Fury Avenger (Trilogía completa)

Capítulo 59. Maya.

El dolor de perder personas amadas ya me es familiar. La primera persona amada que perdí fue a mi padre, lo perdí por culpa de SHIELD; la segunda persona amada que perdí fue mi madre, la perdí por culpa de Hydra; la tercera persona amada que perdí fue a Pietro, lo perdí por culpa de SHIELD; y la cuarta persona amada que perdí, la persona que más he amado, la perdí por culpa de Hydra. Todo lo que me importa lo he perdido. Todo, excepto una cosa.

Tengo un hijo de Steve en mi vientre. Y protegeré a ese bebé con todo lo que soy y tengo.

La amargura de haber perdido a mi esposo hace veinticuatro horas es algo insoportable. La pérdida es algo que puede destruirte desde lo más profundo de tu ser, hasta llegar al punto en el que deseas morir para no sufrir más y estar con las personas que amas.

Quisiera estar con mamá y Steve.

Pero mi esposo me pidió, mientras agonizaba, que cuidara a nuestro hijo.

Y lo haré, por más dolorosa que haya sido la partida tan violenta de mi esposo.

—Maya —me llama una voz femenina, suave y delicada—. Ya es hora —me dice.

Parpadeo, siendo consciente del lugar en donde el auto se ha detenido. El cementerio de Brooklyn. Lugar donde Steve descansará, simbólicamente, en paz.

Aún no puedo creerme que hace unas semanas estaba casada con Steve Rogers y ahora soy viuda de Steve Rogers. Pensaba que ese día llegaría, pero nunca que llegaría un mes y medio después de habernos casado.

Me bajo lentamente del auto, un poco aturdida. Me siento débil, cansada, rota, desolada y a punto de caerme al suelo de no ser porque Sam Wilson me sostiene gentilmente. Me sorprende que él sea capaz de darme apoyo estando tan triste.

Busco a Bucky con la mirada, encontrándolo en un estado muy similar al mío, solo que él sí se sostiene bien en pie. Tiene sus ojos rojos de tanto llorar, su expresión es vacía, triste, como si fuese un muerto en vida. Natasha no está muy lejana a verse como una muerta, su cara está inflamada por las lágrimas, y se ve devastada. Sam Wilson está igual de conmocionado.

Todos vestimos de negro. El día es oscuro, lleno de nubes rebosantes de agua a punto de ser derramada en lluvia pesada.

El ataúd café oscuro está cerrado, cubierto por una bandera de Estados Unidos. El Pastor que se encargará de la despedida habla sombríamente con Nick.

—Aquí —me dice Itzel, ayudándome a sentarme en una silla frente al ataúd cerrado de mi esposo. Observo a la nada, parpadeando pesadamente, siendo presa de la manipulación mental que Wanda aplicó en mí para apaciguar mi ira y depresión.

Los hombros caen y mi mano derecha (ahora limpia y completamente sana después de haber cicatrizado) es agarrada por la mano de Itzel, quien a estado pendiente de mi estado.
Unas manos cálidas se ponen sobre mis hombros, y veo sobre mi hombro que son las manos de Thor Odinson.

Todos están aquí. Ava Ayala, Danny Rand, Sam Alexander, Luke Cage, Peter Parker, Wanda Maximoff, Visión, Natasha Romanoff, James Buchanan Barnes, Sam Wilson, Clint Barton, Bruce Banner. Incluso han llegado los 4 Fantásticos, quienes se han mantenido un poco alejados ya que ayer, al ver a Johnny Storm, tuve un ataque, su parecido a mi esposo es alarmante, y me duele el que mi esposo no esté aquí conmigo. Nick, Maria Hill y Anthony Stark también están aquí, más alejados de mi que Johnny. Siento que odio a mi padre y a Tony, por lo que no es bueno que estén cerca de mí en estos momentos. Lo mejor sería si ellos se mantienen lejos de por vida.

—Buenos días, hermanos. Estamos aquí reunidos para despedir a Steven Grant Rogers, conocido como el Capitán América. Un hombre digno de admirar por su valentía y dedicación a salvar al mundo, mostrando su luz en la oscuridad, tal y como el Señor lo ha ordenado... —comienza el Pastor.