❝Te juro que te amaré por siempre❞
Los mejores amores empiezan como mejores amigos y ellos siempre han estado destinados a amarse. Pero aunque no quieran aceptar lo que sienten, no podrán cerrar su corazón a lo que no quieren sentir por mucho tiempo...
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Al día siguiente, temprano por la mañana. Isabella estaba sola caminando por el castillo, se la había pasado leyendo mucho libros de la biblioteca y algunos que había comprado por correo, para que alguno le ayudara a descifrar como reparar el armario evanescente. Ya no podía más con ver a Draco tan desesperado, tenían que reparar ese armario lo más pronto posible y terminar con esta situación que los tiene tan angustiados.
Cuando Isabella caminaba cerca del ala del hospital, sin imaginarse lo que había pasado. Vio a Hermione acercándose, estaba pálida como la cera, muy preocupada.
— ¡Isa!
— ¿Estás bien, Her?
— Ron está en la enfermería —murmuró Hermione.
— ¿Qué le pasó? —preguntó Isabella.
— No lo sé, Ginny me ha dejado un recado con Neville diciéndome solamente que Ron estaba en la enfermería desde anoche porque le había sucedido algo grave —contaba Hermione, afligida.
— ¿Grave? —susurró Isabella con preocupación.
— Sí, ahora estoy yendo a verlo —asintió Hermione.
— Vamos, te acompaño —le dice Isabella.
Se apresuraron a ir juntas hacía la enfermería, Isabella no sabía lo que se enteraría ahí pero estaba más preocupada deseando que su pelirrojo amigo estuviera bien, como para detenerse a analizar que podría estar relacionado con el aguamiel envenenada.
Pero Hermione, tratando de calmarse. Iba a aprovechar de hacerle con cuidado algunas preguntas a Isabella. Esperando que pudiera confiarle la verdad de lo que estaba pasando.
— Isa... ¿Draco y tú han estado saliendo del castillo? —preguntó Hermione.
— No... no se pude salir del castillo —le dijo Isabella— ¿Por qué piensas eso?
— Es que Harry...
— ¿Ha seguido espiándonos? ¿Qué le sucede? Harry está obsesionado.
— Harry está preocupado, piensa que algo pasa —murmuraba Hermione.
— Entonces que deje de pensar —soltó Isabella bruscamente.
Al llegar a la enfermería, la señora Pomfrey seguía revisando que Ron estuviera bien. Ahí se encontraba Ginny, quien saludó tanto Hermione como Isabella. Pero también estaba Harry, que se limitó a mirar a Isabella de manera inquisitiva y con un poco de desconfianza.
Isabella lo ignoro totalmente, para luego sentarse junto a Hermione en dos sillas que pusieron alrededor de la camilla de Ron.
— ¿Qué le pasó? —preguntó Hermione con hilo de voz.
