Capítulo 14. Naylee

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Mis labios cosquillean salvajemente en todo el camino de quince segundos al edificio de residencia de SHIELD. Incluso puedo jurar que estos van a explotar en cualquier momento.

Besar a Brynjar es tan bueno como conducir a la velocidad máxima. Sientes la adrenalina correr por tus venas, y aunque sepas que eso te puede hacer daño, te metes de lleno en sentir cómo la velocidad y la emoción te llenan por completo. Para al final quedar con una sensación de satisfacción y de una emoción fuerte que te pide hacerlo de nuevo. Así se siente besar a Brynjar: una vez lo haces, no puedes detenerte.

Es una pena que yo me haya detenido. Pero era o detenerme o arrancarle la camisa, y aunque el segundo piso no es el más transitado del lugar, sí pasan personas (de vez en cuando) para vigilar que los agentes no estén teniendo sexo como conejos.

Además de que no me sentía muy pasional estando toda sudada por las pruebas de hoy.

Llego al piso y lo primero que hago es irme a mi habitación para darme una merecida ducha rápida. En cinco minutos, estoy fuera y poniéndome ropa cómoda para el resto del día.

Escucho la voz de mamá y papá en la sala de estar, además de la voz suave y musical de Silver. Camino tranquilamente por el pasillo, mis pies descalzos tocan la cerámica blanca, y acomodo mi blusa de hombros sueltos y holgados mientras entro a la sala de estar.

—Oigan, ¿qué tal si pedimos pizza y hacemos un maratón de Masacre en Texas? —pregunto.

—Eh, Nay... —llama papá, un poco incómodo.

Levanto la mirada para ver a papá con curiosidad, pero mis ojos se mueven de forma automática al hombre de unos veinticinco o veintitantos años sentado en mi dirección. Lo primero que noto es que es muy atractivo.

—¿Quién mierdas es él? —pregunto. ¿Y porque está tan bueno? es otra pregunta que quiero hacer, pero no la haré por cuestiones de padres.

El desconocido me da una sonrisa perfecta —con un hoyuelo incluido. —¿No me reconoces?

Su voz me es familiar. Es tan familiar que abro la boca y lo veo sin comprender.

—¿Silver? —pregunto. Asiente y se pone de pie—. ¿Cuándo te pusiste tan bueno?

—Naylee —se queja mamá.

—Esta es mi... forma natural —dice con una sonrisa suave y tímida.

Arqueo una ceja. —¿Los habitantes de Zenn-La suelen ser así de atractivos o solo eres tú?

—Vamos a dejarlos a solas —dice papá y agarra a mamá de la mano antes de llevarla a su habitación.

—No lo sé —dice y frunce el ceño mientras ve sus manos grandes y antebrazos marcados. Wow—. Hace mucho que no veía mi... físico.

—Lo que no comprendo es porqué usabas tu físico plateado en vez de usar este. Las chicas se hubieran postrado ante ti —señalo.

Me acerco a mi amigo, sintiendo la necesidad de tocar su piel bronceada.

—No lo sé, Naylee —dice y levanta la mirada, sus ojos son de un azul que no es completamente azul... Parece ser una combinación entre azul, gris y verde; pero igualmente se ve muy bien—. Creo que me acostumbré a ser un monstruo.

Lo veo de pies a cabeza. Está vestido como un hombre normal, atractivo y juvenil. Pantalón negro, camisa blanca de manga corta, botas de combate; su cabello es negro y está ligeramente despeinado, sus cejas son negras y tupidas, su mandíbula es firme y sus ojos son gentiles. No diré que así es como me había imaginado a Silver porque no tengo una imaginación tan vívida como para pensar en este tipo de hombre, pero su físico es bastante... imponente. A eso le sumo el que sus brazos son bastante musculosos, como los de... Uhm... Como los de Thor.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora