Fury Avenger (Trilogía completa)

Capítulo 18. Maya.

Despertar fue extraño. Fue como si un millón de cosas hubieran sucedido en mi ausencia, como si todo cambiara en cuestión de semanas. Haber despertado en una habitación desconocida y obviamente masculina fue lo que me aturdió más; a lo que yo sabía, había caído en coma estando en la Torre de los Vengadores, no en un apartamento desconocido.

Pero lo que más me sorprendió fue el haber visto a un chico idéntico a Steve Rogers entrar en el baño, donde me oculté.

Luego confirmé que era él.

Eso fue lo más extraño. Se veía distinto, cansado, asustado, preocupado y aliviado de verme despierta.

Sin embargo, papá no estaba conmigo.

Y Steve evitaba decirme el por qué de su ausencia, ¿qué acaso le sucedió algo malo y quieren mantenerme a salvo?

—No comprendo por qué no me quieres decir en dónde y cómo está papá —digo cuando salgo de la habitación después de darme un baño. Pepper me había comprado ropa casual y de mi talla, dejándola al lado de la ropa de Steve en el armario; así que me puse unos pantalones negros, blusa de manga larga gris claro y Converse negras.

—Él está bien. ¿Para qué quieres saber en dónde está? —Responde de mal humor.

—Bueno, tal vez porque él es mi padre y me preocupo por él —respondo.

Steve niega con la cabeza y camina hacia la cocina. —Está donde siempre ha estado —me dice finalmente.

—¿Y el resto? —Pregunto.

—Igual.

Comienza a sacar ingredientes de la alacena con rapidez y precisión. Observo cómo se mueve por la cocina, tratando de no tropezar conmigo estando en el medio, de pie como una tonta.

—¿Por qué no estás con ellos, entonces? —Le pregunto con curiosidad.

—Me tomé un tiempo —dice toscamente. Frunzo el ceño y lo veo encender la cocina.

—¿Renunciaste? —Pregunto.

Se tensa y mantiene su atención en su tarea. Evita verme.

—Renunciaste. ¿Por qué? ¿Por qué me trajiste y no me dejaste en la Torre con mi papá? ¿Por qué no me dices en dónde estoy? ¡Me has secuestrado! —En cada pregunta mi voz se levanta hasta terminar gritándole.

—No tengo ganas de hablar de eso. ¿Qué pasó en Rusia? Has regresado y estás muy distinta. Intentaste suicidarte —dice, molesto pero sin levantar la voz.

—No intenté suicidarme. Sabía en dónde me habían puesto esa cosa del control y necesitaba cortar el cable. Y, no tengo ganas de hablar de eso. Mucho menos contigo —espeto y me cruzo de brazos.

Él pone agua a calentar. Se ve gracioso, un soldado cocinando como ama de casa.

—Yo lo vi como atentado de suicidio —replica.

—No. Lo. Era.

—Caíste en coma por eso —acusa.

Tomo aire profundamente y veo alrededor. —Quiero regresar con papá. Me agradas, Rogers, pero no quiero estar aquí por más tiempo.

—Entonces te voy a enviar con Tony —dice con calma.

—¿Tony? Pero su casa en Malibú fue destruida...

—Él tiene casas en todo el mundo, Maya —me dice lentamente, como si fuera tonta.

—Entonces que me lleve a la Torre Stark.