Capítulo 49. Steve.

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Al día siguiente del ataque en Connecticut, Nick envió agentes especiales a investigar lo sucedido. Clint, Nat, Sam y Bucky fueron los líderes de la misión. Le había preguntado a Nick por qué no me envió con ellos, y me dijo que necesitaba compartir más con mi esposa; no es que me queje, pero quería saber qué era lo que pasaba allá. Supongo que lo sabré en el informe de la misión.

—No tengo una buena sensación de esto —comenta Maya, tirando dagas a una diana.

La vuelvo a ver, dejando momentáneamente mi tarea de acomodar los sacos de arena. Siento un poco de sudor en mi espalda por el calor del verano y el trabajo que estoy haciendo.

—Bueno —digo—, en eso tienes razón, amor.

—¿Por qué no nos dejaron ir? —pregunta, tirando la última daga. Veo la diana y me sorprendo al ver que las diez dagas están amontonadas en el centro.

—Nick quiere que compartamos más antes de que algo malo llegue a pasar. 

Maya suspira y agarra el arco con quince flechas. —Es algo extraño, no tengo un buen presentimiento. Como si algo estuviera por pasar y... —tensa la cuerda y dispara una flecha como una profesional—, y como si nosotros llegáramos a pasar por un mal momento.

Dejo de acomodar los sacos de arena y me acerco a mi esposa. Pongo mis manos en su cintura y beso su mejilla. —Estaremos bien, amor.

Ella baja el arco y se gira hacia mí. —¿Ya terminaste de ordenar? —me pregunta.

Sonrío y me acerco más a sus labios. —¿Quieres que termine?

Arruga la nariz y hace su cabeza un poco hacia atrás. —Quiero que te duches, amor. Hueles mal.

—¿Y no me vas a dar un beso por eso? —le pregunto, arqueando una ceja.

—Eres demasiado cursi, Grant —dice y pone sus manos en mis pectorales. Sus labios tocan ligeramente los míos y retrocede antes de que pueda besarla bien.

—¿Cuando podemos mudarnos a Brooklyn? —le pregunto después de que haya dejado el arco y flechas en su lugar, ahora está sacando las dagas de la diana.

—En cuanto me asegure de que Skylar va a estar a salvo con Tony a cargo—-responde.

—¿Por qué tienes que ser tan buena? —le pregunto sin pensar.

Me ve sobre su hombro y arranca la última daga. —¿Qué, quieres que sea mala?

Sonrío ante la idea de una muy atractiva Maya siendo mala. Ahora que lo pienso, esa idea no me desagrada en lo más mínimo...

—Pervertido —dice y golpea mi hombro con el suyo al pasar a mi lado.

Me río y palmeo su trasero. —No sabes qué pensaba.

—No necesito saberlo. Siempre que piensas en algo que nos involucre desnudos y en la cama pones una mirada especial —responde y deja las dagas en su estuche.

—¿Qué clase de mirada? —le pregunto, encontrando divertida esta conversación.

Maya se gira hacia mí con una ceja arqueada. —No te lo diré.

Sonrío de costado y arqueo una ceja. —¿Segura que no lo harás?

—Sí. Segura —dice. Me acerco a ella y rodeo su cintura con mis brazos. Maya levanta su barbilla para verme a los ojos robándome automáticamente el aire y haciendo que mi corazón se acelere. Me da una sonrisa suave y pone sus manos en mis bíceps, luego los ve y muerde su labio inferior—. Por el amor a todos los libros, amo tus brazos...

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora