❝Te juro que te amaré por siempre❞
Solo juntos podrán desentrañar el misterio de sus corazones para descubrir si lo que sienten mutuamente es realmente verdadero y poderoso.
Además...
Quien logra descifrar las señales del destino tiene en sus man...
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El mundo muggle también estaba diferente, por las calles sucedían cosas que evidentemente eran hechas por mortífagos pero el Ministro muggle tenía que arreglarse para encontrar otras explicaciones.
Caminaron por unas calles solitarias y apestosas, hasta que encontraron a la persona que sería su víctima.
Era un joven indigente, parecía tener tan solo unos cuantos años más que Isabella. La razón por la que había acabado viviendo en la indigencia la ignoraban pero Bellatrix ya había sacado su varita, no le permitió ni que se diera cuenta de la presencia de las brujas.
— ¡Crucio!
El indigente emitió un grito de dolor mientras se caía al suelo retorciéndose. Bellatrix reía a carcajadas lo que hacía que sus dientes podridos salten a la vista, era verdaderamente una desagradable sonrisa. Luego Bellatrix lo soltó pero el indigente seguía chillando de dolor.
— Es tu turno, querida —dijo Bellatrix.
Isabella levantó la varita, tenia que hacerlo y no había vuelta atrás.
— ¡Crucio!
El joven indigente emitió un chillido pero no tan fuerte como había gritado cuando fue Bellatrix la que lo había lanzado.
— Tienes que desear de verdad causar dolor, disfrutar de ello. ¡Tienes que sentirlo, querida! —le dijo Bellatrix.
Isabella miraba fijamente al indigente quería hacerlo, pero algo en su interior se lo impedía. Era una lucha interna entre dos facetas de si misma.
— ¡Cruc...!
Pero no pudo terminar ya que escucharon unas bocinas a lo lejos, era evidente que la seguridad en la ciudad se había reforzado.