Capítulo 136 • Jamás podría odiarte

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Cuando Isabella salió del pensadero, se tambaleó y casi cae al suelo, de no ser porque su madrina la sostuvo.

— Mi niña...

Isabella seguía sollozando, recordaba las múltiples pesadillas en las que veía a su madre muerta y ahora, realmente ha visto como había sido asesinaba.

— Te llevaré a tu habitación, será mejor que te recuestes —le dijo Narcissa.

Narcissa la rodeaba con un brazo y le palmeaba para tratar de consolarla, mientras con la otra mano sostenía con fuerza la mano de Isabella.

Cuando llegaron a la habitación, juntas se sentaron en la cama de Isabella. Ella no dejaba de llorar pero todavía no decía ni una palabra. Narcissa esperaba que su ahijada le dijera algo, que le gritara y que le dijera que la odiaba. Pero eso no sucedió.

— ¿Por qué no me dijiste antes, Cissy? —preguntó Isabella.

— Temía que me odiaras. Eres como una hija para mi, mi niña —dijo Narcissa.

— Jamás podría odiarte —dijo Isabella.

Narcissa sonrió, se sentía más liberada por haber dicho la verdad después de tantos años y lo mejor era que su ahijada no la odiaba.

— ¿Estarás bien? —preguntó Narcissa.

— Sí, estaré bien —asentía Isabella.

Cuando Narcissa se levantaba, le besó dulcemente en la frente y peinó un poco su cabello. Después se dirigía a la puerta y antes de que la abriera escuchó la voz de Isabella que le decía:

— Tú eres como una madre para mi, Cissy.

Narcissa le sonrió desde la puerta, le alegraba saber que nada había cambiado después de su confesión.

Al abrir la puerta, Draco que había estado a punto de tocar se encontraba afuera. Desde donde estaba vio que Isabella lloraba y no sabía por qué.

— Isa te necesita, Draco —le dijo Narcissa.

— ¿Qué sucedió? —preguntó Draco.

— Ella te lo dirá —repuso Narcissa.

Isabella los miraba, aún seguía con lágrimas en los ojos. Draco había entrado a la habitación y Narcissa cerraba la puerta detrás de ella, dejándolos solos.

Isabella al ver a Draco acercarse, se levantó y se abalanzó hacía sus brazos, mientras lloraba en su hombro.

— No me sueltes nunca.

— Nunca voy a soltarte.

— Draco...

— ¿Qué sucedió, preciosa? ¿Por qué lloras? —preguntó Draco, preocupado.

Siempre estaré contigo • Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora