Capítulo 26. Brynjar.

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El Bïfrost se cierra, dejándome de nuevo en Midgard. Haber regresado a Asgard no se me hizo la mejor decisión del mundo, en especial por los recuerdos con Naylee en el castillo.

Extraño a Naylee.

Camino directamente hacia el edificio subterráneo donde ella está. No la he visto en días, y estaría mintiendo si dijera que no estuve a punto de dejar todo abandonado por ella. Me gustaría decirle lo que pasó, tratar de solucionar todo, hacerle saber que nunca podría hacerle daño porque el amor sana en vez de lastimar.

Entro al edificio y desciendo hasta el nivel donde ella está. Golpeo la puerta dos veces para alertarla y abro la puerta con cuidado. Abro mi boca para hablarle, pero la voz no sale de mi interior.

Naylee no está.

Las garras del pánico hacen que jadee y me acerque a la cama, me fijo debajo de esta, pero no hay nada. La cama está ordenada y pareciera que nadie la ha usado en lo que parecen días.

Me siento decepcionado y confundido.

Escucho un clic detrás mío, me giro, alerta, apuntando a la persona con mi espada de Asgard.

—¿Nunca te enseñaron a no apuntar con un arma a una chica? —pregunta. 

Suspiro y bajo el brazo, guardando el arma.

—Creí que no estabas aquí —digo, aliviado por verla de nuevo.

—Este es mi último día aquí. Bruce encontró la forma de inmunizarme a las Gemas —dice y frunce el ceño—. ¿Qué haces aquí, Brynjar?

—Necesito hablar contigo —digo.

Suspira. —Sí, también necesito hablar contigo.

Eso no suena muy bien.

—Tú empieza —me dice y acomoda su cabello sobre su hombro.

—Perdón. Sé que lo que hice estuvo mal, y también sé que estás molesta conmigo, es solo que... —suspiro y paso una mano por mi cabello recientemente cortado—, no sabía qué hacer. Por favor no me odies.

Naylee me observa fijamente por unos largos y agonizantes minutos.

—¿Te cortaste el cabello? —pregunta. Frunzo el ceño.

—Sí, me habías dicho que me vería mejor si no fuera una copia exacta de Padre...

Asiente y me da una sonrisa suave. —Te ves mejor así.

—Gracias. ¿Todo bien? —pregunto, nervioso.

Asiente y camino hacia ella. La abrazo por la cintura y oculto mi cara en su cuello. Tarda un poco en reaccionar y devolverme el abrazo, pero lo hace; y siento que hay algo distinto en ella.

Como si hubiera cambiado.

Me aparto y me fijo bien en su rostro. Sus ojos son inexpresivos, su cabello es liso, hay un lunar en su frente que nunca ha tenido, y su cabello es gris pálido.

Suelto su cintura y la agarro con firmeza de los brazos.

—¿Dónde está ella? —gruño.

Parpadea y ladea la cabeza. —¿Quién?

—¡Naylee! ¿Dónde está? —repito y la sacudo un poco—. ¿Dónde está ella? ¿Y quién demonios eres?

—Ella está a salvo. Me pidieron que me quedara aquí por seguridad —responde. La agarro con más fuerza—. Ella está a salvo, Brynjar.

—¡¿Dónde está?! —le grito.

—¿Cómo sé que puedo confiar en ti?

Me detengo y me concentro en el rostro de esta instrusa. Definitivamente no es Naylee. Y sé que no es Raven, ella me lo habría dicho desde el principio, incluso se habría cambiado a su apariencia normal para demostrarme que es de confianza.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora