Capítulo 83 • Me convertiré en asesino

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Isabella le había estado leyendo un libro a Draco mientras estaban recostados en el sofá de la habitación de Draco. No es que le interese mucho el libro, pero le encantaba oír la voz de su novia.

Al terminar el libro, Draco recordó que se acercaba el primero de septiembre. Lo cual no lo ponía feliz, al contrario. Lo irritaba.

— Cada vez está más cerca el regreso a clases —mencionó Draco, había molestia en el tono de su voz.

— Ya no quisiera volver —confesó Isabella.

— Pero mi padrino al fin será maestro de Defensa Contra las Artes Oscuras —le dijo Draco.

— Eso es lo único bueno —dijo Isabella.

— Aunque, tal vez después de lo que yo haga... Ya no volvamos —dijo Draco.

— Tal vez sea bueno no volver a ese colegio después de lo que pasará —le dijo Isabella.

— Es verdad. Pero, ¿qué les diremos a nuestros amigos para justificarnos si hacen preguntas sobre nuestro comportamiento? —preguntó Draco.

— Es muy probable que Pansy y Blaise estén de acuerdo con lo que haremos —dijo Isabella.

— Ellos sí, pero ya sabes a quienes me refiero —le dijo Draco.

— Trataré de disimular y alejarlos poco a poco —dijo Isabella con tristeza.

— ¿Incluso a Hermione? Es tu mejor amiga —mencionaba Draco.

— Incluso a ella —murmuró Isabella.

— Debo admitir que ella es muy inteligente y sabrá que algo pasa —le dijo Draco.

— Aunque lo haga no hay forma que descubra la misión hasta que suceda —le dijo Isabella.

— Perderás a tu mejor amiga —le recordó Draco.

— Lo sé, pero está más segura lejos de mi —dijo Isabella mirando al suelo.

— También está Ron, aunque no es muy inteligente —bromeó Draco.

— Claro que es inteligente, además es muy desconfiado. Seguro será Ron el primero en pensar lo peor de nosotros —comentó Isabella.

— Bueno, igual Ron no me preocupa. Y por fortuna, Fred y George no estarán en el colegio —dijo Draco.

— Cuando vayamos al callejón Diagon iré a visitar Sortilegios Weasley —le avisó Isabella— Se lo prometimos a los gemelos...

— Yo no prometí nada. Aunque me habría gustado visitar su tienda, solo que ahora no puedo. De hecho es muy peligroso que tú vayas, Isa —le dijo Draco.

— Lo sé pero seré muy cuidadosa. Además, pueden tener algo que nos sirva —dijo Isabella.

— Si te preguntan por mi les dices que otro día visitaré su tienda... aunque quizás nunca lo haga —dijo Draco bajando la mirada.

— Lo harás, ya lo verás —le dijo Isabella.

Sin embargo, Draco no estaba muy seguro. Definitivamente sus vidas habían cambiado por completo ahora. Ya no sabían lo que vendría. Asi que prefirió cambiar de tema.

— ¿Y que hay de Potter? —preguntó Draco.

— Seguro también sospechará algo —respondió Isabella.

— ¡Potter es el culpable de todo! Si no fuera por él, mi padre no hubiera fallado en su misión y no habría ido a prisión —soltó Draco.

— Tal vez tengas razón —murmuró Isabella.

Aunque ninguno de los dos realmente lo veía así, solo era su resentimiento hablando. Su resentimiento hacía Voldemort. Su resentimiento por haber sido casi obligados a tomar la Marca Tenebrosa. Ya que era verdad, habían aceptado ser mortifagos pero porque no tenían opción. Las vidas de sus padres estaban en riesgo.

— Preciosa...

— ¿Si, amor?

— ¿Me amas? —preguntó Draco.

— ¿Por qué preguntas eso? —le pregunta Isabella, mirándolo confundida— Claro que te amo, Draco.

— Me convertiré en asesino —mencionó Draco.

— Yo no voy a dejar de amarte por eso —dijo Isabella con firmeza.

— ¿Me amas por quien soy y me amarás por quien voy a ser? —decía Draco.

— Siempre te amaré porque yo sé quien eres, Draco —le dijo Isabella.

Draco había sonreído al escucharla, mientras la miraba a los ojos y ponía uno de sus mechones detrás de su oreja con delicadeza. Isabella se sintió feliz de haberle sacado una sonrisa.

— Siempre has sido la única que me conoce de verdad —le dijo Draco.

Draco se acercó más su rostro para besarla, se sentía muy afortunado por tener su apoyo en estos momentos.
Sus labios eran dulces, quería besarla por siempre. Para olvidarse de todo lo que estaban pasando, por lo que el beso se había intensificado y Draco había metido la mano debajo de la blusa de Isabella.

— Tu madre y tu tía pueden llegar en cualquier momento —le dijo Isabella.

— Van a tardar, será el tiempo suficiente —dijo Draco.

— Es que es tu casa, la casa de tus padres —murmuró Isabella.

— También lo hicimos en tu casa —le recordó Draco.

— Es diferente —decía Isabella.

Sin embargo, Isabella no alejaba a Draco. Le incómodaba hacerlo en la casa de sus padrinos pero sí, quería hacerlo. Sin apartarlo dejó que Draco comenzará a besarle su cuello.

— Vamos, te necesito —le dijo Draco.

— Podríamos esperar a llegar al colegio —proponía Isabella.

— No puedo esperar —dijo Draco.

Draco había levantado su blusa para dejar suaves y ardientes besos en el vientre de Isabella. La sensación de los labios de Draco contra su piel le robó un pequeño gemido, no quería detenerlo.

— Solo hagámoslo para olvidarnos de todo —le decía Draco.

— Eres difícil de resistir Draco Malfoy —le dijo Isabella.

Entonces Isabella lo acercó más a ella para besarlo, sus labios se movían en sincronía. Sus respiraciones se aceleraron. Draco no paraba de besarla ni un segundo mientras la cargaba y la llevaba hacía su cama.

No es que fuera la primera vez que lo hacían en la cama de Draco pero siempre que estuvieran en la casa de sus padres o incluso en la casa de la madre de Isabella, podían ser atrapados. Pero también de eso se trata ser joven, no podían esperar que siendo pareja y quedándose solos no se entregarían a sus más íntimos deseos.

Olvidándose del mundo se entregaron. Olvidándose que eran demasiado jóvenes para enfrentar lo que venía.

Siempre estaré contigo • Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora