La decisión de besar por primera vez es la más crucial en cualquier historia de amor. Cambia la relación de dos personas de manera mucho más fuerte que incluso el abandono final, porque este beso ya tiene en su interior esa entrega.
Era 31 de agosto de 1994, al día siguiente Isabella al fin iría a Hogwarts.
Ya había anochecido, todo el día estuvo en la Mansión Malfoy junto a su mejor amigo, quien había crecido mucho igual que ella. Narcissa ya no lo peinaba, así que ya no tenía tanta gel en su cabello como años atrás. Lo que lo hacia verse «más lindo» según Isabella. Que siempre ha pensado que Draco con ese cabello rubio y esa sonrisa se veía como un ángel.Ambos estaban acostados a la orilla de una pequeña laguna que había en la mansión, mirando las estrellas.
— Me alegra que al fin estudiemos juntos —le dijo Draco.
— A mi también, te necesitaba tanto en clases. Los chicos de Durmstrang eran tan insoportables —se quejaba Isabella.
— En Hogwarts también hay chicos insoportables pero al estar yo todo cambia —dijo Draco con una radiante sonrisa.
— Eres tan narcisista —reía Isabella.
— Y aún así soy tu mejor amigo —le dijo Draco en tono presumido.
— Siempre serás mi mejor amigo —dijo Isabella.
— Tú siempre serás mi mejor amiga... ¡Mira una estrella fugaz! —dijo Draco señalando al cielo.
— Pide un deseo, Draco —le dice Isabella.
— Eso hacen los muggles —se quejó Draco.
— ¿Y qué? Tal vez se cumple y te estarías perdiendo la oportunidad de que un deseo tuyo se cumpla —dijo Isabella.
Draco bufó y solamente iba a aceptar porque Isabella se lo pedía, además había algo que iba a desear siempre.
— Está bien —cedió Draco.
Juntos observaron pasar brillando por el cielo a la estrella fugaz mientras pedían sus respectivos deseos que se revelarían años después.
— ¿Qué pediste? —preguntó Isabella.
— Es un secreto, tal vez algún día te lo diga —le contestó Draco.
— Bueno, entonces yo tampoco te cuento lo que pedí —le dijo Isabella empezando a levantarse.
Pero Draco fue más rápido y se puso encima de ella, junto las manos de Isabella para levantarlas encima de la cabeza de ella. Isabella estaba desconcertada pero al cabo de unos segundos supo lo que pasaría. Draco con la otra mano que le quedaba libre comenzaba a hacerle cosquillas.
— Dime, Isa. Si no me lo dices, no te suelto —advertía Draco.
— ¡Draco! ¡Draco, basta! —le decía Isabella mientras reía.
— No grites, si tu padre te escucha me asesinará —le dijo Draco sin dejar de hacerle cosquillas.
— ¿Cómo... quieres... que no... grite si... no dejas... de... hacerme... cosquillas? —habló Isabella entrecortadamente mientras reía.
Draco debía hacer algo para que Isabella dejara de gritar, así que inclinó su rostro hacia Isabella para besarla con suavidad. Ella le correspondía, cerrando los ojos y dejándose llevar. Sintió que algo estallaba en su pecho, un extraño hormigueo recorría todo su cuerpo. Los labios de Draco acariciaron los suyos, con lentitud y ternura, mientras se perdían en el momento.
¿Alguna vez te has perdido en un beso? me refiero a una pura embriaguez psicodélica. No sólo la caricia lujuriosa, sino la metamorfosis trascendental de cuando te das cuenta de que la grandeza de este ser estaba respirando en ti. Lamiendo los lados y las esquinas de tu boca, como sellando mil sobres carnosos llenos de tu esencia apasionada y luego abiertos por la misma boca y devueltos a ti, una y otra vez… el primer beso del resto de tu vida.
Un beso robado dice más que mil palabras. Quienes han amado de verdad reconocen perfectamente el significado de esta frase.
Ese era el primer beso de ambos y sin duda lo disfrutaron, hasta que se vieron interrumpidos por Tinkles, el nuevo elfo doméstico de la familia Malfoy. Cuando se dieron cuenta de que se había aparecido ante ellos, los jóvenes se separon rápidamente.
— Amo, Tinkles quería avisarle que sus padres lo llaman. Ya está lista la cena —dijo Tinkles con su voz gruesa.
— Que oportuno —espetó Draco irritado rodando los ojos— Ya vamos, desaparece de mi vista.
— Con su permiso joven amo y... ama —dijo Tinkles antes de desaparecer.
— Creo que no le caigo bien —dijo Isabella notando una rara actitud en el elfo cuando la llamaba ama.
— ¿Te importa? —le dijo Draco.
— No, pero extraño a Dobby. Era más tierno —le dijo Isabella.
Isabella se llevaba bien con Dobby, incluso lo ayudaba en sus tareas domésticas y no le gustaba como lo trataba su padrino. Pero no le decía nada porque se sentía muy niña para entender sus ideales.
— En Hogwarts conocerás al responsable de que ya no sea nuestro sirviente y podrás reclamarle —le dijo Draco.
Lo que la hizo pensar en todas las nuevas personas que conocería ahí, se preguntaba si seria raro ser la hija de uno de los profesores o si la tratarían como la trataron en Durmstrang. Todo iba a ser nuevo y diferente para ella, no sabía todo lo que le esperaba vivir ahí.
Tanto Draco como Isabella no hablaron respecto al beso después. Isabella no sabía que decirle, puede que preguntar la razón por la que lo hizo o si solo fue un juego. Ella estaba confundida y quería respuestas pero Draco se las daría cuando este listo porque aún no sabe lo que siente o más bien no quiere aceptarlo. Tenia miedo de enfrentarse a ese fuerte sentimiento.
Draco Malfoy tenia miedo de enamorarse, sin saber que ya lo estaba desde hace mucho tiempo.
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Siempre estaré contigo • Draco Malfoy
Fanfiction❝Te juro que te amaré por siempre❞ Los mejores amores empiezan como mejores amigos y ellos siempre han estado destinados a amarse. Pero aunque no quieran aceptar lo que sienten, no podrán cerrar su corazón a lo que no quieren sentir por mucho tiempo...