Capítulo 8. Nick.

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¿Cómo puede estarme pasando esto? ¿Cómo es posible que mi hija haya sido arrebatada de mi vida de nuevo? Es como si me estuvieran regresando a cuando Jannet decidió que era mejor que nuestra hija no estuviera relacionada con mi mundo secreto. Así que se la llevó a otro lugar, se desaparecieron cuando mi hija cumplió ocho años. Jannet hizo muy bien el trabajo, porque fui capaz de ubicarlas hasta que Maya tuvo catorce años.

Natasha me odió por permitir que la niña se fuera por tanto tiempo.

Jannet se las arreglaba para enviarme vídeos de nuestra hija conforme iba creciendo, burlando mi seguridad y dejándolos en mi servidor sin dejar un solo rastro. Fue hasta después de la muerte de Coulson que me enteré que no era Jannet la que dejaba los vídeos, era Maya; y la manera que lograba burlar mi seguridad era porque Hill y Coulson borraban los rastros mientras ella se encargaba de hacer el "depósito".

Hill se había confesado, alegando que no se arrepiente de haber hecho eso. Y yo no me molesté. Gracias a la intromisión de Maya, pude ver cómo le estaba yendo en su crecimiento.

Conservo esos vídeos en un lugar que nadie –ni siquiera Ultrón–  puede invadir. Sus vídeos desde bebé hasta el último que me envió antes de su graduación, imágenes de ella comiendo por primera vez hasta ella en su primer día de Universidad. Correos electrónicos en los que me pedía mi opinión sobre algún reporte, preguntándome sobre cuál artista debería investigar para la clase de música.

Ahora eso es todo lo que tengo de ella.

Cuando había visto a una mujer acostada en la camilla del laboratorio de Banner, nunca me imaginé que fuera mi hija. Aún no lograba asimilarlo cuando la secuestraron solo porque no fui lo suficientemente valiente para mantenerla a raya y controlar los ataques de Ultrón. La envié lejos, y ahora nunca regresará.

Perdí a los amores de mi vida en menos de dos años.

Todo por mí culpa.

Por mi culpa mataron a Jannet frente a nuestra hija. Por mi culpa mi hija quedó traumada. Por mi culpa Ultrón la está torturando. Por mi culpa han pasado más cosas malas que buenas.

—Señor —dice Hill en el marco de la puerta de mi oficina—, hay algo que me gustaría que viera usted y Los Vengadores.

—¿Es importante? —Pregunto bruscamente.

—Es vital.

La sigo fuera de la oficina hasta la sala de reuniones. Bruce, Natasha, Steve, Barton, Tony y Sam (quien está aquí más por ser el amigo de Steve y agente que por ser un Vengador) rodean la mesa ovalada en el medio de la sala. Me siento en un extremo y me cruzo de brazos, sin querer estar cerca de Hill, Natasha o Steve. Todos ellos me recuerdan a Maya. Hill por ser la última persona que la vio con vida, Natasha por estar con ella en sus últimos dos años, y Steve por estar con ella más que yo en sus últimas horas.

—¿Qué está pasando? —Gruñe Tony de mal humor y con ojos rojos. Probablemente tiene una buena resaca por beber como un loco ayer.

—Hace falta Thor. —Dice Hill, de frente a nosotros—. Dentro de poco vendrá y...

Un trueno suena con fuerza en el frente del edificio. Al minuto, el dios del rayo está entrando furiosamente. —¿Qué rayos está pasando? ¿Creen que pueden llamarme cada que quieran? ¡Soy el Príncipe de Asgard! ¡No puedo abandonar mi hogar cada vez que lo desees! —Me grita el rubio, bastante molesto.

—¡Thor! ¡Nick no fue quien te llamó! —Le grita Hill, molesta—. Fui yo. Así que siéntate si no quieres que una bala atraviese ese ceño en tu cara.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora