❝Te juro que te amaré por siempre❞
Los mejores amores empiezan como mejores amigos y ellos siempre han estado destinados a amarse. Pero aunque no quieran aceptar lo que sienten, no podrán cerrar su corazón a lo que no quieren sentir por mucho tiempo...
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El jueves había llegado. Isabella caminaba por el castillo aún admirando lo lindo que éste era, llevaba un libro en sus manos y entonces al estar distraída chocó con un chico.
— Lo siento —dijo aquel alumno.
— No, yo lo siento. Venía distraída —dijo Isabella.
— Eres Isabella, la hija del profesor Snape —dice el chico.
El chico tenía cabello negro y largo, por el uniforme se ve que pertenece a la casa de Ravenclaw.
— Sí, soy yo —dijo Isabella.
— Yo soy Michael Corner —se presentó— Escuché como ayudaste a Neville Longbottom en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.
— ¿Ya todos los saben? —pregunta Isabella.
— Es Hogwarts, siempre aquí todo se sabe —sonrió Michael.
— El profesor Moody está loco, mi padre enseñaría mejor esa clase —dice Isabella empezando a caminar.
— La verdad es que sí, tu padre es un gran profesor —dijo Michael caminando junto a ella.
— Eres el primero que me dice algo bueno sobre mi padre —confiesa Isabella.
— Debe ser difícil ser su hija —dice Michael.
— En realidad no lo es —le dice Isabella.
— A principio todos los alumnos pensamos que eras como él —confiesa Michael.
— ¿Y cómo es mi padre según ustedes? Cruel. amargado, da miedo. ¿Algo más que añadir? —inquirió Isabella.
— Sí da un poco de miedo —dice Michael.
— Yo sí soy como mi padre pero él no es como ustedes lo conocen —le dice Isabella.
— Te creo. Eres su hija, la que lo conoce mejor. ¿Qué leías? —le preguntó Isabella.
— Un libro de Pociones —dice Isabella.
Ambos se sentaron en una banca en el patio de la escuela. Sin darse cuenta de las miradas que atraían, a veces lo alumnos de Hogwarts podían ser muy chismosos.
— Pero tú ya debes ser una experta en ese tema —le dice Michael.
— Siempre hay algo nuevo que aprender —le dice Isabella.
— A mi también me gusta mucho esa clase, tal vez podrías enseñarme —dijo Michael.
— Para enseñar está mi padre, ¿no creés? —ríe Isabella.
— Tienes razón. Bueno... Los fines de semana dan permiso de ir a Hogsmade y...
