está sentada justo donde la dejé: en la silla frente la mía. Sus brazos están cruzados sobre la mesa y su cabeza está apoyada en ellos. Su espalda sube pausadamente y no sale ningún sonido de su parte.

Está dormida.

Con cuidado de no despertarla, la cargo en mis brazos hacia nuestra habitación y la acuesto sobre la cama. Sus facciones definidas están relajadas, exceptuando sus cejas gruesas, estas están ligeramente fruncidas; se ha dormido estando preocupada. En el camino a casa, pude verla llorar silenciosamente, y lo único que hice fue quedarme en silencio y mantener mi vista en la carretera y la mente en mi renuncia a los Vengadores. En este momento soy el peor esposo del mundo.

Me siento en la cama y suavizo la arruga en su entrecejo, pero esta persiste tercamente. Aparto los mechones de cabello en su cara y suspiro suavemente. No quiero que forme parte de esto. Pero sé que ella no me va a dejar solo y que no hay forma alguna en la que la pueda convencer para que se aleje de esto.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora